T2: Trainspotting
El pasado marca y define lo que somos hoy. Por mucho que intentes olvidarlo, dejarlo en un segundo plano, siempre existirá en tu cabeza y en tus pensamientos. La felicidad pasa por aprender de este, no nos engañemos. Si eres capaz de coger tus vivencias por muy penosas o tristes que sean y las conviertes en una fuente de impulso para reengancharte a la senda de la esperanza, estarás salvado; si no, serás incapaz de abandonar la oscuridad, la tristeza y la falta de fe.
Ese es el núcleo del cine de Danny Boyle y obviamente el corazón de la mejor cinta de su ya extensa filmografía. Trainspotting se ampara en el mensaje anterior para narrar una realidad horrible, poblada por gente descosida, sin aspiraciones, en la que la droga se convierte en la mejor arma para dejar escapar el tren con destino al futuro. Aunque también existe aquí la esperanza, la posibilidad de cambiar. Una luz blanca que aparece en el camino del que lo intenta, pero que se diluye con su propio miedo.
Casi nada ha cambiado en la secuela. Estilo desgarbado, algunas situaciones irreales y ritmo (algo lejos de la primera). En esta, Renton y los suyos aparecen distanciados, pero se vuelven a encontrar. Han pasado veinte años desde su último contacto y las heridas abiertas todavía no han cicatrizado. Ellos siguen siendo los mismos, la heroína ya no está de moda (para algunos sigue estando presente) y las dudas ante ese futuro aún sin escribir siguen poblando sus cabezas, y esta vez con más gravedad que nunca. Para poder continuar deberán tomar decisiones, coger definitivamente el tren de sus vidas y apostar por el cambio, el pasado sigue estando ahí, y esa quizás sea la única forma de archivarlo en el cajón del olvido.
Si bien T2 cuenta con un acabado impecable, su contenido no lo es tanto. Fotografía y efectos rozan niveles sobresalientes sí, pero no hay tanta frescura ni a nivel interpretativo ni en la riqueza de la trama, lo que hace que se distancie demasiado de la primera parte. Aquello de que segundas partes nunca fueron buenas, tiene su eco aquí; la vuelta de Renton y compañía es digna, pero a estas alturas pudiera antojarse algo innecesaria. La historia no tiene el mismo gancho, dejando de lado esa fuerza mostrada en la primera, y es que encima parece no tener un fin establecido. Es como si el guion estuviera a medio hacer, por definir, como si le faltara consistencia, siendo incapaz de precisar en detalles necesarios para potabilizar la trama. Algunos personajes aparecen y desaparecen, otros tienen más importancia de la que debieran, y algunas situaciones sobran (¡estiremos el metraje!); si a eso le unes una falta de originalidad demasiado acusada, te da una cinta con un acabado brutal (‘marca de la casa’), con algunas secuencias geniales, una banda sonora excepcional, pero algo sosa y con demasiado poco contenido en determinados tramos.
Si eres de los que la flipa con la primera parte, T2 únicamente será un ‘revival’ potable, una peli que no molesta pero que tampoco os encantará como debiera. Para el resto, Lalaland.
Elige vida.
Calificación: 5,5/10
Título original: T2: Trainspotting
Año: 2017
Duración: 117 min.
País: Reino Unido
Director: Danny Boyle
Guion: John Hodge (Novela: Irvine Welsh)
Música: Rick Smith
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Reparto: Ewan McGregor, Robert Carlyle, Jonny Lee Miller, Ewen Bremner, Kelly Macdonald, Shirley Henderson, Steven Robertson, Anjela Nedyalkova, Irvine Welsh
Productora: Film4 / TriStar Pictures / Sony Pictures Entertainment