Niemand ist bei den Kälbern

Sufrimiento y asfixia juveniles

El segundo largometraje de ficción de la directora alemana Sabrina Sarabi bascula entre un desolador relato de juventud frustrada y la más sórdida de las tragedias sobre la existencia. La protagonista es Christin, una veinteañera recluida sin cadenas visibles en una granja de la zona rural y desamparada de Mecklemburgo. Junto a su pareja y la familia de este vive sin más ocio que conversar con su amiga a través del móvil, modificar su vestimenta diariamente o salir al centro para emborracharse algunos fines de semana. Christin desea escabullirse de su miserable y aburrida vida entre terneros, perros, avestruces y varones tóxicos, sin expectativas de futuro ni garantías de mejora. Ante la imposibilidad de huir, debido a la paupérrima situación económica y familiar que padece (un padre alcohólico y violento, una madre desaparecida y un novio absorto únicamente en la granja), opta por diferentes vías de escape que la llevarán a un descenso a los infiernos sin atisbo de final.

Basada en la novela homónima de la escritora germana Alina Herbing (editado en español por Volcano Libros), la película transita en su mayor parte a través de una calma tensa, consistente aspereza formal y mucha inquietud. Sarabi apuesta por una férrea puesta en escena, persiguiendo cámara en mano a Christin, sin música extradiegética y cortes secos de montaje, propiciando sugerentes elipsis muy interesantes. Sin embargo, en el tramo final la realizadora dinamita la ira y tensión contenidas y apuesta por la explicitud, la música atmosférica para incrementar el malestar y la exposición reiterada de la miseria. Una decisión objetable pero que consigue con creces trasladar al espectador el ambiente opresivo y la actitud colérica y demencial de la protagonista. El mérito se debe, en gran parte, a la descarnada interpretación de Saskia Rosendahl, quien se desnuda literal y metafóricamente para lograr una actuación que hiere, que deja poso durante días.

Niemand ist bei den Kälbern compitió en el Festival de Locarno, donde fue galardonada con el premio a la mejor actriz para Rosendahl en la sección Cineasti del presente. En España se exhibió en el German Film Fest de Madrid. Un filme duro, adusto, con escenas de fuerte impacto que recuerdan a la de inclementes cineastas como Haneke, Zvyagintsev, von Trier o Michel Franco, y que rebaja cierta idealización de la vida campestre. La juventud, ya se sabe, es un estado convulso, a veces cruel, y repleto de angustia que se acrecienta cuando la familia más que un soporte es una maldición y el entorno es un hálito irrespirable. Otras obras cinematográficas del pasado 2021 también se acercaron a ambientes asfixiantes y machistas desde la óptica de chicas jóvenes que ansían escapar de su rutina, de su realidad, como Blue Moon (Alina Grigore), Murina (Antoneta Alamat Kusijanovic), As In Heaven (Tea Lindeburg) o Imaculat (Monica Stan, George Chiper), todas ellas con mujeres detrás de las cámaras y unas excelentes atmósferas atosigantes que permiten palpar la rabia y el desasosiego de sus protagonistas.

 

 

Título original: Niemand ist bei den Kälbern

Año: 2021

Duración: 116 min.

País: Alemania

Dirección: Sabrina Sarabi

Guion: Sabrina Sarabi. Novela: Alina Herbing

Fotografía: Max Preiss

Montaje: Heike Parplies

Reparto: Saskia Rosendahl, Rick Okon, Godehard Giese, Andreas Döhler, Nico Ehrenteit, Anne Weinknecht, Elisa Schlott, Hendrik Heutmann, Enno Trebs, Anja Schneider, Peter Moltzen, Andreas Leupold

Productor: Westdeutscher Rundfunk (WDR), Arte, Weydemann Bros

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