La pirámide
Ver mucho cine trae muchas alegrías, pero de vez en cuando alguna que otra patada en las pelotas. Las películas deberían de servir para entretener, ofreciendo al espectador propuestas con las que descubrir nuevos mundos, una nueva franja de sentimientos dormidos y profundos; aunque no siempre lo consiguen. Otras veces aparecen truños innecesarios, muy innecesarios. Grandes despropósitos con patas que golpean tu alegría y tus ganas cual saco de boxeo, y que aparecen como propuestas hirientes, hechas para gustar (se) y supuestamente para entretener, pero que finalmente terminan por cansar más que un bocata de arena.
La pirámide aparece como uno de esos desastres indisgestos, un timo de 90 minutos. Grégory Levasseur intenta crear una aventura de terror con un aire a La Momia pero cámara en mano (rollo metraje encontrado), para finalmente cagarse fuera de tiesto y crear un proyecto de instituto difuso e injustificado. Nada más. La historia parte del descubrimiento de una nueva pirámide por parte de unos arqueólogos. Estos se adentran en ella y a partir de ahí empiezan a experimentar desgracias varías (y divinas) que les harán pasar por un verdadero infierno para su supervivencia. Algo así como una sucesión de pruebas macabras puestas en línea que intentan sumergir al espectador en un clima de desesperación pero que finalmente terminan por cansar en exceso. Una versión mala (¿más?) de Alien contra Predator.
Lo peor de La Pirámide es todo y lo mejor es nada. Aquí todo va en piloto automático, nada funciona. Empezando por su trama, demasiado poco sorprendente a estas alturas (personas vs una maldición), continuando con la labor infernal de unos actores que parecen más participantes de un reality que otra cosa, y finalizando por la horripilante labor de realización de un director con menos estilo que Johnny 5 en la feria de Abril. Así es casi imposible crear algo en condiciones, un producto suficiente que sorprenda positivamente al espectador. Sus intenciones son innegables, pero contando con un guión escrito con el pie izquierdo (con unos vuelcos incomprensibles) y una ambientación de atracción del Parque Warner, es imposible no rozar el ridículo. Si a esto le sumas los efectos especiales «Made in Windows 95», la brusquedad en la narración y las tomas en modo random (de chiste); ya tienes vendio to’ el pescao.
Tan lejos de la excelencia como del buen gusto, La Pirámide aparecerá y desaparecerá de la memoria colectiva como un chasquido de dedos. Más que una película de terror aparece como una coña continua que castiga en bucle sin descanso, siendo una verdadera pérdida de tiempo para el sufrido espectador. Viendo cintas como estas uno se da cuenta de que en la inmensidad del océano existen criaturas preciosas pero también mierda estanca. Es casi imposible adivinar las razones por las cuales se invierte en piezas de esta índole y quedarse tan pancho en el proceso.¿Dónde está la cámara oculta?
Si eres de los puristas del terror, mejor será que pongas tu filtro en «on» y te vayas al videoclub en busca de otras alternativas más clásicas, frescas e interesantes; hasta los sketches del SNL dan más miedo que la masterpiece de Levasseur. Adentrarse dentro de esa fortaleza supone bostezar demasiado, mirar el reloj cada minuto y cagar fino tras su visionado. Una película muy poco recomendable. La mejor opción será alejarse haciendo «mutis por el foro».
Calificación: 1/10
Año: 2014
Duración: 89 min.
País: Francia
Director: Grégory Levasseur
Guión: Daniel Meersand, Nick Simon
Música: Nima Fakhrara
Reparto: Ashley Hinshaw, Denis O’Hare, James Buckley, Daniel Amerman, Joseph Beddelem,Amir K, Christa Nicola, Garsha Arristos, Omar Benbrahim
Productora: Fox International Productions (FIP) / Silvatar Media