Los exiliados románticos
“Nos está siguiendo la cantante” menciona uno de los tres amigos. Inmediatamente se ponen a cantar toda la canción, en paralelo a Tulsa. Esta situación corresponde a la penúltima escena de la última película de Jonás Trueba, y resume a la perfección toda: El camino hacia la libertad. Y la ya última escena directamente deja tu cabeza repleta de felicidad y añoranza por la amistad, ante la cual te puedes manifestar tal cual eres y no existen problemas ni de vergüenza ni de temor a la pérdida de secretos. Los exiliados románticos se estrenó en el Festival de Málaga, y posteriormente ha pasado por una determinada cantidad de ciudades en el ciclo de Festivales de Verano hasta su próximo estreno en salas de cine en Septiembre. Y fundamentalmente trata el tema de la búsqueda de identidad, por ello ese comienzo tan pausado y sin mediar palabra donde los tres amigos cogen una furgoneta y emprenden su camino hasta no se sabe dónde.
Vito, Francesco y Luis emprenden su viaje hacia una serie de ciudades francesas, donde el amor espera a cada uno de ellos con consecuencias y situaciones muy diferentes. Francesco es una persona liberal, sin rumbo en la vida y con serios problemas manteniendo relaciones, y así se muestra cuando se encuentra con su amiga/novia Isabel, observándose una serie de situaciones cómicas a la par que sosegadas debido al conocimiento que ya tiene ella de él. Vito tiene pintas de hípster y vive el momento, sin preocuparse de nada y sin pensar en el futuro, así cuando se encuentra con su amiga Renata y descubre que tiene una especie de pareja no duda en acosarla a preguntas para conocer todo sobre esa situación. Luis es todo lo contrario, muy dudoso de su personalidad e incapaz de superar el miedo ante la chica que le gusta, aunque en un momento de valentía no duda en confesar a ella todos los sentimientos, en un francés básico, ante lo que ella se ve sorprendida. La conclusión de esta tríada de historias de amor no podía ser más diferente, y es hacia lo que Trueba nos quiere llevar, a la diferenciación de las formas de amar. Para ello cada una de las historias se refugia en una ciudad diferente. Francesco es una especie de amor pasional, que ante los problemas siempre se aman. Vito es más amor juvenil, pues se deja entrever que en el pasado hubo cierta relación. Luis nos hace reflexionar más sobre la novedad, la primera vez en que te confiesas a alguien, y aun no acabando como él espera se siente liberado, pues ha expresado todo su pensamiento y no quedan cabos sueltos.
Esta ligera road movie entremezcla muy bien el tema mencionado en el párrafo anterior y la comedia, base fundamental de la entretenida película. En absolutamente cada escena existe un humor poco típico en nuestro cine, pero que te atrapa para seguir conociendo las historias cruzadas de todos los protagonistas. Para ello utiliza una base musical realizada por Tulsa e interpretada maravillosamente bien, donde las canciones más importantes están interpretadas en un pub francés donde se canta en español, y en este pub es donde avanza la realidad de los protagonistas observando sus gestos y cambios ante la situación que están viviendo. La historia posee la identidad de no saber si estás en algo real o ficcionado, y ello se sustenta en que los nombres de los personajes se corresponden con los nombres de los actores dejando la distinción a interpretación de cada uno. Así pues se observan momentos que no se conoce si salen del propio actor o está interpretando a un personaje caracterizado como él.
Lo más positivo a destacar es la simpleza con la que se transmite tanto. Todo es entendible, no existen escenas filosóficas ni trascendencias en cuanto a los sentidos pues se plasta de manera que es interpretable, lo cual siempre resulta complicado. Y esto está más respaldado por la duración, apenas unos 70 minutos, ¿y para qué más? Si con este tiempo ya consigue mostrarnos absolutamente todo, no es de menester que se alargue a unos 90-100 minutos que desdibujarían el mensaje principal y se convertiría en algo absurdo e intolerante.
Jonás Trueba nos enseña lo que quiere, ni más ni menos, y además cuaja una buena película. Un rodaje sobre la marcha que duró 12 días, una postproducción muy mermada por la capacidad económica, y una resolución con una gran calidad y una buena acogida durante el Festival de Málaga. Te hará reflexionar e incluso tal vez cambies parte de tu pensamiento, como ocurre con la barba de Vito. No os dejéis influenciar por ella, pero utilizadla para ver más allá de lo que conocéis.
Calificación: 7/10
Título original: Los exiliados románticos
Año: 2015
Duración: 70 minutos
País: España
Director: Jonás Trueba
Guión: Jonás Trueba
Música: Tulsa
Fotografía: Santiago Racaj
Reparto: Vito Sanz, Renata Antonante, Francesco Carril, Isabelle Stoffel, Luis E. Parés.
Productora: Los Ilusos Films