Hércules
No nos engañemos, Hollywood está pidiendo auxilio desde hace tiempo. Las buenas ideas, tal como ya se ha comentado en otras ocasiones, poco a poco desaparecen y, aunque, algunas adaptaciones en los últimos tiempos son obras brutalmente complejas y bien llevadas, obras de Marvel mayormente, el resto de películas que suelen estrenarse en los cines suelen provocar una sonrisa de oreja a oreja en la muchachada más precoz y un dolor testicular severo en la peña más mayor.
Pero ese es el rollo gente. Ya no hay criba. Nos tragamos mierda por doquier y nos estamos convirtiendo con el tiempo en simples payasotes tristes en un mundo que no nos entiende, que nos escupe en la boca y nos vomita en el torrente sanguíneo (muy escatológico). Ofrecer blockbusters para muchos se ha convertido en religión y parece que esto no va a parar hasta que siga apareciendo gente con creatividad suficiente para alterar esa constante, para dar un golpe en la mesa con el canto de la mano rompiendo el molde. El cine necesita gente que grite, le sobra gente comodona y conservadora.
Algunos directores se lo curran, lo hacen fresco; otros sin embargo no. Gente joven como Joss Whedon(Los Vengadores,2011) o, el ahora de moda, James Gunn (Guardianes de la Galaxia,2014), han dado oxígeno a una industria con una falta notoria de jóvenes talentos, encargándose de revalorizar una escena totalmente viciada y en parte obsoleta, llena de viejos dinosaurios a los que sólo le importa poner la mano y a los que les da lo mismo que sus obras sean truños totalmente efímeros. Esos dinosaurios todavía no se han extinguido. Brett Ratner es uno de ellos. Va en piloto automático, en modo cruiser. Ha vuelto. Hércules es su nueva aventura.
Lo mismo de siempre, hay que joderse. Si ya de por sí el género de la acción está más explotado que el Gran Hermano y más caduco que Paco Porras en un teleshow, van y nos traen una adaptación más de una historia que todo el mundo conoce de sobra, Hércules y sus famosos 12 trabajos. Eso si, desde una óptica algo distinta a las que nos tienen acostumbrados (por lo menos…).
La trama aquí gira entorno al héroe de siempre, mitad Dios, mitad hombre; pero el enfoque varia en algo. Aquí el protagonista principal no aparece tan intocable como en anteriores producciones, no aparece tan divino, tan todopoderoso; podemos ver un personaje mucho más terrenal y mucho más real. Estamos hablando de una persona al fin y al cabo, alejada de la pomposidad de la élite, más cercana al sufrimiento humano. Una persona perdida, sin más. Un individuo sumergido en el dolor por la muerte de su mujer e hijos.
Fruto de ese hecho (de dicha pérdida) y debido a su implicación directa en dicha matanza (siendo víctima de la maldad de Hera), Hércules a modo de penitencia y, por recomendación expresa del oráculo de Delfos, se encomienda a la realización de 12 trabajos, para así poder estar de nuevo en paz consigo mismo y con los Dioses. Pero no siempre uno encuentra paz tras hacer el bien, tras hacer buenos actos. No termina de entender que le llevó a matar a su familia, a acabar con lo que tanto amaba. No termina de entender el por qué de dicha situación, no recuerda que paso ese día y eso le atormenta. Esas dudas e inseguridades son las que hacen que después del trabajo 12, cese su actividad. Lo que hace que deje de lado la notoriedad y se enfrasque en una serie de aventuras distintas, que le proporcionen el dinero necesario para poder aislarse de todo y de todos.Ahí es donde empieza nuestra historia, en una de esas aventuras posteriores, en este caso, en su intervención en la Guerra de Tracia.
En esta aventura Hércules y su gente (amazona, brujo, guerrero) son contratados por el Rey de Tracia para la transformación de sus tropas en un fuerte ejército, mediante el cual puedan hacer frente a la amenaza de la rebelión, y así poder garantizar la estabilidad de su pueblo. Pero puede que no todo sea como lo que él imaginó. En ese instante, en ese momento, deberá de enfrascarse en un dilema más y luchar contra los fantasmas presentes y pasados, para poder conseguir la paz en su interior y encontrar el equilibrio. Sólo de esa forma podrá avanzar.
Película típica de acción, entretiene sin más. Tanto la labor en la dirección como el propio desarrollo de la trama están más enfocados al consumo de palomitas que a la búsqueda de la calidad suprema. En una peli de acción tiene que haber galletas, peleas y más peleas; y aquí las hay. Si está Dwayne «La Roca» Johnson (El Rey Escorpión,2002), estás al menos garantizando que la dosis de mamporros por segundos suba por encima de la media; con esa cara de pocos amigos (modo WWE) y esa falta notoria de sensibilidad en su gesto, el actor principal se encarga de alejarnos de la profundidad del cine más «gafapasta» para sumergirnos en un cine más basto, más plano, más primario. Y en parte lo consigue.
El gran problema de Hércules no es su forma, es su contenido. Por mucho que se repartan hostias, si no hay algo de profundidad en el guión, el resto se resiente. Si quieres hacer cine de acción al 100% aléjate de la aventura épica por favor, olvida los mitos y leyendas y céntrate en ideas más sencillas, más fáciles de explotar. Ahí es donde la cinta cae, donde el resultado final se resiente, en una falta casi total de profundidad y en su excesiva sencillez. Estética atractiva y ya está. Hay poca chicha vamos.
Si lo que buscáis es dejar el cerebro en off y darle duro a la galleta sin sentido, puede que os convenza (también está Irina Shayk). Si lo que buscáis es algo más currado, algo más elaborado; alejaos mirando al horizonte y chequead otra cosa. Hércules no es Conan. Me voy con la cara triste, la cabeza de León puesta y con el rabo entre las piernas chavales.
Calificación:4,5/10
Título original: Hercules: The Thracian Wars
Año: 2014
Duración: 95 min.
País: Estados Unidos
Director: Brett Ratner
Guión: Ryan Condal, Evan Spiliotopoulos (Novela gráfica: Steve Moore, Admira Wijaya)
Música: Fernando Velázquez
Fotografía: Dante Spinotti
Reparto: Dwayne «The Rock» Johnson, Rufus Sewell, Ingrid Bolsø Berdal (AKA Ingrid Bolso Berdal), Aksel Hennie, Ian McShane, Joseph Fiennes, Rebecca Ferguson, Askel Hennie, John Hurt, Irina Shayk
Productora: Paramount Pictures / Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) / Film 44 / Nimar Studios
Fue algo predecible esta historia, no muy diferente a lo que fue The Legend of Hercules de Renny Harlin, aunque debo decir que me divirtió mucho más que Lucy, con Ian McShane que me recordó su papel de Santa Maniático y asesino en American Horror Story: Asylum.
Hollywood solo esta repitiendo lo que ya se hizo, hubieron escenas donde sabia lo que pasaría porque Y lo había visto con Legend of Hercules.