The Kings of Summer
Hasta hace bien poco eran una minoría los que sabían de la existencia de la figura de Jordan Vogt-Roberts en esto del mundo del cine. Entre dichos desconocedores se incluía este que os escribe ahora mismo. Nada extraño, teniendo en cuenta que el director nacido en Detroit había dado a luz aún muy pocas referencias que poder valorar, siendo la más conocida de ellas Death Valley (2001), la serie para televisión que dirigió conjuntamente con Austin Reading y Drew Draywalt.
Debido a los inexistentes precedentes que poseía del mencionado realizador norteamericano, como cada vez que uno se enfrenta a la obra de un director novel, las expectativas con las que afrontaba el visionado eran absolutamente nulas. Así pues, quizás sea conveniente enfocar esta crítica desde un punto de vista neutro, ya que imagino que la mayoría de los espectadores se encontrarán ante una situación parecida cuando vayan a ver la que es la primera y por ahora única propuesta en forma de largometraje de ficción del señor Vogt-Roberts.
The Kings of Summer (2013) es básicamente una película de formato indie y espíritu joven que pretende retratar con cierto aire de melancolía y desde el prisma del humor la siempre difícil transición entre la adolescencia y la madurez. Con un tono de comedia singularmente marciano y una despreocupación acorde con el tema que trata, la obra debut de Jordan Vogt-Roberts supone una especie de fábula donde sus tres protagonistas tratan de romper los grilletes que les atan a sus responsabilidades, dudas y miedos rutinarios con el objetivo de huir hacia territorios vírgenes e inexplorados en los que independizarse formando su propio reino, un reino en el que sólo obedecerán sus propias reglas, lejos de los agobios y las tensiones de sus enrarecidos hogares.
La fantasía de la evasión y la ruptura radical con las normas férreas del hogar familiar es un asunto más que recurrente en la mente de todo adolescente que se precie. En el caso de Joe, Patrick y Biaggio, los protagonistas de la cinta, lo que empieza como una utopía acaba convirtiéndose en realidad, pues todos terminan saciando sus ansias de libertad fugándose de sus respectivas casas para iniciar una nueva vida juntos en una cabaña escondida que ellos mismos construyeron en algún lugar de un recóndito bosque. Con este acto de rebeldía pretenden romper los grilletes que les mantenían fijos a un mundo de normas que no están dispuestos a aceptar. Así pues, poniendo en jaque a sus propios padres, amigos y a la misma policía, su fuga se convierte en un simbólico acto de protesta en el que la rebelión es el único camino a la felicidad; una felicidad que sólo parece asequible lejos de todo, en la inmensidad de un reino de madera, flores y agua que los acogerá sin que nadie pueda poner ni una pega a sus voluntades. En definitiva, un salvaje remanso de libertad donde estos fugitivos pretenden encontrarse a sí mismos, lejos del ruido urbano del asfalto. Aunque claro, no todas las utopías se realizan como se plantean sobre el papel…
Así pues, The Kings of Summer podría definirse como un debut desenfadado que nos habla, además de la familia, la amistad o el amor, de la necesidad de independencia, autoconocimiento y de los habituales problemas y dudas que asaltan a los que viven la que es una de las etapas más intensas y a la vez difíciles de nuestra vida, la adolescencia. La película de Jordan Vogt-Roberts es una especie de fantasía adolescente que fluye con el sentido del humor, la candidez y la excentricidad típica de esta etapa vital. Una propuesta que a pesar de remitir a otras cintas de similares características temáticas (como la archifamosa Cuenta conmigo de Rob Reiner) destaca por tener un marco diferente y un tono deliberadamente independiente, siendo éstas las claves que marcan el estatus de la cinta para bien y para mal.
Es cierto que el debut del director de Detroit es destacable por la fidelidad con la que plasma la esencia del espíritu de la juventud. De hecho, si nos lo tomamos como un desenfadado retrato de estos años, la propuesta resulta más que aceptable. Además, técnicamente la cinta de Vogt-Roberts es más que disfrutable, visualmente se recrea con éxito en la vistosidad de los parajes naturales por los que se mueven los protagonistas, por otro lado, su atractiva banda sonora acompaña con acierto y luce perfectamente, potenciando la intención y la esencia de todo el conjunto. Sin embargo, si sometemos su desarrollo al peso de la coherencia y la lógica, el refrescante espíritu de la cinta y su encandilador carisma sufren un golpe crítico que la hace tambalearse desde sus cimientos más básicos.
