Taxi Teherán
El iraní Jafar Panahi, fue detenido por el gobierno de Teherán en 2010 acusado de realizar un largometraje crítico con el Estado de Irán y de planificar su proyección fuera del país. Fue puesto en libertad condicional en mayo de 2010, y en diciembre del mismo año le volvieron a condenar a seis años de prisión acusado de varios delitos, entre ellos reunión y propaganda contra el Estado.
Tras las cientos de peticiones internacionales firmadas por cineastas y otras grandes figuras del panorama cultural universal, el gobierno lo puso en libertad con la prohibición de volver a dirigir películas durante veinte años. A pesar de la carga que supone para un artista no poder contar con el respaldo de otras productoras y de su reclusión domiciliaria durante meses, Panahi siguió sorteando a la censura y haciendo lo que más le gusta y mejor sabe hacer: cine. Esto no es una película fue su primer documental después de salir de la cárcel, que narraba el día a día de su proceso judicial a la par que reflexionaba sobre el futuro del cine iraní. ( La cinta de este documental tuvo que salir de Irán escondida en un pastel y se pudo ver en el Festival de Cannes). Le siguió Cortina cerrada, donde aparecía encerrado en casa mientras intentaba esquivar a las autoridades islámicas. Taxi Teherán, que ganó el Premio FIPRESCI y el Oso de Oro en el pasado Festival de Berlín, es la culminación de una etapa de destierro artístico y la prueba de que su espíritu , si bien torturado por la exclusión de un régimen intolerante, sigue siendo tan vigoroso e indomable como hace años. En las imágenes que aparecían de la gala de la Berlinale, Jafar Panahi estuvo ausente, tal y como le exigía su sentencia, pero en su lugar su pequeña sobrina,-y actriz en este documental-, aparecía emocionada mientras recogía el Oso de Oro.
Este aprendiz de taxista coloca una cámara en el salpicadero y de una manera clandestina se hace pasar por su conductor. Por el asiento trasero irán pasando toda una galería de personajes, desde un ladrón a una maestra o el dueño de un videoclub. Algunos clientes que suben lo reconocen; otros se limitan a discutir entre ellos o a contarle sus problemas. Entre todos reflexionan sobre la condición actual del régimen islámico de su país y sobre el futuro que les espera. Rodada en clave de falso documental improvisado, la cinta pone de relieve la importancia que tiene para una sociedad la libertad de expresión y la imperante necesidad que debe primar en cualquier pueblo de defender sus derechos fundamentales.
Panahi tiene prohibido filmar en las calles, por eso las cámaras están dentro del coche. Utilizó un modelo de cámara muy pequeño, para que pudiera pasar desapercibida en una caja de pañuelos de papel. De esa forma podía mantener la dimensión documental de la acción fuera del coche y al mismo tiempo esconder al equipo de rodaje y garantizar su seguridad.
Las tres cámaras que hay en el interior dejaban poco espacio para el resto del equipo,-así que tenía que manejarlo todo el solo-, : el plano, el sonido, la interpretación de los actores, y también su propia interpretación… ¡Sin olvidar que tenía que conducir el coche!.Para la iluminación de las escenas, y que la luz estuviera equilibrada, construyó un gran techo solar. El filme costó unos 32.000 euros en total: Todo el equipo aceptó un salario reducido y muchos de los actores no quisieron que les pagara.
Taxi Teherán es un ejemplo más de la tenacidad de Jafar Panahi a la hora de desafiar las absurdas prohibiciones de las que ha sido objeto a lo largo de su carrera cinematográfica. La Historia nos enseña, que casi siempre se encuentran fórmulas para sortear las dificultades de la censura y que la picaresca es la mejor arma para hacer frente a totalitarismos, dictaduras y fanatismos.
Este documental es una batalla personal ganada a la censura por este amante del cine. La película es una oda a la libertad de un cineasta, al que la comunidad cinematográfica va a tener necesariamente que seguir apoyando en su lucha por ser respetado por las autoridades de Irán.
Taxi Teherán no tiene créditos finales. Tras los 82 minutos de metraje, el director denuncia lo siguiente: «El Ministerio de Orientación Islámica autoriza los créditos de las películas para su distribución. A mi pesar, esta película no tiene créditos. Expreso mi gratitud a todos los que me han apoyado. Sin su valiosa colaboración este filme no habría visto la luz». Fin.
Menos mal que nos queda el consuelo de que, todos los años, los representantes de la Berlinale van a Irán a ver nuevas películas.
Calificación: 8/10
Año: 2015
Duración: 82 min.
País: Irán
Director: Jafar Panahi
Guión: Jafar Panahi
Reparto: Documentary, Jafar Panahi
Productora: Jafar Panahi Film Productions
Claro ejemplo de la falta de libertad en estos países teocraticos y de las ganas que tienen sus ciudadanos de cambiar. En éste caso con imaginación, ganas e ingenio. Que siga asi.
Un saludo
Si algo tiene esta película es imaginación, ganas e ingenio. En los países donde no existe al libertad de expresión, es lo que les queda!. El director nos sorprende con una película magnífica.
Muchas gracias por seguirnos y por tu comentario. Un saludo