The Tribe

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Podríamos afirmar que el cine es una experiencia; aunque no siempre esa premisa se cumpla. Con solo echar un ojo a la cartelera es fácil hacerse una idea de una cuestión ya repetida, rebatida y tratada anteriormente: se premia más la cantidad que la calidad, lo que importa es obtener beneficios en vez del espectador y sus preferencias. Y cada vez más. Cada vez importa menos lo que pienses, a qué aspires o lo qué estés buscando. Dinero es dinero, y ya está.

Todo esfuerzo tiende a simplificarse en un mundo en que domina el dinero fácil, aunque menos mal que también existen excepciones. Hay veces en los que hay directores que se mojan, productoras que se tiran al vacío (ya quedan menos) y escritores preocupados en retratar realidades distintas además de cálidas e interesantes para cierto sector del público. Menos mal que siempre nos quedará gente como Giorgios Lanthimos (Canino, Langosta), Kórnel Mundruczó (White God) o el propio Miroslav Slaboshpitsky; cineastas comprometidos que crean con cada pieza una metáfora directa de los claroscuros de la sociedad en la que vivimos.

Nos centramos en este último para analizar una de las cintas más especiales de los últimos tiempos, más que por su contenido, por su envoltorio. Se trata de The Tribe, cinta en la que se narra las dificultades emanadas de una juventud difícil, violenta y áspera desde el punto de vista de gente sordomuda. Y lo que es mejor, sin subtítulos, sin filtros, “a pelo”. Así es como una cinta que pudiera ser una copia (pero centrada en Ucrania) de la obra de Larry Clark (Kids) se convierte en una experiencia extrasensorial en el que tú mismo eres el que escribe los diálogos, dotando al conjunto de una calidez y una veracidad interesantes.

Prostitución, sexo adolescente, bullying y delincuencia se concatenan en escena para ofrecernos un recorrido por la vida de un chico nuevo en una nueva residencia de estudiantes que termina siendo parte de una red malsana de violencia, crudeza y oscuridad. The Tribe aparece como un mazazo de inicio a fin, una bofetada de la realidad más cruda, mostrando la cara b de la adolescencia, explorando en la facilidad que tiene la juventud a la hora de equivocarse de camino sin posibilidad en ciertos casos de encontrar una solución potable para salir de la mala senda por la que transcurre. Pero no solo es eso. También nos sirve de ejercicio. Es una experiencia distinta para el que la ve. Prescindir de diálogo es la única forma de que entendamos el vacío, de que vivamos con ausencia de sonido y que centremos más nuestra atención si cabe en la propia acción, poblada en este caso, por un conjunto de escenas apabullantes que dotan a la cinta de una personalidad especial.

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The Tribe es directa, arriesgada, profunda y natural. Merece la pena visionarla únicamente por su forma y su cercana extrañeza. Eso sí, puede resultar algo aburrida, demasiado descuidada en las interpretaciones,  difusa y demasiado repetitiva (sobre todo allá por el segundo tercio del metraje). Experiencia con sombras y luces, nada más.

Calificación: 6,5/10

 
 

The_Tribe_cartel_cartelera_MCTítulo original: Plemya (The Tribe)

Año: 2014

Duración: 130 min.

País: Ucrania

Director: Miroslav Slaboshpitsky

Guión: Miroslav Slaboshpitsky

Fotografía: Valentyn Vasyanovych

Reparto: Grigoriy Fesenko, Yana Novikova, Rosa Babiy, Alexander Dsiadevich, Yaroslav Biletskiy, Ivan Tishko, Alexander Osadchiy, Alexander Sidelnikov, Alexander Panivan

Productora: Coproducción Ucrania-Países Bajos; Garmata Film Production / Hubert Bals Fund/ Myrek Films / Rinat Akhmetov’s Foundation «Development of Ukraine» / Ukrainian State Film Agency

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