Perdida
Si observamos con detenimiento todas las películas de David Fincher, podemos apreciar que su visión del mundo no es precisamente optimista. Su cine refleja los peores aspectos de nuestra sociedad, siendo en la mayor parte de estas una parte importante del nudo, aunque nunca de manera visible. En sus cintas, los crímenes no son simplemente casos que resolver, conteniendo infinidad de elementos perturbadores fuertemente arraigados a lo que nos hace humanos que enturbian todo a su alrededor e incluso llegan a infectar a aquellos que intentar solventarlos. En Seven (Se7en, 1998), los pecados capitales integrados en la naturaleza de nuestro día a día llevaban a la locura al terrorífico John Doe, en The Game (1997), un extraño juego hacía temblar la acartonada vida de un hombre que había olvidado el valor de las cosas, en El club de la lucha (1999), le daba voz a toda una generación cuyo entorno no tenía nada que ofrecer excepto consumismo y superficialidad extremos y en Zodiac (2007) un escurridizo asesino en serie jugaba con los medios de comunicación a su antojo, dejando entrever que algunos poderes resultan intocables; en el mundo de David Fincher, así como en todos los filmes citados, el crimen deja de ser un simple medio para materializar los conceptos erróneos de la sociedad, en su sociedad es mucho más importante la soledad de Mark Zuckerberg que su inabordable éxito y popularidad, e incluso en la defenestrada y fallida Alien 3 (1992) concedía tanta o más peligrosidad a los hombres que a la criatura protagonista.
En Perdida vuelve para apostillar el que es claramente el tema de su filmografía. En medio de lo que parece otro caso de desaparición con la intensiva cobertura mediática de rigor, el director presenta el retrato psicológico de una mujer perdida (nunca mejor dicho) y su aparentemente idílico entorno, solo para encontrarnos, con el paso de los minutos, en el epicentro de una enorme mentira en la que no es posible encontrar ningún asidero moral, Fincher nos lanza a la piscina de la más descarnada humanidad para más tarde quitar la escalerilla.
Impulsando la trama con un sinfín de geniales giros argumentales, que provocan que sus casi dos horas y media pasen volando, y con la seguridad que concede tener la espectacular interpretación de una camaleónica Rosamund Pike respaldando cada minucioso detalle de su portentoso libreto que respeta tanto a su fuente original como a su propia naturaleza ya que Gillian Flynn, responsable del libro original y del guion cinematográfico, ha variado ligeramente el final para otorgar su propia identidad a la película.
Además de lo comentado anteriormente tenemos el habitual y exquisito gusto de este director, su fastuosa fotografía y magnifico montaje. Su acertado casting ocasiona que el abundante plantel de secundarios no desmerezcan lo más mínimo al conjunto.
En definitiva una gran película para volver a las salas de cine, que con sus resonancias hitchcockianas y su mirada crítica al espectáculo que se forma alrededor de determinados crímenes así como el juego de este con la realidad y lo que se nos vende a través de los medios de comunicación, la hacen una apuesta perfecta para aquellos que disfruten de largos debates una vez finalizada la proyección.
Calificación: 8/10
Título original: Gone Girl
Año: 2014
Duración: 145 min.
País: Estados Unidos
Director: David Fincher
Guion: Gillian Flynn (Libro: Gillian Flynn)
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Fotografía: Jeff Cronenweth
Reparto: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Kim Dickens, Patrick Fugit, Carrie Coon, Missi Pyle, Kathleen Rose Perkins, Scoot McNairy, Sela Ward,Emily Ratajkowski, Lee Norris, Casey Wilson, Lyn Quinn, Lola Kirke, David Clennon,Lola Kirke
Productora: 20th Century Fox / New Regency