Los Siete Magnificos
En el debate surgido tras el estreno de un nuevo remake es habitual oír (o leer, más bien) aquello de que las películas que más justamente deberían ser sometidas a una nueva revisión son las fallidas y no las más redondas, al contrario de lo que suele suceder. Personalmente comparto esta opinión, pero siendo realistas, si nos ponemos en la piel de la mayoría de los que ponen el dinero para que se realicen dichas cintas, gente a la que, no nos engañemos, le importan más bien poco tanto el arte en general como el cine en particular, y ateniéndonos a la lógica capitalista, ¿que llevaría a nadie a querer invertir en algo que de origen no funcionó?
Teniendo en cuenta esta máxima conseguimos entender (que no aprobar, mucho ojo) el sistema actual de remakes, y por ende de los habituales resultados que éstos cosechan. La desgana que se transmite habitualmente es consabida, puesto que lo que motiva estas producciones es el dinero, simple y llanamente, y el guion es un encargo llevado a cabo por un guionista en nomina de cualquier productora, que se gana los garbanzos a base de volver a poner en pie cosas que otros hicieron antes, en este caso en particular el resultado ha sido doblemente regurgitado puesto que la obra a reescribir fue a su vez una reinterpretación de la gloriosa Los 7 samurais del maestro Kurosawa.
Entiendo que llegados a este punto de la crítica en la que aun no se ha hablado de Los 7 Magnificos del 2016 cualquiera pueda preguntarse a santo de qué consiguen vender lo mismo no ya por duplicado, si no por triplicado, y ese es, amigos y amigas, el quid de la cuestión, los espectadores que leemos sobre cine y acudimos en busca de algo nuevo somos una minoría y los que están todo el día con la tele encendida y sienten mágicamente (no a consecuencia de tragarse continuamente los tráilers y spots en todas las cadenas, no) unas imperiosas ganas de ir a ver la visión de Antoine Fuqua del clásico del western convierten este descuidado estreno en un éxito; esta película es, en esencia, la orden de un ejecutivo a otro ejecutivo que ordena otro que forme un casting de estrellas y que contrate a un par de guionistas y un director de relativo renombre para que la bola siga rodando, y el resultado es tan bueno como cabría esperar.
Fuqua tiene un buen par de cintas en su haber y Nic Pizzolatto se volvió relevante allá por 2014 al escribir la genial primera temporada de True Detective, aquí ambos hacen su trabajo sin ningún tipo de inspiración, no obstante Los Siete Magnificos es en su mayor parte entretenida y se deja ver, pero no aporta nada, no tiene la intención de llegar a ninguna parte y se conforma simplemente con existir, llegando así a ser tan rentable como estaba programado.
En el plantel de conocidos y reconocidos actores tenemos a un Denzel Washington que puede protagonizar un blockbuster hasta dormido y un Ethan Hawke que acude al rodaje con el espíritu del reencuentro y la diversión, Vince D’Onofrio, por su parte exprime lo poco que le dan porque es una bestia y no sabe hacer otra cosa.
El resto, pues ordinario, apático e indiferente: Cobran, suman y siguen. Hollywood produce y la masa consume, (y con no pocos críticos respaldándola con buenas críticas) aunque nos duela a unos pocos este es el cine que nos merecemos.
Calificación: 5/10
Título original: The Magnificent Seven
Año: 2016
Duración: 132 min.
País: Estados Unidos
Director: Antoine Fuqua
Guion: Richard Wenk, Nic Pizzolatto (Historia: Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto, Hideo Oguni)
Música: James Horner, Simon Franglen
Fotografía: Mauro Fiore
Reparto: Denzel Washington, Chris Pratt, Ethan Hawke, Vincent D’Onofrio, Byung-hun Lee,Manuel García-Rulfo, Martin Sensmeier, Haley Bennett, Peter Sarsgaard, Matt Bomer, Luke Grimes, Cam Gigandet, Kevin Wayne, Thomas Blake Jr., Miles Doleac, Jonathan Joss
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) / Sony Pictures / Village Roadshow Pictures