Un pequeño mundo

La tensión de lo indefectible

Los niños no tienen la misma percepción que los adultos acerca de la felicidad. No padecen las crisis vitales de la misma forma, no se cuestionan acerca del paso del tiempo del mismo modo ni valoran la alegría o la tristeza, simplemente la experimentan. Tampoco tienen tan marcada la línea que separa el bien y el mal, puesto que todavía no la han categorizado o etiquetado, aunque sí confrontan la realidad según qué sensaciones sufran las personas de su alrededor.

Simplemente viven, son sujetos experienciales que buscan sentirse cómodos en el espacio que ocupan, adaptarse al medio y rodearse de sus seres queridos y de confianza, sin atender a otras vicisitudes, en apariencia, más sofisticadas. Esto lo sabe bien Laura Wendel, la autora de Un monde (Un pequeño mundo, Wendel, 2021), que recurre una pareja de hermanos, Nora (Maya Vanderbeque) y Abel (Günter Duret), en los primeros pasos de ella en el colegio, donde se adentra en un mundo desconocido y en el que descubre de primera mano que su hermano sufre acoso escolar.

Con gran acierto, la directora decide narrar toda la historia desde el punto de vista de Nora, no solo a nivel textual, sino formal: la cámara siempre enfoca a Nora y percibimos su miedo, inquietud y desasosiego ante su primer día en la escuela. Esta determinación en la dirección hace que los escasos 72 minutos de metraje se pasen como un suspiro por su intensidad y vertiginosidad, manteniendo en vilo al espectador en todo momento.

Parece asombroso que Un monde sea el primer largometraje de Laura Wendel por la cantidad de temas que aborda, el amplio número de decisiones atinadas en muchos aspectos de la cinta, la capacidad de atraer la atención del espectador y el coherente desarrollo de los personajes en relación con el rol que desempeñan, a la par de la crítica social que realiza. Tras algunos cortometrajes como Cuerpos extraños (Les corps étrangers, 2014), nominado para la Palma de Oro en el Festival de Cannes como mejor corto, la directora y guionista belga ha logrado que su ópera prima esté en las carteleras de muchos países europeos pese a la durísima competencia.

Los espectadores visualizan esta historia a través de los ojos de Nora y la cámara se posiciona siempre a la altura de su mirada. La incomprensión que sufren los niños por parte de los adultos queda personificada en los sentimientos que transmite. Pero no solo queda notorio en lo intangible: no hay ningún adulto que se posicione a la altura de la niña cuando habla (hay personajes transitorios que solo conocemos por su voz), a excepción del padre y de una joven profesora, que son los únicos adultos que muestran interés y empatía en comprender la situación que están atravesando Nora y Abel.

Lo ‘urgencia’ es la clave para entender cuán separados están los mundos de los niños y de los adultos. Mientras que para Nora es urgente que un adulto le muestre atención y dedicación ante lo que está ocurriendo –véase las escenas de las escaleras o del baño–, diversas profesoras de edad avanzada restan importancia al acoso que recibe Abel por parte de los matones de la escuela, quizás por costumbre, quizás por falta de interés. La directora simplemente muestra cómo actúan los profesores y deja que el espectador complete con su bagaje experiencial los motivos de la actuación de los personajes adultos dispuestos en esta obra. También queda clara la distancia entre ambos mundos en detalles de menor escala, como la escena en la que Nora aprende a atarse los cordones, un pequeño logro que no supone ninguna satisfacción o logro para ella, pero sí está determinado como valioso a ojos de los adultos.

Ante la incapacidad de los adultos para volver tras los pasos del tiempo y entender a los infantes, solo queda la solidaridad entre hermanos, entre familiares y, en definitiva, entre niños. Mientras Nora está empezando a dar sus primeros pasos en un mundo configurado por los adultos, Abel ya ha padecido una ristra de eventos perniciosos que le harán dudar sobre si cambiar su forma de actuar y relacionarse en el colegio.

Queda establecida así una interesante tensión entre la pureza y bondad de Nora, que sigue rechazando muchas convenciones sociales que el nuevo mundo le ofrece, y de Abel, que ya contaminado por muchas de ellas abraza ciertas conductas nocivas para él y para su entorno, más que por convencimiento, por supervivencia. Nora nunca se despegaría de su hermano Abel pese a ser repudiado por todos los niños de la escuela, puesto que para ella supone el único soporte al pasado, a la vida anterior al colegio.

La violencia copa todas las esferas de la cinta: el desgarramiento de la inocencia de Nora ante su primer día de clase, la presión por hacer amigas y la actitud que se debe mostrar para conseguirlas –curiosamente, al igual que los adultos que no muestran comprensión e interés por ella, no aparecen en pantalla– y la presión por alcanzar unas expectativas ajenas a su escala de valores o forma de entender el mundo son solo algunas de las problemáticas que Laura Wendel plasma a través de Nora. Los personajes que oscilan en torno a ella, como el padre o Abel, también tienen sus propias disyuntivas, tristemente trasladables a la vida real.

El abrazo es la forma de expresión a la que recurre Nora para transmitir su miedo ante lo extraño y la urgencia que siente por sentirse comprendida y atendida. Es el acto por el que infunde el temor que siente ante lo novedoso y ante la perversión a la que está siendo empujada de forma agresiva e implacable. Y de aquella forma, también muestra el horror que siente ante que su ser más querido y el único que todavía puede entenderla se corrompa y actúe con la indiferencia de un adulto. Mediante el abrazo, Abel logra la salvación y al espectador se le promete la posibilidad de redención, pero no a cualquier precio.

 

 

Título original: Un monde

Año: 2021

Duración: 72 min.

País: Bélgica

Dirección: Laura Wandel

Guion: Laura Wandel

Fotografía: Frédéric Noirhomme

Reparto: Maya Vanderbeque, Günter Duret, Karim Leklou, Laura Verlinden, Léna Girard Voss, Thao Maerten, Laurent Capelluto

Productor: Dragon Films, Lunanime

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