Ven, mira y baila (Parte 2)

¿Listos para la siguiente?
¿Listos para la siguiente?

Seguimos nuestro periplo por nuestra selección de diez documentales que no deberías perderte si de verdad te gusta la música. En esta ocasión, de nuevo nos aguardan obras bastante dispares entre sí, pero todas están unidas por el mismo criterio que nos llevó a empezar esta serie de dos reportajes; la pasión por el cine y la música.

Como no nos gusta que nuestras estrellas favoritas se hagan de rogar antes de dar el show, dejémoslas que tomen el protagonismo. Así que allá vamos. Éstas son nuestras cinco recomendaciones restantes sobre documentales musicales. Por cierto, somos conscientes de que nos dejamos muchos en el tintero, es por ello que os invitamos a dejar en nuestro apartado de comentarios vuestras referencias favoritas.

6. Buena Vista Social Club (1999)

El virtuosismo de la vieja escuela en pleno apogeo.
El virtuosismo de la vieja escuela en pleno apogeo.

Wim Wenders nos regala (porque no tiene otro nombre que «regalo» esta producción) un excelso documental sobre la inmortalidad y el espíritu eternamente joven de los artistas en general y de los músicos en concreto.

Acompañando a Ry Cooder, Ibrahim Ferrer y los músicos que colaboraron para confeccionar esa amalgama tremendamente cálida y vital de sonidos caribeños que supone Buena Vista Social Club, el director de La sal de la tierra (2014) y París, Texas (1984) consigue transmitirnos una dosis de empuje, vigor y buenas vibraciones que difícilmente nos abandonará durante una buena temporada. Nada extraño, ya que las ganas de vivir se contagian, y la música es sinónimo de albergar una pasión incombustible por la vida.

Ya sea por el carisma encantador de sus protagonistas, por el sabor añejo y puro de sus temas, o por lo virtuoso de sus actuaciones en directo (a más de uno le van a dar ganas de no tocar más en su vida por el agravio comparativo), este largometraje documental es una parada obligatoria para todos aquellos cinéfilos que disfruten de la buena música, sea de la época que sea y del estilo que sea.

Salsa, jazz, son habanero y un torrente imparable de color y sabor en sus sonidos. La vida vista con ojos veteranos y el alma joven. Casi nada…

7. Foo Fighters: Back And Forth (2011)

Dave Grohl liderando uno de los multitudinarios conciertos de los Foo Fighters.
Dave Grohl liderando uno de los multitudinarios conciertos de los Foo Fighters.

James Moll es el encargado de registrar en su filmografía esta especie de celebración de Dave Grohl y sus Foo Fighters. Su documental repasa los inicios de la banda del ex-componente de Nirvana, hasta la grabación de su último disco, el genial Wasting Light.

La producción no solo es la excusa perfecta para (re)descubrir la música de los de Seattle, sino que también se presta a ser un acercamiento perfecto a las personalidades que forjaron el mito y la leyenda. Desde Pat Smear hasta Franz Stahl, pasando por el propio Dave, un músico quien, por cierto, parece condenado a reinventarse continuamente; podremos conocer a todos un poco más y saber cuáles son sus sensaciones respecto a los baches y cúspides de su ya dilatada trayectoria profesional.

Es cierto que quizás ésta sea la propuesta más destinada a los fans de una banda en concreto de todas las que figuran en nuestra lista, pero en el fondo nos resistimos a creer que alguien se pueda aburrir con una propuesta tan enérgica e intensa. Y es que, hay que ser de piedra para no vibrar con los Foo Fighters. ¿O no?

Nosotros ya lo advertimos de antemano; entre los posibles efectos secundarios de ver Back and Forth figura el peligro de caer en la euforia más desatada. Ustedes mismos…

8. La mugre y la furia (2001)

God Save the Sex Pistols.
God Save the Sex Pistols.

Ya… somos conscientes de ello… ya van varias referencias a bandas punk en nuestra lista. Pero os prometemos que no se trata de nada arbitrario. Simplemente es que han dado mucho que hablar a lo largo de la historia. Si no que se lo digan a los Sex Pistols; lo hijos de la anarquía, los nihilistas por excelencia, los anticristos de los dogmas bienpensantes, los renegados de la sociedad conservadora de los años más grises de la Inglaterra de los últimos 50 años, los dueños y señores de La mugre y la furia (The Filth & The Fury, tal y como reza el título original del documental).

