San Andrés

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El cine de catástrofes y el verano es una conjunción que ya viene siendo habitual en nuestra cartelera desde hace un buen puñado de años. Estamos en la época por excelencia de los blockbusters y los ejecutivos de Hollywood saben de sobra que en estos meses tórridos el público recibe más de buena gana que nunca este tipo de películas. Producto de ello es el estreno de San Andrés (San Andreas, Brad Peyton, 2015), una nueva cinta donde los desastres naturales son la causa y el motor de todo lo que ocurre y uno de esos trabajos que no presentan demasiados reparos en mostrarse deudores del paradigma moderno del género asentado por autores como Roland Emmerich o Michael Bay.

En esta ocasión el epicentro de la catástrofe cinematográfica se sitúa en la Falla de San Andrés, una falla geológica que presenta una peligrosa inestabilidad sísmica causada por el desplazamiento existente entre la placa Norteamericana y la del Pacífico. San Andrés juega con la tesis real que advierte que dicha falla terminará produciendo uno de los terremotos más virulentos de la historia de la humanidad, reproduciendo la hipótesis científica en sus fotogramas y convirtiéndola en la base que da pie a su trama. O lo que es lo mismo, pero dicho en un lenguaje algo más profano; San Andrés es una película en la que un gran terremoto (de magnitud 9) pondrá en jaque a toda la comunidad residente en California. Una historia de víctimas, supervivientes y héroes anónimos que toman un nombre propio y se personifican en Ray (Dwayne Johnson), un piloto de helicóptero especializado en rescates que tendrá que luchar contra la fuerza y la furia de la naturaleza para salvar a su esposa e hija (Carla Gugino y Alexandra Daddario respectivamente) de los múltiples peligros que el temblor y sus constantes réplicas han generado. ¿Verdad que esto les suena de algo?

Así que, básicamente, podemos definir la propuesta de Brad Peyton como una cinta funcional en la que todo se sujeta a los patrones típicos de una fórmula ya conocida. Una de esas producciones en las que una trama arquetípica (y en demasiadas ocasiones descaradamente inverosímil) queda en un segundo plano en beneficio de un apartado técnico boyante y vistoso, lleno de efectos especiales de los que cortan la respiración. Nada nuevo bajo el sol, aunque bien su falta de pretensiones en lo argumental se puede contar como una virtud en cuanto a honestidad, ya que San Andrés es uno de esos trabajos conscientes de estar dando al espectador medio lo que se supone que se busca cuando se paga en taquilla por una película de estas características, unas buenas dosis de adrenalina, ruido y paisajes dantescos. En ese sentido, la película satisface los deseos del espectador; de hecho más de uno podría pensar en que las consecuencias del terremoto se han exagerado demasiado en pro del espectáculo. Pero, sea como sea, estamos ante una obra que hace gala de su capacidad de apabullar con sus situaciones extremas y su machacante torrente de ruido y destrucción. Un apartado que difícilmente podría fallar, dado el ingente presupuesto del que dispone siempre este tipo de cine.

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Lo que falla en San Andrés, sin embargo, es lo mismo que suele fallar en casi cualquier obra de estas características; algo que viene repitiéndose desde que este tipo de cine existe y que, desgraciadamente, parece algo inherente a él. En este sentido tenemos de nuevo una trama ingenua, difícil de creer e incluso puntualmente irritante (sobre todo en su inefable tramo final), por lo que aquellos espectadores que esperen un mínimo de trato inteligente respecto a ellos y busquen un punto de coherencia van a terminar, seguramente, riendo por no llorar.

Hay demasiados tópicos y situaciones estrambóticas en la cinta de Brad Peyton como para que nadie termine a medio camino entre el bochorno y la risa floja. ¡¡Si incluso tenemos el típico final con banderita incluida!!. La historia del padre-héroe que, además de tener que salvar a su familia entre los escombros de enormes ciudades, se las ve sobrado para recomponerla sentimentalmente es tan naïve como patética; pero ya no tanto en su planteamiento, sino en su exposición de los hechos. El resultado de esto es que un apartado técnico decente pero eficiente baje demasiados puntos y termine situando a la cinta como un trabajo menor y excesivamente predecible. Otra vez, nada nuevo bajo el sol. Será que aquello de confeccionar una buena historia ya no depende de los millones y las computadoras…

El apartado de las actuaciones tampoco acompaña demasiado a levantar el estropicio perpetrado por los guionistas. A nadie se le escapa que Dwayne Johnson vale para lo que vale y fuera de sus limitaciones se queda en nada. Aun así, en San Andrés sus escenas físicas se antojan extrañamente escasas y queda una sensación de que no se le ha aprovechado suficientemente como el héroe de acción que se presupone que debe haber en este tipo de cintas. Es verdad que su personaje parece inmortal a tenor de cómo salva los numerosos peligros que salen a su paso, pero se echa un poco de menos el verlo bajado de tanto helicóptero y avión para que nos dé sus habituales dosis de escenas vigorosas y potentes, al menos en más ocasiones de las que podemos disfrutar. El resto de protagonistas se resume en una Carla Gugino destinada a ejercer como co-protagonista y compañera eventual del héroe y una Alexandra Daddario, que más allá de ser el objetivo a salvar aparece convertida en una especie de exuberante scout de la urbe con tiempo para flirtear con sus protegidos. El plantel de secundarios es casi anecdótico; de ello dan fe unos Paul Giamatti, Kylie Minogue y unos cuantos actores más que casi ni merecen ser nombrados a tenor de su poco peso en la historia y de su discretísimo trabajo.

En definitiva, todo en San Andrés resulta demasiado funcional y pragmático. Es una de esas cintas que responde perfectamente a aquello de «sabías a lo que venías», por lo que en función de ello el espectador quedará más o menos satisfecho. Lo cierto es que desde una perspectiva crítica no se puede valorar el trabajo de Peyton más allá de lo insuficiente. Hay demasiado poco esfuerzo invertido en ella aparte del que se deriva de lo técnico y su inflado presupuesto. Por tanto, estamos ante una película esquemática y anodina en su aspecto artístico, aunque vista desde unos parámetros mucho más relajados puede resultar mínimamente entretenida. Lo dicho (y me repito conscientemente para hacer un paralelismo con este tipo de trabajos), nada nuevo bajo el sol. Otra réplica más.

Calificación: 3’5/10

San_Andrés_cartel_MCTítulo original: San Andreas

Año: 2015

Duración: 114 min.

País: Estados Unidos

Director: Brad Peyton

Guion: Carlton Cuse (Historia: Andre Fabrizio, Jeremy Passmore)

Música: Andrew Lockington

Fotografía: Steve Yedlin

Reparto: Dwayne «The Rock» Johnson, Alexandra Daddario, Carla Gugino, Paul Giamatti,Hugo Johnstone-Burt, Art Parkinson, Ioan Gruffudd, Will Yun Lee, Todd Williams,Natalie Stephany Aguilar, Kylie Minogue, Archie Panjabi, Colton Haynes, Simone Kessell, Marissa Neitling, Morgan Griffin

Productora: Warner Bros. / Village Roadshow Pictures / New Line Cinema

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