Tomorrowland: El mundo del mañana
¿Quién no se acuerda de Los Goonies? Esa película aventurera donde un grupo de jóvenes van detrás de sus instintos, sin pensar en nada más que en su imaginación y siendo llevados por su inocencia y dulce timidez. Este tipo de películas serán mejores o peores, pero siempre te hacen disfrutar y recordar la vena más tierna de la juventud, habiendo un intenso trabajo de entretenimiento para todos los públicos. ¿Y qué decir de Los Cinco? Esos libros llenos de intriga donde un grupo de chavales se adentraban en los rincones más recónditos y peligrosos, no importando para nada el peligro y únicamente siendo conscientes de que el cuerpo les pide ir más allá, buscar la solución a las inquietudes que no les dejan dormir. Todo este campo cultural es de vital importancia leer y ver siendo pequeños, para aprender a luchar contigo mismo y siempre marcarte un objetivo por muy difícil que sea, que luego puede ser ni te acerques a él, pero simplemente al tener el gusanillo ahí dentro te hará vivir feliz y no preocupado de los vacíos problemas. La compañía Disney es especialista en explotar este tipo de cine, que te hace vibrar y disfrutar como si fueras un niño, pero a la vez te permite pensar en el trasfondo del mensaje que se enseña, como si fueras un adulto. En un alarde imaginativo decidieron invertir una gran cantidad de dinero en llevar a cabo Tomorrowland, la que prometía ser una espectacularidad visual y un viaje por los sentimientos humanos que, sin embargo, ha resultado ser un fiasco descomunal tanto en el ámbito cinéfilo como económico.
Una adolescente llamada Casey Newton (Britt Robertson) se ve envuelta en una misión llevada a cabo por Athena (Raffey Cassidy). Junto a Frank Walker (George Clooney) deberán embarcarse en un viaje hacia la tierra del futuro llamada Tomorrowland, la cual está gobernada por Nix (Hugh Laurie) y guarda el secreto para salvar la humanidad. El argumento es imposible de comprender, y conforme avance todavía lo es más. No queda nada claro, es un completo lío que además cierran de la manera más torpe que se puede imaginar. Un nido de tecnología y artilugios imaginarios que degeneran continuamente el mensaje que pretende transmitir, que inicialmente es uno y posteriormente ya no sabes ni qué te quieren decir. La sorpresa es descomunal, pues Brad Bird posee una gran trayectoria en el cine cosechando grandes trabajos como El Gigante de Hierro o Los Increibles, y con una buena película de la saga Misión Imposible. Y en estos trabajos no comete los fallos de tomar por tonto al espectador que se ven aquí, parece haber perdido mucho fuelle. Aparte están los actores, que hacer hacen lo que pueden, resaltando muy positivamente a Raffey Cassidy, todo un descubrimiento.
El comienzo, con ese niño ingenuo y emocionado por sus descubrimientos es, sin ninguna duda, lo mejor. En cuanto se torna al “falso” presente, el castillo cae pieza por pieza hasta acabar por los suelos. El hecho de que desde el primer minuto sepas qué está ocurriendo y quién lo está haciendo, y los personajes sean tan sumamente lentos para que no lo vean, es todavía más desternillante. Se parte de la base que la imaginación es mucho más fuerte que la realidad, sin embargo no todo vale. El viaje hacia “la tierra del mañana” es absurdo. Con Alicia en el país de las Maravillas te crees que tirándose por el agujero llegue a otro universo, ¿qué costaba hacer algo similar? No, mucho mejor dotar de espectacularidad la escena y crear un doble viaje (que no explican la razón) para llegar de la manera más torpe al universo que utiliza como base La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Otro punto positivo es ver esta construcción valenciana, sin apenas ninguna modificación en postproducción, y el realismo que transmite. Con una aparición de en torno a 15 minutos es la gran protagonista, estando de principio a fin y guardando la sorpresa final en sus imágenes.
Es obvio que Disney siempre cuida la visualidad, y por ello es el gran aliciente de la obra. Ni un pero a los efectos especiales, tan bien realizados como en casi todos sus trabajos. Ahora bien, la imagen muestra una saturación demasiado alta. Entiendo que es tema de realización, pues en los trailers también aparece, y es algo que no soporto. ¿Porqué imaginarse el futuro equivale a pasar un filtro de saturación al máximo nivel y que incluso necesites gafas de sol para verlo? Es dañino ir cambiando del mundo real al mundo del mañana, el equivalente sería mirar el sol durante un minuto y seguidamente introducirte en un cuarto completamente oscuro, y así ocurre muchas veces. Esto saca a todo espectador de la película al dar la sensación de una aventura totalmente prefabricada.
No es necesario que diga que la película es bastante mediocre, lo cual se está reafirmando en el estudio Disney al mostrar cómo las cuentas están fallando en cuanto a la recaudación. Y lo que es más gracioso, el estudio ha cancelado el proyecto de Tron 3 y le achaca las culpas al fallo que han tenido con Tomorrowland. Sin palabras me quedo antes esto, sabiendo además que desde el primer momento se veía que Tomorrowland iba a flojear. El sobrecargar el cine de películas de este estilo ya no funciona y más si las inversiones son millonarias. Si sois soñadores e imaginativos podéis verla, pero cabe decir que no conseguiréis ni soñar ni imaginar nada.
Calificación: 5/10
Año: 2015
Duración: 130 minutos.
País: Estados Unidos
Director: Brad Bird
Guión: Damon Lindelof, Brad Bird, Jeff Jensen
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Claudio Miranda
Reparto: Britt Robertson, George Clooney, Hugh Laurie, Raffey Cassidy, Judy Greer,Kathryn Hahn, Lochlyn Munro, Chris Bauer, Tim McGraw, Paul McGillion, Raiden Integra
Productora: Walt Disney Pictures