La teoría del todo
Stephen Hawking merecía una película. Lo que extraña es que no haya llegado antes.
James Marsh apunta directo a la temporada de premios con un biopic de libro que guarda muchísimas similitudes con una ganadora de hace años, Una mente maravillosa. Es, como decíamos, un biopic al uso, lleno de tópicos, visualmente elegante, con estructura lineal, gran nivel de producción, etc. Y sobre todo es un espectáculo medido al milímetro para acercarse a los grandes premios de la temporada. Esta es una de esas historias que entusiasman a académicos y críticos, y la película va a por ese objetivo sin disimulo y con todas sus cartas sobre la mesa. El problema es que el guión, maduro, inteligente, convencional pero efectivo, resulta demasiado errático en su primer tercio (la presentación de Hawking y la descripción de su romance con Jane es muy rápida y las escenas parecen acabadas a medias) y sobre todo demasiado frío. Hasta llegar al final no existe demasiada emotividad en las escenas, y la que hay viene directamente de los intérpretes. El resultado es bueno, pero no es maravilloso porque falta esa conexión emocional con los espectadores partiendo de las escenas y las frases, cosa que sí tenía la citada Una mente maravillosa, que en general es una película mucho menos lograda que La teoría del todo, mucho más entretenida y mejor hecha.
Pero la película es Eddie Redmayne. Si no lo conocían apunten su nombre y si pensaban que era solo uno más de los actores jóvenes que intentan asomar la cabeza por el star system hollywoodiense, piénsenlo otra vez. Lo que hace Redmayne es digno de todos los halagos y premios que existan en el mundo y merece una comparación, y esto es muchísimo decir, con el Daniel Day-Lewis de Mi pie izquierdo. Una vez la enfermedad comienza a hacer presa de Hawkins, Redmayne alcanza la gloria del más difícil todavía, sentado en una silla, teniendo que adoptar las posiciones corporales del científico, hablando poco y dificultosamente o directamente sin hablar en el tercio final, expresándolo todo con la mirada y la sonrisa. En una palabra, admirable. O en varias, extraordinario, memorable y premiable al 100%. Imposible olvidarse de Felicity Jones, ya maravillosa en The Invisible Woman, Albatross o Like Crazy, que sigue su imparable ascensión al Olimpo a base de esfuerzo, buen trabajo y una capacidad ilimitada para emocionar (ver cuando intenta trabajar con Redmayne en su recuperación mediante una pizarra con letras y colores, o cada una de las escenas en que habla con los médicos).
Son ellos quienes dotan a la película de una emotividad palpable y necesaria que debería haber estado presente en todo el metraje por obra y gracia del guión. No es así, pero igualmente nos alegramos de haber asistido a la narración de una historia de superación tan extraordinaria.
Lo mejor: Eddie Redmayne, monumental, alma y corazón de la cinta, sin olvidar a la increíble Felicity Jones
Lo peor: Le falta mucha emoción y emotividad en el guión (toda la que hay la ponen Redmayne y Jones)
Calificación: 7/10
Título original: The Theory of Everything
Año: 2014
Duración: 123 min
País: Reino Unido
Director: James Marsh
Guion: Anthony McCarten (Libro: Jane Hawking)
Música: Johann Johansson
Fotografía: Benoît Delhomme
Reparto: Eddie Redmayne, Felicity Jones, Emily Watson, David Thewlis, Charlotte Hope, Charlie Cox, Adam Godley, Harry Lloyd, Maxine Peake
Productora: Working Title Films