Florence Foster Jenkins
Si van a ver Florence Foster Jenkins, seguramente se van a emocionar con el final.
La mala noticia es que puede que sea el único momento en que verdaderamente sientan algo por la entrañable peor cantante del mundo.
Este biopic dirigido por Stephen Frears (realizador de, entre otras, Philomena o Las amistades peligrosas. Poca broma) es una película hecha con gusto, elegante en lo formal hasta la extenuación (no me cansaré de decirlo: o hay nada más elegante que la ficción inglesa, ni más perfecto en lo que se refiere a vestuario, dirección artística, fotografía, peluquería… la ambientación de Florence Foster Jenkins es también excelente) y que resume bien los últimos años de vida de una mujer tan peculiar como fue Foster Jenkins, empeñada en dedicarse al bel canto aun siendo incapaz de afinar bien las complicadas notas de una ópera. Sin embargo, el retrato que hace el guión de una mujer tan poco convencional es, valga la redundancia, extremadamente convencional. Todo está tan calculado y medido que no hay espacio para la emotividad y, lo que es más grave, la película sufre de un grave problema de ritmo y duración. Hay momentos en que roza lo aburrido, y es principalmente porque dura casi dos horas, cuando hubiera ido que chutaba con 90 minutos.
Por supuesto, no hace falta ni decir que Meryl Streep ofrece una nueva interpretación soberbia que encantará a todos sus fans y muy posiblemente le consiga un lugar entre las nominadas a muchos premios del año, quizás incluso los Oscar. Sin embargo, dentro de que es una actriz que siempre da todo, que nunca falla y que engrandece cualquier personaje hasta cotas inimaginables (es la mejor actriz de la historia, seguramente, mano a mano con las Hepburn, Bette Davis y alguna otra), queda la misma sensación que dejó su labor en Into the woods (Rob Marshall, 2014). Nos gusta tanto porque es ella, porque es la gran Meryl Streep, y le llueven las nominaciones porque es Meryl Streep, pero siendo sinceros esta no es una de las mejores interpretaciones de su carrera. De hecho, resulta bastante más destacable la labor de los dos actores que la acompañan. Por un lado, Hugh Grant, en una de las interpretaciones más conmovedoras que se le recuerdan, con una madurez física e interpretativa muy bien digerida y combinando muy bien comedia y drama (atención al final, sencillamente espectacular, y a cómo refleja el amor que St. Clair siente por Florence). Por el otro, Simon Helberg, el Howard de Big Bang Theory, que está fantástico como el sufrido pero leal pianista de Florence (ojo a su rostro cuando la escucha cantar por primera vez).
En definitiva, es una cinta correcta, que se deja ver, pero que en modo alguno consigue emocionar ni casi entretener más allá de la extraordinaria labor de sus actores principales. Ojalá toda la cinta hubiese tenido la emotividad que sí desprende su epílogo.
Lo mejor: Los tres protagonistas, especialmente Grant y Helberg.
Lo peor: El ritmo es bastante plomizo a ratos y es sin duda demasiado larga.
Calificación: 5/10
Título original: Florence Foster Jenkins
Año: 2016
Duración: 110 min.
País: Reino Unido
Director: Stephen Frears
Guión: Nicholas Martin
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Danny Cohen
Reparto: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg, Nina Arianda, Rebecca Ferguson, Neve Gachev, Dilyana Bouklieva, John Kavanagh, Jorge Leon Martinez, Danny Mahoney, Paola Dionisotti, David Menkin, Tony Paul West, Philip Rosch, Sid Phoenix
Productora: Qwerty Films / Pathé / BBC Films