Turist
¿Qué ocurriría si ante el panorama de una tragedia inminente para ti y tu familia tu padre sale huyendo del lugar como llevado por el diablo y os abandona a vuestra suerte solos ante la catástrofe? Seguro que se os ocurren muchas respuestas. Más de uno habrá pensado que si el resultado de la cosa acaba en su propia muerte iba a palmarla como mínimo bastante sorprendido y enfadado. Y qué menos… porque es una situación bastante chocante que quien se supone que es el cabeza de familia deje a los suyos desamparados y que en vez de mirar por sus vástagos y esposa se esfume del lugar mirando por su propia seguridad. Pero vayamos un poco más allá… ¿Qué pasaría si al final resulta que el conato de accidente se queda en un susto y todo el mundo sale ileso? Pues casi que peor, porque entonces podríamos decir que la verdadera catástrofe es lo que ocurre inmediatamente después (que nadie se escandalice por la ironía). Y es que, claro… ya se pueden imaginar… después de algo así, el núcleo familiar pasa a convierte en una olla a presión destinada a estallar tarde o temprano y la crisis familiar se convierte en algo tan lógico como inevitable.
Esto que os estoy planteando no es por puro capricho morboso, sino porque es la idea central en la que se asienta la nueva película de Ruben Östlund, Turist, estrenada en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2014 en su sección oficial, donde, por cierto, parece postularse como una de las cintas favoritas, al menos por parte del público.
Ganadora del premio del jurado de Un Certain Regard en el festival de Cannes, Turist nos narra la historia de una familia que ve truncada la felicidad y placidez de sus vacaciones en un resort de ski por culpa de un peculiar suceso tras el cual el padre queda en un papel bastante desfavorable al abandonar sus supuestas funciones como cabeza de familia. O dicho de otra forma, es la historia de una familia que se ve inmersa en una crisis total tras ver que el progenitor abandona a los de su nido en vista a una aparente avalancha que termina en falsa alarma. A caballo entre la sonrisa sardónica y el drama psicológico puro y duro, la cinta del director sueco resulta ser una propuesta inteligente y llena de ironía que parte de un punto de partida muy potente para poner en su punto de mira a los estereotipos que aún a día de hoy tenemos interiorizados sobre los roles familiares que cada individuo juega en su clan, y que de paso se permite convertir en objeto de debate temas como el de la heroicidad, la capacidad de perdonar y superar las crisis matrimoniales a través del diálogo, y algunos puntos más relacionados con las relaciones de pareja.
El caso de Turist resulta curioso ya que es una de esas películas que, a pesar de su relativamente breve etapa de puesta en circulación por los diferentes circuitos de festivales y salas, viene precedida de unas expectativas bastante altas. En el caso del Festival de Cine Europeo de Sevilla 2014, la última producción del director sueco que se diera a conocer con varias referencias relacionadas con el mundo del esquí venía avalada por la amplia aceptación recogida en otros lugares, obteniendo como resultado un éxito de taquilla y asistencia. Las enormes colas de espectadores que aguardaban pacientemente a las puertas del cine para verla daban fe de ello. El caso es que, una vez proyectada, Turist ha generado una serie de sentimientos encontrados que rondan entre la aceptación eufórica y la muecas de prudencia, resultados que no extrañan cuando se analizan con detenimiento las virtudes y defectos de la misma.