Y es que no. No estamos ante una de esas películas que se pueden disfrutar relajadamente sin ponerse a pensar demasiado en sus contradicciones. Ya sea por el perfil estereotipado plano y casi caricaturesco de la mayoría de sus personajes (los adultos parecen todos personas con taras mentales), o bien por las continuas incongruencias de las distintas situaciones que se nos proponen, nuestro cerebro se encargará más o menos conscientemente de alertarnos de que algo falla flagrantemente en esta cinta, y lo que es peor, en numerosas ocasiones. Y es que no hay nada más penoso que estar viendo una de esas películas en las que se percibe con demasiada facilidad la poca probabilidad de todo lo que ocurre, o en definitiva, la inverosimilitud de todo lo que se nos está contando. Cuando la ficción cae bajo las sombras de lo difícilmente creíble, el resultado es siempre (e inevitablemente) el mismo; se nos saca de una patada de nuestra feliz abstracción, y lo que debería ser un feliz viaje por mundos ajenos, acaba siendo una situación incómoda en la que no acabamos de dejarnos llevar.
Así pues, es difícil que una película que viene lastrada por estos defectos transmita ninguna emoción con la suficiente efectividad. El gran defecto de The Kings of Summer es que por culpa de sus debilidades argumentales nuestra incredulidad como espectadores acaba saliendo a flote, por lo que un infranqueable muro termina por levantarse entre nuestra butaca y la pantalla, imposibilitando la conexión emocional con la historia.
Es una pena que la mayoría del tiempo nos encontremos preguntándonos cómo demonios no descubre nadie el paraje de los tres adolescentes o si de verdad existen unos padres tan ridículos e improbablemente estúpidos como los que aparecen en la cinta. Entre la poca credibilidad de los sucesos y la excéntrica galería de personajes que nos vemos obligados a sufrir, las virtudes del trabajo del director norteamericano se quedan reducidas a un pobre boceto de lo que podía haber sido en caso de haber trabajado con un poco más de seriedad.
Por todo ello no me atrevo a considerar The Kings of Summer un trabajo estrictamente recomendable. Si bien no es una película a evitar, tampoco resulta uno de esos ejemplos de cine evocador y refrescante. Como ingenuo retrato de la rebeldía y la necesidad de independencia y de una identidad propia en nuestros años jóvenes funciona con la suficiente corrección. Es más, la transparente actuación de los tres actores que encarnan a los protagonistas colaboran a que captemos el espíritu inquieto de quien se debate entre el mundo despreocupado de un niño y el prometedor pero complicado mundo de los adultos. Dicho de otra forma, como fábula adolescente, la propuesta funciona. Es lo suficientemente ágil, desenfadada y vistosa como entretener durante su hora y media de duración. Sin embargo, si la tratamos bajo un punto de vista más maduro, The Kings of Summer se derrumba víctima de su propia insensatez.
Quizás tengamos que esperar a que el cine de Jordan Vogt-Roberts madure también. Habrá que darle un margen temporal porque apunta maneras, dan fe de ello ciertas escenas que inspiran un fugaz pero cristalino aire de verdad y algunas secuencias en las que estética y música fluyen con cierto grado de acierto y lirismo. Quizás la próxima vez, si se respalda de algún guionista más curtido, nos sorprenda con una obra más verosímil y atractiva.
Su siguiente propuesta será una adaptación del famosísimo videojuego Metal Gear Solid, sin duda un proyecto grande dada la espectacularidad de los productos ideados por el enorme Hideo Kojima. De momento lo que tenemos como referencia es esto.
El tiempo dirá si Vogt-Roberts será una referencia a tener en cuenta como director . Mientras tanto, dejemos que su cine crezca al ritmo que necesite.
Calificación: 4’5/10
Título original: The Kings of Summer
Año: 2013
Duración: 93 min.
País: Estados Unidos
Director: Jordan Vogt-Roberts
Guion: Chris Galletta
Música: Ryan Miller
Fotografía: Ross Riege
Reparto: Nick Robinson, Gabriel Basso, Moises Arias, Nick Offerman, Megan Mullally, Alison Brie, Mary Lynn Rajskub, Thomas Middleditch
Productora: Big Beach Films / Low Spark Films