Infiltrados en la universidad

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Es curioso, pero nunca creí que una expresión tan manida como “Esta película ya la hemos visto” iba a adquirir de repente matices nuevos. La culpa de mi sorpresa la tiene la última propuesta de Philip Lord y Chris Miller, Infiltrados en la universidad (de título original 22 Jump Street, 2014) la cual, más allá de ser una secuela al uso, parece más bien una prolongación de su predecesora, Infiltrados en clase (21 Jump Street, 2012) o una versión 2.0 de la misma. Ahora mismo me explico…

Tras el éxito de acogida cosechado por el primer largometraje del dúo que también dirigiera Lluvia de albóndigas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009) o La LEGO película (The Lego Movie, 2014), y con la excusa de la auto parodia y el humor auto referencial, la segunda película de estos policías algo descerebrados se basa en hacernos reír a partir de la reutilización consciente de los mismos elementos que le dieron buenos resultados con anterioridad. A saber: una historia que guarda unos más que evidentes (y subrayados) paralelismos con la de su precursora (de nuevo los agentes Jenko y Schmidt deben resolver un caso de drogas infiltrándose en las aulas, esta vez de una universidad), la repetición de la pareja protagonista, y un humor que vuelve a apostar por el tono grueso, deliberadamente bobo y desenfadado que ya nos adelantó Infiltrados en clase.

En otras palabras, mismo esquema, mismas intenciones. Nada nuevo excepto el resultado, ya que Infiltrados en la universidad está uno o dos escalones por debajo de su anterior entrega en cuanto a cómputo de risas se refiere.

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Sabiendo esto, resulta casi una perogrullada decir que películas tienen las mismas virtudes, aunque desgraciadamente, no podemos decir lo mismo en cuanto a sus defectos. Entre lo que funciona con éxito hay que mencionar al que es sin duda el pilar básico que sostiene a las dos producciones; la química que demuestran un Channing Tattum y un Jonah Hill que parecen haber nacido para actuar juntos, una pareja que demuestra una compenetración casi inédita en este tipo de comedia, cosa que siempre es de agradecer en un terreno que parece abonado al protagonismo del chiste fácil y los actores de segunda fila.

Aparte de esto, contamos con un buen números de gags efectivos, la mayoría de ellos explotando tal y como se hizo previamente el filón que supone tener como protagonistas a dos polis más bien torpones y de características físicas e intelectuales antepuestas, o sea, de nuevo veremos al agente Jenko y a su compañero, el agente Schmidt, formar un equipo para así conseguir remedar conjuntamente lo que cada uno por separado es capaz de defenestrar en un segundo. Y es que éste es otro de los puntos atractivos de la cinta, el carismático tono a Buddy Film que impregna toda la cinta, ya que Infiltrados en la universidad es algo así como si uniésemos alguna de las películas de la saga Arma Letal con otra de Porky´s, eso sí, pasando todo por un filtro generacional actualizado a base de una banda sonora atractiva repleta de música rap y EDM, y una estética y humor más acorde a las tendencias que a día de hoy marcan el género.

O sea, quien haya visto anteriormente Infiltrados en clase va encontrar muchísimas semejanzas con lo que ya vio anteriormente, cosa que por un lado es buena (porque gran parte del repertorio de gags hacen referencia a la primera entrega) pero por otro lado no lo es, ya que lo más normal es que al final le invada una sensación de que la propuesta peca de cierta pereza creativa debido a la esencia de sus propias intenciones. Además, sus dos horas de duración no contribuyen en absoluto para que sus irregularidades y sus bajones tanto cómicos como de acción pasen desapercibidos.

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Por tanto no podemos decir que estemos ante una película por la que merezca la pena pagar en el cine. ¿Quién quiere soltar pasta por ver algo que ya ha visto, pero que encima es peor?. Solamente los fans acérrimos del humor adolescente o los que disfrutaron enormemente con la primera entrega sacarán el suficiente jugo a la cinta como para no se sientan defraudados. Infiltrados en clase es una de esas propuestas que te salvan un domingo tonto en casa, pero que no da mucho más de sí. Quitando unos gags puntuales, algún secundario que otro (como el caricaturesco jefe de policía interpretado por Ice Cube) y las virtudes ya citadas, todo lo demás es forraje.

Lo peor de todo no es que la cinta se mire al ombligo a la hora de exponer sus principales bazas, lo realmente triste es que cuando se permite salir de sus propios límites y por fin se adentra en algo nuevo fracasa estrepitosamente; basta con ver su tramo final (en el que se recurre al socorrido Spring Break que tanto lo parte entre las juventudes norteamericanas) para que se le vean las costuras al truco. Es ahí cuando salta la duda: ¿Era todo este torrente de auto parodia un recurso valiente y fresco o una simple estratagema para camuflar ciertos agujeros creativos mientras la máquina registradora sigue haciendo números?.

Que cada uno juzgue por su cuenta. Pero a mí, personalmente, no me gusta ni un pelo que se viva de las rentas en esto del cine.

Examen suspenso.

Calificación: 4/10

 
 

Infiltrados_en_la_universidad_Ge_MCarteloriginalTítulo original: 22 Jump Street

Año: 2014

Duración: 120 min.

País: Estados Unidos

Director: Philip Lord, Chris Miller

Guión: Michael Bacall, Rodney Rothman, Oren Uziel, Jonah Hill

Música: Mark Mothersbaugh

Fotografía: Barry Peterson

Reparto: Jonah Hill, Channing Tatum, Ice Cube, Wyatt Russell, Jimmy Tatro, Dave Franco, Peter Stormare, Amber Stevens, Nick Offerman, Anna Faris

Productora: Columbia Pictures / Sony

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