Entre sus puntos fuertes destacan, como ya se ha mencionado, una idea de partida fenomenal que se encarga de situarnos en un contexto de una fuerza y un atractivo incontestables. Cualquiera que simplemente lea la sinopsis de la película se verá arrastrado seguramente con poca resistencia a la butaca del cine. Pero a pesar de que el arranque de Turist es realmente prometedor y pone el listón en cimas muy altas, una vez sucede la avalancha, sus argumentos en cuanto a desarrollo se derriten como la nieve en polvo, poco a poco y casi sin darnos cuenta. Y es que uno de los mayores inconvenientes de la producción sueca es su planteamiento en sí mismo, el cual a pesar de ser virtud se transforma también en defecto, ya que éste obliga a que una cinta que pone sus cotas tan altas en los primeros minutos mantenga el nivel de interés durante los restantes minutos, más aún cuando su metraje ronda las dos horas de duración. Sin embargo dicho objetivo no se consigue. De hecho el argumento en contra que más fácilmente se le puede echar en cara a Ruben Östlund es el de que su cinta presenta unos evidentes desequilibrios de ritmo e interés, unos altibajos que no favorecen para nada a una historia que en principio se presentaba de forma tan prometedora. Además, su patrón de desarrollo resulta algo reiterativo, ya que durante la mayor parte de la cinta el interés se centrará en el deterioro gradual de las relaciones familiares de los implicados en el accidente, por lo que la esencia misma de la trama nos deja con un regustillo amargo de que lo que estamos viento es demasiado cíclico e incluso invita a pensar que todo podía haber sido bastante mejor con un poco más de criterio a la hora de decidir qué escenas mostrar y cuáles no, o lo que viene a ser lo mismo, habiendo expuesto una obra de algo menos de duración y más concisa.
Con todo esto, es innegable que Turist regala unas pocas escenas que tienen un nivel muy alto cinematográficamente hablando. Sobre todo su nivel sube cuando se hacen evidentes los contrastes dramáticos y cómicos de la cinta. Es cuando los extremos de dichos géneros se tocan cuando Turist se hace digna de recomendar a todo quien le guste el cine. Pero aparte de estas escenas puntuales (las cuales no voy a mencionar por aquello de no hacer spoilers), las demás virtudes de la cinta residen en su dúo protagonista y y su plantel de secundarios y en la opción del director por haberse decidido a escribir un libreto que trate un tema tan susceptible de ser tratado bajo el prisma de una visión dramática y seria con un tono tan sarcástico e hilarante. Se agradece la apuesta por la mezcla de tonos y la temática elegida. No me cabe duda de que exponer las debilidades de nuestra sociedad a través del humor cáustico es un ejercicio tan sano como recomendable a la hora de observarnos a nosotros mismos, y la propuesta de poner bajo cuestionamiento los patrones patriarcales que aún persisten en nuestra sociedad mientras convertimos todo en un chiste trágico me parece genial. Pero a pesar de todo, tengo que decir que me quedo con la sensación de que me ha faltado algo (o más bien mucho) y al mismo tiempo me han sobrado bastantes cosas de todas las que ofrece Turist (entre ellas varias resoluciones de alguno de sus actos y escenas clave), así que, siendo fiel a mi criterio personal e intentando no ceder ante tanta expectativa y tanto consenso, no puedo terminar de aprobar la cinta. Aunque ni mucho menos esto quiere decir que Turist no sea recomendable de ver, pues es toda una experiencia que merece la pena de ser valorada por cada uno de los cinéfilos, más allá de influencias externas. Ya habrá tiempo de debatir después cuando las luces del cine se vuelvan a encender, que al fin y al cabo, esto de que una obra se preste a tan distintas lecturas también forma parte de lo bonito del cine.
Hay mucha mala uva en Turist, cosa que me encanta. Hay incluso desparpajo, cosa que me alegra. Pero en cambio hay un constante conflicto entre frescura y frialdad que me deja un poco, o más bien helado. Tanto altibajo me provoca mareos. Demasiado devaneo vertiginoso. Muy buenos planteamientos, sí. Pero no me satisface el resultado general de su ejecución. Me voy con esa lástima de no haber podido compartir la efusividad de los demás espectadores en las butacas vecinas.
La próximas vacaciones, a la playa…
Calificación: 4’5/10
Título original: Turist (Force Majeure)
Año: 2014
Duración: 118 min.
País: Suecia
Director: Ruben Östlund
Guion: Ruben Östlund
Música: Ola Fløttum
Fotografía: Fredrik Wenzel, Fred Arne Wergeland
Reparto: Johannes Bah Kuhnke, Clara Wettergren, Lisa Loven Kongsli, Vincent Wettergren
Productora: Plattform Produktion / Swedish Film Institute / Film I Vast / Essential Filmproduktion