Los pingüinos de Madagascar

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Algunos aún no hemos dejado de ser niños. Nos siguen entusiasmando esas producciones que se alejan de la complejidad y que nos introducen con ternura de nuevo en nuestra infancia, en nuestras raíces, dejando atrás todos los clichés/ gilipolleces de la edad adulta en segundo plano. Nos resistimos a que esa parte tierna de nuestro corazón se agote, desaparezca. Nos negamos a entrar en lo gris de la madurez y en esa triste decadencia continuista en la que nos sumergimos con el paso de los años.

La animación es nuestro último reducto. La última facción de La Resistencia. El último escondite que nos queda para mantener el brillo en nuestros ojos y la frescura en nuestro alma. Nuestros aliados no podrían ser mejores: Pixar (+Disney) y DreamWorks. Gigantes que luchan entre sí para alcanzar el primer puesto en el podio, ofreciendo piezas cada vez más ingeniosas y variadas para deleite de aquellos que siguen aferrándose al cine de animación cual salvavidas; para aquellos que siguen nutriéndose de este tipo de producciones para respirar aire puro dentro de una industria plagada de humo y caos. Un espacio libre de problemas y tragedias, un impulso para avanzar.

Es difícil encontrar a alguien a quien no le haya encandilado Up (Pete Docter-Bob Peterson, 2009), o que no se haya visto reflejado en Toy Story (John Lasseter, 1995). Alguien que no se haya reído con las peripecias de Asno en Shrek (Andrew Adamson-Vicky Jenson, 2001) o que no haya llorado con la muerte de Mufasa en El Rey León (Rob Minkoff-Roger Allers, 1994). Si os acordáis del genio de Aladdin (John Musker-Ron Clements, 1992) a estas alturas, echáis en falta la sutil y genial torpeza de la ardilla Scrat en Ice Age (Chris Wedge-Carlos Saldanha, 2002) o seguís tarareando el «Hakuna Matata» de vez en cuando: estáis de enhorabuena. Vuelve Madagascar, una de las sagas con más éxito de DreamWorks en el último lustro, pero esta vez en forma de spin-off. Vuelven, posiblemente, unos de los personajes más emblemáticos, carismáticos, efervescentes y sobre explotados de todos los animales surgidos de su particular versión del Zoo de Nueva York. Skipper (Capitán), Rico, Kowalski y Private (Soldado) están de vuelta. Abran paso a Los pingüinos de Madagascar.

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Después de haber probado las mieles del éxito siendo uno de los secundarios de lujo en Madagascar y sus secuelas, tras tener una serie propia (Nickelodeon, 2008-actualidad) y un especial navideño (Madagascar: los pingüinos en travesura navideña, Gary Trousdale, 2005), ya era hora de que tuvieran una película exclusiva donde pudieran dar rienda suelta a sus locuras y/o travesuras (sus misiones vamos). Esta nueva aventura supone un nuevo punto de inflexión, una continuación natural a lo visto en la tercera entrega de Madagascar, sin abandonar su estilo tan marcado pero cambiando en algo su concepción, su estructura. Aquí no existe medida, ni orden; premia el descontrol y la libertad de movimientos, ofreciendo al espectador un espacio abierto donde contemplar las peripecias y la creatividad de unos pingüinos tan sumamente descontrolados como rotundamente especiales. Un patio de recreo donde puedan explotar los mil y un recursos que poseen con ánimo de sumergir al espectador en un estado de risa continua.

En esta ocasión la aventura se centra en el pulpo Dave, un antiguo inquilino del Zoo de Nueva York, relegado a un segundo plano tras la aparición de Rico, Skipper y compañía en el zoo que tanto amaba, del que era la principal estrella. Tras abandonar este zoo y muchos otros, debido a la irrupción de otros pingüinos, y como parte de una venganza hacía estos, decide ejecutar un plan para transformarlos en simples monstruos y así volver a recuperar el favor de las personas. Nuestro grupo de aves favoritas apoyadas por un escuadrón especial denominado «Viento Norte» deberá de hacer frente a Dave con todos sus recursos disponibles, tirando de ingenio, corazón, fuerza e incluso de tecnología. En resumen, una aventura más de acción desmedida para salvar el mundo del típico malote.

Caracterizada por emanar un tufillo a 007 por los cuatro costados y un desarrollo a base de enlazar persecuciones (la de Venecia es de las mejores que han visto estos ojos en mucho tiempo), gags y situaciones extremas; si por algo se caracteriza Los pingüinos de Madagascar es por lograr entretener dejando de lado la complejidad en su realización y en la concepción de su propio guión. Nada es complicado aquí: todo es sencillo, redondo, lineal pero cautivador. Es algo así como un especial de la serie de televisión con un infinitamente mejor acabado pero casi con la misma profundidad; un avanza y salta continuo donde los personajes se mueven como pez en el agua prescindiendo de toda forma con un estilo ya visto en sus predecesoras. Esa sencillez es su principal virtud y su principal defecto. Con ánimo de dar espacio a los protagonistas se olvida de desarrollar los personajes secundarios ofreciendo seres algo desdibujados con 0 profundidad (véase la contribución del escuadrón «Viento Norte»), con la única excepción del pulpo Dave, poseedor de un carácter fuertemente marcado al igual que el cuarteto principal. Lo que hace que la cinta falle es la inexistencia de un abanico más rico de personajes, aquí ya no hay lémures que complementen la acción principal ni cebras que alegren el plano con su simple presencia; falta lo que sobra en las otras, secundarios infinitos y geniales, protagonistas de sub tramas que doten a la obra de una mayor profundidad.

Por mucho que cambien las voces y los nombres, si eres fan de esta saga puede que encuentres un producto algo desmejorado en la forma pero con un grado de efervescencia similar a las anteriores producciones de esta franquicia; una película asequible para enanos y no tan enanos. Si eres de los puristas del género, los que tienen tatuado en el alma a Nemo, Woody y compañía, puede que no llegue a colmar todas tus aspiraciones mostrando una calidad técnica lejos de lo excepcional y algo menos exigente en relación a otras producciones. Totalmente recomendable aún así.

Calificación: 6/10

 
 

los_pinguinos_CARTELTítulo original: The Penguins of Madagascar

Año: 2014

Duración: 92 min.

País: Estados Unidos

Director: Simon J. Smith

Guión: Michael Colton, John Aboud (Personajes: Eric Darnell, Tom McGrath)

Música: Lorne Balfe

Fotografía: Animation

Reparto: Animation

Productora: DreamWorks Animation

 

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