Steve Jobs

Lo mejor de Steve Jobs, biopic acerca del celebérrimo fundador de Apple, es que no parece un biopic. O no es un biopic al uso, por decirlo de otro modo. Pero claro, es una película de Danny Boyle, un director de todo menos convencional.

Boyle, con su peculiar estilo visual, a ratos videoclipero (atención al montaje y especialmente a las transiciones entre las tres secuencias) y a ratos muy interesado en una fotografía llena de luces, nos presenta a Jobs de una forma muy peculiar. Ni rastro de flashbacks sobre el Jobs niño, ni tampoco de su triste y prematuro fallecimiento de cáncer en 2011. Nada sobre su etapa de estudiante, ni sobre su esposa y madre de sus tres hijos pequeños (ni siquiera se los menciona una sola vez). Ni un solo plano de esos de devastación emocional y lágrimas que siempre quedan tan bien en las biografías fílmicas. Lo que hacen Boyle y su extraordinario guionista Aaron Sorkin (que, así como quien no quiere la cosa, ha escrito películas como Moneyball y La red social, así como series del calibre de El ala oeste de la Casa Blanca) es presentar una estructura en tres actos en la que nos sitúan en tres momentos clave de la carrera profesional de Jobs y, a partir de ahí, construyen al personaje y nos lo presentan a la perfección de una manera maravillosa. difícilmente se van a escuchar diálogos mejores que estos en una película, al menos no en este 2015. La manera en que Sorkin entrelaza con palabras la brillantes profesional de Jobs con sus escasas habilidades sociales, su tormentosa relación con su hija Lisa y la madre de la pequeña, su tira y afloja continuo pero lleno de afecto con su colaboradora Joanna y sus muchas manías (como no empezar nunca tarde una presentación) es sencillamente soberbia, y nos regala escenas brutales que son cine de primera categoría: la inicial en la que Jobs exige a Andy Hertzfeld que el nuevo Mac diga «hola», todas sus conversaciones con Steve Wozniack (al que da vida un gran Seth Rogen, muy alejado aquí de su habitual registro gamberro y cómico), los momentos de tensión con su ex-novia Chrisann y con su hija Lisa (especialmente el último, cuando la niña ya es una jovencita interpretada por Perla Haney-Jardine, descubierta por Tarantino en Kill Bill Volumen 2), la reveladora discusión con John Sculley sobre lo que realmente pasó con Apple y Jobs y muy especialmente la especial relación que mantiene con Joanna. Son tantos los momentos inolvidables que quedan en la memoria del espectador que lo mejor es dejar de listarlos para que ustedes también se sorprendan con la calidad de las escenas de Steve Jobs.

 

Y qué decir de los actores. Jeff Daniels está simplemente soberbio, especialmente en la escena en que discute con Jobs en el segundo acto, donde despliega una fuerza que clava al espectador en la butaca. Kate Winslet, beneficiándose de una caracterización que la hace casi irreconocible, se permite jugar en una tesitura de mujer seria y con un punto amargo que pocas veces le hemos visto. Decir que sale airosa es quedarse muy corto, porque la británica lleva veinte años siendo una de las mejores actrices del mundo en películas de cualquier género y pelaje, y aquí vuelve a estar maravillosa, divertida cuando tiene que serlo, contundente cuando toca y emotiva casi siempre. Pero la gran estrella es Michael Fassbender, cuya entrada en escena en esos frenéticos primeros minutos de película es sencillamente apabullante. Cuesta encontrar un intérprete hoy en día que tenga más carisma y sea más versátil que el germano-irlandés, y su presencia en pantalla es absolutamente magnética. Además, es capaz de plasmar todas las facetas de la personalidad de Jobs (el engreído, el capullo, el genio, el egoísta, el sensible, el atormentado, el padre reticente, el amigo) en apenas en unos segundos o incluso en la misma escena. En una palabra, memorable. O en dos, memorable y oscarizable.

Quizás se le puede criticar que los tres actos están un poco estiraos, especialmente el segundo y el tercero, y que algunas escenas no hacen verdadera falta (ver la última conversación entre Sculley y Jobs, aunque incluso en ese momento menos logrado el protagonista nos hace una emotiva revelación), pero Steve Jobs, desde ya una de las mejores películas de 2015 y un acercamiento original, divertido y emotivo a la figura de un hombre sin el cual el mundo que conocemos hoy jamás hubiera sido el mismo.

Lo mejor: Los actores, los maravillosos diálogos de Aaron Sorkin y su excelente balance entre la vida profesional y la personal de Jobs.
Lo peor: Los tres actos están un pelín estirados y hay escenas algo innecesarias.

Calificación: 9/10

 
 

Título original: Steve Jobs

Año: 2015

Duración: 121 min.

País: Estados Unidos

Director: Danny Boyle

Guión: Aaron Sorkin (Biografía: Walter Isaacson)

Música: Daniel Pemberton

Fotografía: Alwin H. Küchler

Reparto: Michael Fassbender, Kate Winslet, Seth Rogen, Jeff Daniels, Katherine Waterston,Sarah Snook, Michael Stuhlbarg, Perla Haney-Jardine, Adam Shapiro, Jackie Dallas, Makenzie Moss, Afsheen Olyaie, Tina Gilton, Tom O’Reilly, Natalie Stephany Aguilar

Productora: Management 360 / Mark Gordon Company / Scott Rudin Productions / Universal Pictures

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