Tusk

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Admitámoslo. Kevin Smith andaba unos años ya de capa caída. Tras el indescriptible batacazo que el (para muchos) director de culto se pegó con Vaya par de polis (de título original, Cop Out, a.K.a. A Couple of Dicks), la concatenación de producciones que éste ha ido entregando ha resultado ser, cuanto menos, de dudosa calidad. También es cierto que su filmografía ya de por sí había demostrado que el norteamericano era uno de esos autores capaces de lo mejor y de lo peor, pero en su caso las diferencias entre ambos extremos es demasiado notable como para no ser tenida en cuenta. Cintas como Clerks (1994), por poner su ejemplo más popular, guardan un lugar de honor entre las obras clave del cine de las últimas décadas, sin embargo otras de sus películas se pasean de puntillas por la delgada linea que delimita un mal paso del ridículo más escandaloso.

Ahora que el de New Jersey vuelve a la gran pantalla con Tusk (2015), una delirante comedia de terror con varias de las características marca de la casa, podemos confirmar lo que muchos ya sospechábamos: Kevin Smith sigue sin levantar cabeza. O lo que es peor: Su propio declive se le está yendo de las manos. Y es que parece que Smith no da con la fórmula que le permita recuperar con éxito la frescura y el garbo que llegó a demostrar en los inicios de su trayectoria, allá por los años noventa. De hecho, Tusk parece más el fruto de la desesperación por reinventarse y recuperar el aplauso del público más que un proyecto bien madurado por un cineasta curtido en su terreno. Quienes hayan sido testigos de la extraña y delirante (en el mal sentido de la palabra) amalgama de géneros y registros que esta película ofrece sabrán de lo que hablo. Smith ha perdido el norte y parece incapaz de reencontrarse consigo mismo. Una verdadera pena, teniendo en cuenta que en su día se postulaba como una de las grandes promesas de la comedia independiente americana.

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El planteamiento del que parte Tusk es en principio muy atractivo. Adoptando la forma de una comedia de terror, se nos narra la terrorífica y surrealista historia de un egocéntrico y afamado podcaster que viaja a Canadá en busca de uno de los excéntricos (y normalmente desgraciados) personajes que pueblan su programa de internet. Wallace Briton (interpretado por Justin Long), que así se llama nuestro anti-héroe protagonista, es uno de esos buitres que se alimenta del amarillismo y la tragedia ajena para hacer un popular programa de humor. Pero en ésta ocasión, el tiro le saldrá por la culata, pues su viaje y su intención de entrevistar al protagonista de su nuevo vídeo viral se transformará a base de casualidades en un infierno que transformará su vida para siempre. La culpa de ello la tendrá Howard Howe (Michael Parks), un marinero retirado que esconde un lado oscuro en su interior, una bestia que no tardará en salir a relucir.

Como hemos señalado, el inicio y la idea base de la película funcionan. Tusk comienza como una comedia típica de Kevin Smith: personajes jóvenes y algo descerebrados con una vida pintoresca y una personalidad más bien excéntrica. Diálogos divertidos, ritmo cómico fluido y en definitiva, la promesa de pasarlo bien durante la hora y media que hay por delante. Es más, a medida que vamos acercándonos al nudo de la historia salta la sorpresa y la trama cobra aún más atractivo cuando vemos que, inesperadamente, lo que parecía una comedia va tomando los ingredientes típicos de una película de terror. Es durante este tramo cuando el espectador se las promete de perlas, pues hasta entonces la cinta parece un arriesgado experimento que, para colmo, funciona; una de esas rarezas bien planteadas y llevadas a cabo. El personaje y la interpretación de Michael Sparks (lo mejor de la cinta, por cierto) por un lado y el contrapunto bufonesco de Justin Long interactúan de una forma extraña, pero efectiva, haciendo de Tusk una propuesta peculiar y poseedora de una gran personalidad. Aunque lamentablemente, todo se queda en aire a medida que el director y guionista empieza a revelar sus últimas cartas.

El gran defecto que tiene Tusk es el de mostrarse evidentemente descuidada en su desarrollo. Parece que Kevin Smith tenía muy clara la que sería la idea central de su producción, pero sin embargo no ha sabido convertirla en un buen largometraje. Sobran escenas, algunas porque están ahí descaradamente para rellenar minutos y otras porque echan por tierra lo logrado hasta la mitad de la película. De sus 102 minutos tenemos unos 30 aprovechables, y el resto dan ganas de tirarse de un puente. Quitando escenas puntuales donde el genio de Kevin Smith se puede palpar en forma de buenos diálogos y puntos geniales y dejando aparte el tramo donde la película parece transformarse en una secuela/parodia de The Human Centipede (Tom Six, 2009), el resto es paja; forraje para el ganado. Ni los personajes secundarios se salvan. Toda la fuerza cómica y el impacto logrado hasta entonces (la película nos sorprende tomando unos derroteros bastante macabros y gráficos) se le va de las manos al director. Hasta tal punto es así, que lo que era un producto interesante se convierte en algo ridículo e indefendible.

Parece que Kevin Smith quisiera forzar la máquina hasta el límite buscando una transgresión a caballo entre lo terrorífico y lo cómico. Pero tanto ha forzado la máquina que el invento le ha explotado en las manos. Incomprensiblemente el humor se va al garete en cuanto aparece el personaje de Jonnhy Depp y lo que era un giro inesperado al horror se convierte en una parábola surrealista y absurda que mira con una sonrisa socarrona a los abismos del ser humano. Por supuesto que no vamos a desvelar el final de Tusk, pero podemos asegurar que la broma se estira tanto y la cosa se pasa de rosca que todo más bien termina dando vergüenza ajena.

Y es que hasta el absurdo tiene un límite. Se agradece el intento de dar una vuelta de tuerca a los géneros y ofrecer algo nuevo. Pero no es suficiente. Hasta la cordura se puede perder y resultar airoso. El futuro es para los locos, para los atrevidos. Pero en Tusk el delirio (que hay mucho) se ha desbordado de la probeta. El experimento ha resultado ser fallido. Ha nacido un engendro. Un engendro que irónicamente guarda en su interior una joyita en bruto, aunque ésta se antoje una aguja en un pajar.

Así que avisados quedan. Que cada uno valore si le compensa enfrentarse al monstruo.

Calificación: 1’5/10

 
 

Tusk_Ge_MC_CartelTítulo original: Tusk

Año: 2014

Duración: 102 min.

País: Estados Unidos

Director: Kevin Smith

Guion: Kevin Smith

Música: Christopher Drake

Fotografía: James Laxton

Reparto: Justin Long, Haley Joel Osment, Genesis Rodriguez, Michael Parks, Ralph Garman, Johnny Depp, Harley Morenstein, Bill Bennett, Rob Koebel, Paula Jilling,Jennifer Schwalbach Smith, Harley Quinn Smith, Lily-Rose Melody Depp, Ashley Greene, Doug Banks, Matthew Shively

Productora: Demarest Films / Phase 4 Films / SModcast Pictures

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