Mi casa en París

Mi casa en París es una de esas películas que sienta bien ver de vez en cuando, sobre todo si el ánimo anda un poco bajo.

Es bonita, como dirían las abuelas, tiene buen fondo, un bello mensaje en pro de la amistad y el amor, y encima está ambientada en la propia ciudad del amor, que es París, por supuesto. Se ve con facilidad, es entretenida, tiene una buena fotografía y una delicada música que acaricia los oídos con suavidad.

El problema es que Mi casa en París nunca sabe muy bien qué quiere ser o qué quiere ofrecer al espectador. ¿Comedia romántica? ¿Drama romántico? ¿Drama a secas? Tiene un poco de todo y no lo mezcla demasiado bien, por lo que se queda a medias de todo. No pone nunca la carne en el asador, no emociona lo que debería a pesar de los esfuerzos de sus excelentes actores, y todo el rato da la sensación de que le habría hecho falta ser más divertida. Margen había para ello, desde luego. Tener a Maggie Smith tan desaprovechada en el aspecto cómico, cuando ha demostrado mil veces que puede saltar de la comedia al drama en un segundo si así lo requiere el guión, es prácticamente un crimen. En definitiva, es inofensiva, no crispará los nervios de nadie, se puede ver, pero tampoco llama la atención como para recomendarla mucho ni va a cambiar la vida de nadie, eso desde luego.

Así, lo mejor sin duda es disfrutar de los maravillosos rincones de la capital francesa, que tan ben luce en la gran pantalla, y también de sus tres protagonistas. Kevin Kline, actor dado en ocasiones al histrionismo, está bastante controlado aquí y recuerda por momentos al fascinante intérprete dramático de  (Richard Attenborough, 1987… no olvidemos que Kline es un actor con Oscar, concretamente gracias a su genial y alocadísimo ladrón Otto de Un pez llamado Wanda, salida en 1988 de las mentes igualmente alocadas de los ex-Monthy Phyton Michael Palin y John Cleese), por ejemplo. Maggie Smith siempre está espléndida haga lo que haga y este trabajo no es una excepción. Es admirable e impresionante ver cómo a sus 80 años sigue manteniendo ese nivel de energía frente a la cámara y, por supuesto, de talento. Junto a ella, y consciente de que tiene al lado a una maestra y de que su personaje no es el principal atractivo, Kristin Scott-Thomas (otra algo desaparecida de las pantallas últimamente, como Kline, aunque no de los escenarios) brilla como la hija de Smith y aporta la química necesaria con Kline para que la historia de amor entre sus personajes, algo pegote, resulte al menos entrañable y agradable de contemplar.

Porque eso es Mi casa en París. Una película agradable, sin más, para quien no le pida peras al olmo pero que hubiera podido dar mucho más de sí si hubiera corregido su indefinición.

Calificación: 5,5/10

 
 

Título original: My Old Lady

Año: 2014

Duración: 107 min.

País: Reino Unido

Director: Israel Horovitz

Guión: Israel Horovitz

Música: Mark Orton

Fotografía: Michel Amathieu

Reparto: Kevin Kline, Maggie Smith, Kristin Scott Thomas, Dominique Pinon, Michael Burstin,Elie Wajeman, Raphaële Moutier, Sophie Touitou, Christian Rauth, Delphine Lanson, Noémie Lvovsky, Stéphane De Groodt

Productora: BBC Films / Cohen Media Group / Deux Chevaux Films

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