Se ve que Julie Temple sabía sobradamente que todo lo que ya se había contado sobre los Sex Pistols no era suficiente, así que decidió reunir material de archivo y a algunos de los protagonistas que tuvieron que ver con la leyenda de una de las bandas más míticas del Reino Unido para sacarle aún más jugo a la cosa. Puede que muchos caigan en el prejuicio de que estamos ante un intento burdo de exprimir el fenómeno de la gallina de los huevos de oro, pero nada más lejos de la realidad, pues La mugre y la furia supone una clarividente aproximación al interior de las mentes que pusieron en jaque a la sociedad británica de los años setenta y parte de los ochenta. Además, es toda una irreverente y estremecedora crónica del escenario, político, económico y cultural del momento.

Un trabajo rebosante de material inédito que, como no podría ser menos tratándose de quienes se trata, no dejará indiferente a nadie. Una crónica más de una banda que a pesar de ser fugaz y hacer honor a su leitmotiv del No Future sigue más viva que nunca.

9. This is Spinal Tap (1984)

El nivel del ampli, siempre al 11. Como debe de ser.
Regla de oro: El nivel del ampli, siempre al 11.

De acuerdo. No es realmente un documental. Es un mockumentary; o sea, ficción. Pero es que este falso documental tiene más trazas de realidad que si se hubiese filmado la vida misma. O al menos eso es lo que parece, ya que la obra de Rob Reiner tiene una capacidad para meter el dedo en la llaga que hace que nos remitamos a más de un caso real.

Utilizando el humor satírico y la poca vergüenza como motores cómicos, This is Spinal Tap es la desatada historia de una banda de Heavy Metal tan estereotipada y pasada de rosca que a más de uno le puede sacar los colores por verse retratado. Reiner y sus guionistas deforman tanto el espejo que al final terminamos por reconocer nuestras deformidades más ancladas en nuestra personalidad en particular y en el imaginario popular en general. El mundo de la música rock con sus vanidades es puesto de vuelta y media, haciendo que irremisiblemente nos partamos de la risa.

Para rematar la faena, su música mola un huevo y parte del otro. Vamos… que estamos ante una de esas películas tan ridículas y malas que al final se hacen buenas y ante uno de esos casos tan disparatados que al final te los terminas creyendo.

Y larga vida al Rock&Roll.

Woodstock, 3 días de paz y música (1970)

La generación de la paz y el amor.
La generación de la paz y el amor, retratada por Hollywood.

Que Woodstock fue un momento histórico sin precedentes no es algo que nadie discuta a estas alturas. Lo que algunos no saben es que, además de cambiar radicalmente el panorama de la música a nivel global, así como la sociedad norteamericana de finales de los años 60 y parte de los 70, también hizo lo mismo con el cine, pues marcaría un antes y un después en la filosofía que impulsaría una de las décadas más creativas, innovadoras y florecientes del Séptimo Arte.

Una parte representativa de la llamada generación de la paz y el amor se dio cita en Agosto de 1969 en Bethel (Nueva York) para asitir al que sería el mayor festival de música registrado hasta la fecha. Casi medio millón de personas que se sumergerían bajo las profundidades del rock, el amor libre y algunas que otras drogas. Muchos de los mitos del género pisaron aquellas coordenadas, Jimmy Hendrix, Santana, Joe Cocker, Janis Joplin… y allí se reunieron algunos de los cineastas que luego serían los protagonistas de las mejores películas de los años 70.

El responsable y autor primero de este baluarte del género es Michael Wadleigh, pero la sombra de Woodstock se alargaría hasta penetrar en la sensibilidad de algunos de los directores más importantes del cine de la década de los 70. Dennis Hoper, Coppola o el propio Martin Scorsese (siempre tan influenciado por la música a la hora de filmar sus películas) no podrían entenderse tal como son sin el fenómeno que supuso Woodstock. De hecho, la propia película causó un tremendo impacto en el panorama, llegando a coronarse con el Oscar a mejor documental, tras recibir tres nominaciones en 1970. Las razones que hicieron de esta magnífica producción un hito en la historia del género y del cine mismo son más que evidentes. Aunque podríamos resumirlas en que, igual que dicha generación, se trataba de un momento a todos los niveles irrepetible, del que gracias a la magia del cine podemos disponer los desafortunados que no tuvimos la oportunidad de vivirlo. La esencia de una época, de una música y una sensibilidad diferente se respira en cada fotograma del que es a todas luces una de las obras clave del género. Y eso es sencillamente impagable. Algo así como viajar en el Delorean sin moverse del sillón. Sin duda, la cinta perfecta para coronar nuestro reportaje.

Esperamos que disfrutéis todas y cada una de nuestras propuestas.

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