Yo, él y Raquel
Cada año llega a las pantallas alguna película diferente al resto que levanta una sorprendente ovación y cautiva a los espectadores y a aquellos más estrictos, la crítica. Este tipo de película puede pasar desapercibida y ser recuperada a los años, puede no ser aceptada en ningún festival o, simplemente, puede acabar siendo desechada por los dimes y diretes de las distribuidoras que únicamente buscan el dinero sin ninguna pretensión emotiva o sentimental. En este caso no ha pasado nada de esto, pues la obra diferente fue estrenada en Sundance y, no solamente eso, si no que acabó ganando el premio a la Mejor Película y el Premio del Público (el que muchos consideran el premio gordo). Quién iba a pensar que Alfonso Gomez-Rejon, codirector de Glee y American Horror Story, iba a crear un trabajo tan especial que te llega hasta el más fondo del corazón y no te permite escapar. Posee un estilo muy de Sundance, un espíritu indie y colorido, que en muchas escenas recuerda al mejor cine de Wes Anderson con esos característicos planos fijos, comedia rozando lo negro y movimientos de cámara. Pues sí, este año Me & Earl & the Dying Girl (me niego a llamarla por la traducción española) es esa película, esa que podría perpetuarse como un clásico en el futuro y que será recordada como una de las mejores películas del 2015. Porque no tiene nada que se pueda olvidar, todo queda grabado en la conciencia y deja un sabor de boca triste y, a la vez, agradable.
Greg es un chico peculiar, con poca simpatía por la gente y muy individualista. Su único amigo es Earl, con el que realiza parodias de algunos clásicos de cine. Sin embargo, su vida cambiará cuando su madre le obliga a entablar una relación estrecha con Raquel, una compañera de clase a la que se le acaba de diagnosticar leucemia. La relación entre Raquel y Greg no puede empezar de manera más brusca, confesando él mismo que ha sido su madre quien le obliga, que le permita estar con ella un par de días para que deje de incordiarle. En estos días, gracias al ingenio del guion y de las conversaciones, ambos entablarán una relación por encima de la amistad, basada en la comicidad que no puede evitar Greg. Cabe destacar que Greg es totalmente antisocial, por tanto la relación no será algo común como podría pensarse de una persona que se ve obligada a relacionarse con una enferma de cáncer, sin embargo es lo que ambos necesitaban. Una serie de situaciones que darán pie a un final avanzado, el cual para nada destruye la tensión por conocer más de sus vidas, porque la vida es más dura que conocer cómo se va a acabar, más dura que la peor de las situaciones.
El uso de la metáfora está presente en prácticamente todas las escenas. Se podrían enumerar decenas, sin embargo hay una serie de situaciones que envuelven la poesía visual desprendida, y es el uso de las parodias cinéfilas. Escogidas según el momento de la película, ninguna se encuentra al azar, desde la imagen de “La naranja mecánica” con esos calcetines hasta la escena de Greg hablando con su madre con un póster de una película mítica: “Los 400 golpes”, ese momento que te muestra que, al igual que al protagonista de la película de Truffaut, una nueva vida se abre camino desde ese momento. Un camino lleno de espinas ante el cual no te importa pisar mientras veas que el objetivo es plausible y, esta vía es hacia la que nos guían, hacia la que el director nos prepara y nos ha ido dejando pistas a lo largo de todas las escenas. Estas situaciones no podrían mostrarse si no fuese por el cuidado de un guion absolutamente fantástico, con un abanico de detalles más propio de un libro que de una película, de los cuales se nos escapan cientos de ellos y aun así sientes que has observado montones. Desde las conversaciones con el profesor de historia, a destacar la escena de la sopa y su posterior resolución, hasta esa fantástica escena de ambos amigos drogados que acuden a hablar con Raquel, con unas conversaciones sensacionales. Pero no todos los detalles se nos muestran de manera verbal, pues la fotografía unida al montaje es otro punto fuerte con, por ejemplo, la escena de los sentimientos cambiantes de una persona totalmente decaída ante las reiterativas visitas de Greg a diario, con el posterior dibujo de las escaleras que define a la perfección el sentido de la amistad. Son una sucesión de escenas magistralmente contadas que revientan al llegar a los extraordinarios últimos veinte minutos.
Evocando al mayor de los sufrimientos nos encontramos con el final. Un diamante en bruto que se va puliendo durante cada uno de los ya mencionados veinte minutos, comenzando por una proyección que ya te salta las lágrimas de manera irremediable y finalizando con una humanidad y un realismo difícil de observar en la vida real. Pero esto no es todo, por si no fuese suficiente todavía hay más. Un abrazo dará comienzo a la escena más difícil, la que remueve los cimientos de nuestros sentimientos… ese paseo por las paredes: evocador, dulce, tierno y absolutamente maravilloso.
Con todo lo mencionado puede dar la sensación de que se trata de un drama intenso y duro. Pido perdón, pues ni mucho menos es así. La comedia es la dominante en gran parte de la película, de hecho durante más de una hora las situaciones te provocarán una sonrisa en la cara que no se te irá prácticamente nunca. El respaldo al humor está dirigido en forma de episodios, con unos títulos sugerentes y evocadores hacia lo que pueda suceder. También se ayuda con el que el reparto parece estar tocado por una varita mágica, elegido en el momento y grabado en el lugar exacto para desprender los aires de naturalidad y credibilidad, creyéndonos que Greg es un nerd atípico, Earl un pasota que disfruta en determinados momentos y Raquel una chica resentida y haciéndose la idea de lo que se le viene encima.
Un pasaje por el bosque más precioso del mundo que mientras observas cómo se va marchitando, sin poder hacer nada para pararlo, sientes que debes acercarte todavía más y más a esa naturaleza, por la esperanza de que surja el milagro que salve tu bonita vista. La búsqueda del significado exacto de amistad y amor. Un viaje hacia la esperanza. Una bofetada de realismo. Un cuadro que se va pintando delicadamente hasta mostrar la personalidad de cada uno. Me & Earl & the Dying Girl es todo y más, es el mayor cocktail de sentimientos y la mayor explosión afectiva de los últimos años. Porque Raquel rompía libros, pero lo que no sabía su madre es que estos libros representan su amor. Porque una ardilla es la responsable de descifrar el código de Raquel, mientras que un panda y un cerdo lo son de Greg y Earl. ¿Qué estoy diciendo? Muy fácil: Estoy ante la mejor película del año.
Calificación: 9,5/10
Título original: Me & Earl & the Dying Girl
Año: 2015
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Director: Alfonso Gomez-Rejon
Guión: Jesse Andrews
Música: Brian Eno, Nico Muhly
Fotografía: Chung-hoon Chung
Reparto: Thomas Mann, Olivia Cooke, RJ Cyler, Nick Offerman, Connie Britton, Molly Shannon, Jon Bernthal, Katherine C. Hughes, Matt Bennett, Masam Holden, Bobb’e J. Thompson, Chelsea T. Zhang, Gavin Dietz, Edward DeBruce III
Productora: Fox Searchlight Pictures / Indian Paintbrush
Saludos desde Perú, acabo de ver la pelicula y no me gustan las peliculas donde sabes que te haran llorar porque es entendible que uno de los protagonistas va a fallecer, pero esta pelicula me encanto, tiene una magia indescriptible, la parte final desde el hospital hasta el envio del sobre el post it, es un remolino de emociones y sentimientos, gracias por tu lineas, estuve buscando y leyendo muchas de ellas y la tuya me parece las mas honesta y sin lenguajes tecnicos innecesarios.