Spectre
Daniel Craig ha conseguido que muchos se adentren en el mundo de Bond. Y es que no solo ha aportado a una más que generosa «ración de hostias» por película, también ha logrado que muchos sientan su dolor físico y emocional, que entiendan a la persona detrás del héroe, las sombras del individuo; y eso no es nada fácil. Le hemos visto saltar de grúa a grúa jugándose el tipo, casi perder la vida en una partida accidentada de póker o enfrentarse a un loquísimo ex-secuaz del MI-6 hasta perder el aliento; y siempre con dificultad, con poco decoro, sangrando la camisa demasiadas veces pero mostrando esa cara humana que no tenían sus predecesores. Bond cae, piensa, ama, falla, siente, reacciona, reflexiona y llora. Eso es lo que le diferencia del resto y lo que ha hecho que su figura ascienda. Lo que ha hecho que nos sintamos más cercanos a la persona sin olvidar a ese espía inmortal.
«Lo que empezó con fuego debe de terminar con fuego»: con esta misiva se reduce una saga al mínimo exponente. Con Casino Royale entendimos mejor la figura del nuevo agente, nos mostraba los inicios de 007, sumido tanto en el amor como en la desesperación de una forma desequilibrada a lo largo del film. Aquí aparecía un malote que quería manejar la economía mundial a su antojo expandiendo sus redes pero para eso estaba Bond y su «full». Después vino la caída. El descenso a sus propios odios y fantasmas pasados, este James tuvo infancia y demasiadas fotografías rotas, y todo eso afectó de sobremanera su rendimiento en el MI-6, su comportamiento y a su equilibrio mental metiéndose en más «fregaos» de lo necesario. Esa era Quantum of Solace, una oda al desequilibrio, y no sólo del personaje, también en la labor de dirección y en el guion (a veces con muy poco sentido). Después llegó Sam Mendes y su contribución. El agente se hizo mayor y el dolor se extendió aún más. Skyfall mostraba a un 007 más maduro, más preocupado por el destino del mundo y mucho más cercano tanto a «M» como a «Q». Es como si se hubiera encontrado a sí mismo en el camino y la reflexión se hubiera apoderado de sus pensamientos para finalmente conseguir atar los cabos de su pasado sin desmerecer al resto de la humanidad en el trayecto. Pero aún queda el final. Llegamos a Spectre.
Segunda película de Mendes, cuarta de Craig; con ella termina un ciclo y no de la forma más perfecta. Todo se inicia con un MI-6 en ruinas llevado a la modernidad y casi a la inexistencia, de la mano de un nuevo «Boss» con intereses enraizados en S.P.E.C.T.R.E, organización que nuestro espía deberá de destruir para resolver los enigmas de su pasado y auxiliar al MI-6 para su supervivencia. De la mano de los suyos deberá de destronar a Franz Oberhauser (un más que reconocible Christoph Waltz) de esa situación de privilegio para el dominio del mundo. Pero no será nada fácil.
Con una dosis de acción alta pero sin la espectacularidad de otras ocasiones, Mendes se marca un final poco original y nada cautivador de una saga que cierra su círculo pero sin brillar. Y es que todo va en tercera aquí. Jamás despega. Un notable merece la fotografía, los efectos especiales y fundamentalmente la fina realización del cineasta. Pero el resto no está al 100%. Es como si le hubieran cortado el grifo antes de lo previsto. Como si no hubiera tenido tiempo suficiente para terminar las cosas adecuadamente. Todo aparece a medio gas, tanto la profundidad de los personajes secundarios y su aportación a la historia principal como la ira medida de un Daniel Craig en parte irreconocible (justamente al revés que Christoph Waltz y su interpretación de Hans Landa, digo …). Es como si estuviera atado de pies y manos en todo momento, demasiado contenido, poco roto; y eso resta frescura, sosiega las intenciones y hace que el conjunto puntúe en negativo. Las secuencias de lucha escasean y las pocas que hay aparecen limitadas, muy en plan «para todos los públicos», restando 7 niveles de efervescencia respecto a la «cabalgata de leches» mostrada en Casino Royale por ejemplo. Es como si el realizador hubiera retomado la saga Bond de Pierce Brosnan, con muchos gadgets, mucha astucia, poca sangre y poca capacidad para dar una buena galleta a tiempo. Una lástima.
Bonita pero algo plana, con menos contenido del deseable y más estilo del necesario. Sobra glamour, paisajes, vehículos varios, pomposidad y artificialidad. Falta impactar (ya se ve en la sosa secuencia inicial ) y aportar algo más de corazón a la propuesta (el que le falta por ejemplo a Sam Smith con su descafeinado tema). Aun así estamos ante el fin de un ciclo alucinante repleto de luces que ha dado oxígeno a algo que estaba prácticamente muerto.
Calificación: 6/10
Año: 2015
Duración: 148 min.
País: Reino Unido
Director: Sam Mendes
Guión: John Logan, Neal Purvis, Robert Wade, Jez Butterworth (Personajes: Ian Fleming)
Música: Thomas Newman
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Reparto: Daniel Craig, Christoph Waltz, Léa Seydoux, Ralph Fiennes, Monica Bellucci,Naomie Harris, Rory Kinnear, Ben Whishaw, Dave Bautista, Andrew Scott, Jesper Christensen, Stephanie Sigman
Productora: MGM / Columbia Pictures / Albert R. Broccoli / Eon Productions
Gran articulo Ivan. Me ha gustado. Yo veo en los últimos años, como la saga Bond ha seguido los caminos establecidos por Marvel (tanto en comics como en películas, a las que tan bien reflejan). La humanidad de los personajes. Hoy en día ha dejado de existir los personajes con excelencia. Todos nos tienen que mostrar cual humanos, y humanidad llevan encima. Tenemos que sentir como se cansan, enfadan, obsesionan… para que nos identifiquemos con ellos. Caso contrario la formula no sirve.
No sé si es un error (creo que no, el punto de vista «vintage» no sirve en los tiempos que corren), pero creo que se está abusando de él.
No voy a decir cual Bond es mejor o peor. Todos tuvieron su momento y su significado. Roger Moore y su Moonwalker produciría hoy en día risas de vergüenza ajena. Nada más alejado de la realidad de entonces, cuando esa pelicula levantaba pasiones.
El Bond de hoy es una mescla del pobre Peter Parker traumatizado por no encajar en la universidad y no ser correspondido por MJ, y un Terminator que puede hacer saltos de fe desde lo mas alto sabiendo que probablemente sobreviva a todo.
Acepto todas las películas. Si te gusta el personaje, vas a encontrar bueno y malo en la película. Es cuestión de aceptarlo.
Odio que se lleve a Casino Royale al Olimpo de las obras maestras y que se menosprecie esta ultima. Y tal vez la clasificación sea la más correcta. Pero hay que ver las cosas con perspectivas.
Me gusta la tuya, y la acepto como otras totalmente opuestas.
Un saludo
Alejandro
Tus argumentos me parecen excepcionales. Casino Royale me parece un verdadero golpe en la mesa, es una verdadera bocanada de aire fresco para el género y para la franquicia. Posiblemente las de Mendes sean mejores en acabado pero, repito que en mi caso, la primera de esta nueva cuadralogía consiguió que mi visión de Bond cambiara y que lograra agarrarme a la butaca en todo momento.
Gracias por contribuir compañero. Y más con esa educación.