Tengo sueños eléctricos

Poemas de amor y rabia

Tras su éxito en el Festival de Locarno (mejor dirección y mejor interpretación masculina y femenina), la película Tengo sueños eléctricos de la costarricense Valentina Maurel ganó el Premio Horizontes Latinos de San Sebastián y culminó en Biarritz con el Premio a la mejor interpretación femenina para Daniela Martín Navarro. Se trata de un brillante recorrido festivalero que no sorprende, pues Maurel realiza un gran estudio de personajes, narrando un preciso proceso de maduración de su protagonista principal, Eva (una joven de dieciséis años), y de las relaciones paterno-filiales, y contando para ello no solo con la gran interpretación de la joven protagonista sino con un excelente retrato del padre, que interpreta Reinaldo Amien Gutiérrez. Eva está enfrentada al divorcio de sus padres, con el que se inicia el filme, y cristaliza toda su rabia ante los problemas afectivos y sexuales que se le presentan. Ella se inclina, por un lado, por vivir con su padre, a pesar de su violencia, su inestabilidad emocional y la falta de medios económicos (a diferencia de su ex-esposa) para cuidar de ella. Le atrae la personalidad del padre, su vocación literaria, el mundo de amistades con el que se relaciona. Por otro lado, la protagonista está viviendo un período de ebullición sexual que le lleva a grandes frustraciones, como por ejemplo con un amigo de su padre, Palomo, que no puede establecer una relación sólida con ella y tiene numerosas aventuras.

Valentina Maurel lleva la relación entre el padre y la hija a situaciones límite. A pesar del amor que los une, el padre, desquiciado por la separación y sin encontrar todavía un camino en su vida, pega en ocasiones a su hija. Presa de una violencia incontrolable y ante la reacción furibunda de su retoño por haber abandonado a su gato, incluso está a punto de estrangularla. Eva llama a la policía y el padre acepta que le lleven a la comisaría. Sigue habiendo, a pesar de todo, una profunda comprensión y una gran complicidad afectiva entre ambos. El otro eje que Maurel destaca es el de la violencia. La película se cierra con un poema, que da precisamente el título a la película, obra del padre y que leyó delante de Eva en una de las reuniones literarias en que participa: “Nos queremos a gritos, a golpes, como animales salvajes, soñando con ser humanos”. El punto de vista de la directora costarricense es que también existe en el país, a pesar de su pacifismo oficial y de no contar con un Ejército, una violencia y un machismo que aparecen como telón de fondo, en el entorno de San José, en varias escenas de la película. El mensaje esperanzador, independientemente de los intensos sentimientos de amor mostrados, es que, como dicen sus personajes, ”la rabia no nos pertenece”.

El filme cuenta con una fotografía de gran calidad responsabilidad del peruano Nicolás Wong y la directora trabaja con unos soberbios primeros planos y planos medios en donde consigue que los intérpretes muestren toda su capacidad actoral.

 

 

Título original: Tengo sueños eléctricos

Año: 2022

Duración: 101 min.

País: Costa Rica

Dirección: Valentina Maurel

Guion: Valentina Maurel

Fotografía: Nicolas Wong

Reparto: Daniela Marín Navarro, Reinaldo Amien, Vivian Rodriguez, José Pablo Segreda Johanning

Productora: Wrong Men, Geko Films

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