Oldboy

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Estaba cantado. La cosa olía mal desde el principio. Esto es tan sólo la crónica de una muerte anunciada.

Ya desde el mismo momento en el que saltó la noticia de que Spike Lee estaba inmerso en un remake de la aclamadísima película de Park Chan-Wook, Oldboy (Oldeuboi, 2003), la sensación de que se trataba de un proyecto tan arriesgado como innecesario estuvo en el aire. Ahora, lo que era un incómodo augurio, se confirma totalmente; Spike Lee ha dado a luz un trabajo ensombrecido. Y es lógico; a estas alturas pocos no han oído hablar de la famosísima trilogía de la venganza del director asiático. Tanto Sympathy for Lady Vengeance (2005) como sus dos predecesoras, Sympathy for Mr. Vengeance (2002) y la mencionada Oldboy, son ya consideradas un hito en la historia del cine surcoreano y del mundo entero. Nunca un tema tan explotado en la gran pantalla, como es el de la venganza, había sido visto desde una perspectiva tan elegante, provocativa y poderosamente turbadora. Si acaso fue Tarantino el que se acercó a los mismos niveles de novedad y maestría con su Kill Bill (2003, 2004), aunque sin duda, con un registro totalmente distinto, más cercano al Pop y mucho menos barroco.

De la aclamada trilogía, la cinta que más destacó fue Oldboy, llegando a ser considerada por muchos una película de culto. Quizás por ello es justo admitir que Spike Lee ha demostrado una gran valentía y ambición al arriesgarse a adaptarla. Pero su desgracia no es ya que su trabajo salga perdiendo en comparación con la versión original, lo realmente penoso es que deja la sensación de que incluso por sí mismo resulta un producto desangelado y flojo.

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Se puede decir que Oldboy es en esencia un remake creativo. Lo es en el sentido de que no se limita a copiar la historia original plano por plano o frase por frase, sino que se permite alterar ciertos elementos de la trama, llegando incluso a cambiar algunos de sus elementos clave. Así pues, el espectador que ya conozca la cinta surcoreana, va a poder presenciar escenas nuevas y matices que no tiene la cinta original. En este caso, el protagonista es un ejecutivo publicitario (Josh Brolin) que es víctima de un secuestro y encarcelamiento de 20 años. Cuando al fin es liberado sin ninguna explicación, se dará cuenta de que todo responde a una retorcida trama conspirativa que tiene como objetivo hacerle pagar una deuda moral que contrajo con alguien. Como ya se ha señalado y se puede ver, la esencia de la historia es la misma en ambas cintas, pero ni de lejos lo será el guión. Aunque por supuesto aquí no vamos a desvelar las diferencias argumentales en cuestión.

Todo este afán creativo bien podría responder a una estrategia comercial y artística que podría resumirse en aspirar a ser una especie de “versión 1.5” de la película de Park Chan-Wook. Y aunque sea de alabar que Spike Lee no se limite a calcar la obra original, hay que decir que toda la serie de cambios le sientan al conjunto francamente como una patada en el estómago. Se puede decir que Spike Lee se ha quedado en el intento. Todo el barroquismo, la teatralidad y la ambigüedad de la película original se ha quedado en un producto soso y convencional una vez pasado por el filtro de Hollywood. Aquí sigue habiendo sangre e intriga, pero toda la tensión emocional y el retorcido tono de la primera Oldboy han quedado reducidos a su faceta más comercial, así que,  si bien con la versión original era imposible no quedarnos con la boca abierta, con la versión de Spike Lee, la abriremos por las ganas de bostezar. Todo lo que fue un escandaloso portento artístico se queda reducido a un bosquejo mil veces visto en Hollywood; de hecho, esta Oldboy se parece en ocasiones formalmente más a Saw  que a la misma Oldboy.

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Y no es sólo estética y argumentalmente como Spike Lee sale mal parado, el casting de la producción tampoco es acertado en absoluto, diría que siquiera el resto del equipo tampoco goza de mucha lucidez. Josh Brolin es directamente un chiste de actor principal comparado con Min-sik Choi; si bien el asiático bordaba su papel de antihéroe con aires a lo Charles Bronson, el norteamericano queda como un sucedáneo de actor que a veces cae en la sobreactuación más burda (y el que piense que exagero, que espere a verlo “llorar”). En cuanto al gran villano, ¿qué decir?, ¿había una elección peor que la de Sharlto Copley?, porque es difícil recordar villanos con menos presencia y porte que éste. Así no se impresiona ni un chaval de 5 años, sólo con verlo y escucharlo induce a la sonrisa burlona, por mucha sangre que quieran salpicar.

Tenemos también otras caras conocidas, como por ejemplo la de Elizabeth Olsen, y la de Samuel L. Jackson. En sus casos cabe decir que la primera será quizás más recordada en este trabajo por su escena de sexo que por su actuación en sí; y de Samuel, pues ya saben… “F***, F***, Nigg**, Nigg**”, una actuación y un papel muy al límite, consciente o no, de la parodia (crestita hortera incluida); muy alejado de sus mejores papeles.

Voy más allá… incluso la increíble banda sonora de la película original deja en paños menores al trabajo de Roque Baños, el cual, a pesar de no ser malo, peca de una convencionalidad tediosa.

En definitiva, poco queda aquí de la maestría de la primera Oldboy. Si bien Park Chan-Wook consiguió hacer de la venganza una especie de fábula violenta, estilizada y retorcida en la que la delicia visual y la tensión iba in crescendo como el ritmo de un oscuro y elegante Vals., Spike Lee se ha quedado en un burdo e insípido intento de “americanizar” el producto. El resultado es un frio cadáver gris, una película desangelada y sin nervio que va a ser más recordada por haber sido escandalosamente innecesaria que por sus escasos méritos propios. Se puede decir que Oldboy falla como remake, tanto en los momentos que copia, como cuando inventa. Y eso es imperdonable.

Tú solito te has buscado el tropiezo, Spike. Y no es el primero. Aunque bueno, siempre nos quedarán tus pelis de los 90s.

Calificación: 3 de 10

 
 

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Título original: Oldboy (Old Boy)

Año: 2013

Duración: 104 min.

País: Estados Unidos

Director: Spike Lee

Guion: Mark Protosevich (Cómic: Nobuaki Minegishi, Garon Tsuchiya)

Música: Roque Baños

Fotografía: Sean Bobbitt

Reparto: Josh Brolin, Elizabeth Olsen, Samuel L. Jackson, Sharlto Copley, James Ransone, Lance Reddick, Michael Imperioli, Richard Portnow, Taryn Terrell, Rami Malek, Joe Chrest, Caitlin Dulany, Linda Emond, Grey Damon, Brett Lapeyrouse, Victoria Geil

Productora: Mandate Pictures / FilmDistrict / Vertigo / 40 Acres and a Mule

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