Festival de San Sebastián 2018 (Día 1)
A las 10 de la mañana daba comienzo la primera jornada de la 66ª edición del Festival de San Sebastián con la proyección (dentro de la Sección Oficial a competición) de la argentina El amor menos pensado del debutante Juan Vera, que une a Ricardo Darín y Mercedes Morán como protagonistas de una historia en la que un matrimonio de 25 años se hace la pregunta de si aún están enamorados. Son dos personajes que se encuentran perdidos, tras marchar su único hijo a estudiar fuera y sin una ilusión a corto plazo que les haga sentirse vivos, lo que les lleva a tomar la decisión de separarse para así encontrarse a ellos mismos. Se trata de una historia simple -y que se antoja ya tantas veces vista- de separaciones, búsqueda de la felicidad momentánea, discusiones y reencuentros, aunque el director afirma que también es una película generacional, de personas nacidas en los años 60 que “ya han visto morir casi todas las utopías con las que se formaron y hoy conviven con el peso de ese desencanto”. Para dar comienzo al festival no es una mala elección y la expectación del publico y las risas durante toda la película así lo han evidenciado.
Acto seguido se proyectó dentro de la sección Horizontes Latinos Las herederas, la primera incursión en el largometraje del director paraguayo Marcelo Martinessi, después de su paso por el Festival Internacional de Cine de Berlín donde consiguió el Oso de Plata – Premio Alfred Bauer y el premio a Mejor Actriz para una de sus protagonistas, Ana Brun. Martinessi quería con esta historia hacer hincapié en cómo estas familias acomodadas de buena posición social (en un régimen como el de Paraguay) deben de hacer frente a la pérdida de dinero y encararse con una cruda realidad: la venta de objetos para poder sobrevivir. Es la historia de Chela y Martina, que llevan 30 años viviendo juntas hasta que a la primera le acusan de estafa, por lo que debe de ingresar en prisión. Esto supondrá el inicio de un resurgimiento por parte de Martina, que empezará a ejercer de taxista para poder continuar con su nivel de vida, como llevar un coche de marca y tener asistenta particular. El filme habla de la reaparición del deseo (y del amor) en una edad ya madura y dentro de un entorno bastante reprimido. Son muy destacables las interpretaciones de las dos protagonistas pero es Ana Brun (quien interpreta a Martina) la que posee el papel más importante y arriesgado de la cinta, pues es tal la resignación y represión que está sufriendo que no es un personaje de muchas palabras sino que sus silencios y miradas la delatan. Es en este último aspecto donde acierta Martinessi en su ópera prima, ya que no encierra para siempre a sus personajes protagonistas en el lugar que se han construido durante años sino que poco a poco les va otorgando mayor libertad a las dos. Tanto a Chela, que ingresa en prisión y se acomoda a la nueva situación, como a Martina, que descubre un «nuevo mundo».
Ya por la tarde, dentro de la sección de Perlas le tocó el turno a Asako I & II (Netemo Sametemo en su título original) del director japonés Ryûsuke Hamaguchi que llega al Zinemaldia después de su paso por la Sección Oficial de Cannes. El argumento es sencillo: la protagonista (Asako) se enamora locamente de su primer amor rozando la obsesión absoluta, al cabo de dos años -y tras perder ese gran amor- conoce a un chico idéntico y empieza a salir con él. Todo ello derivará en una locura que, por momentos, el director consigue que se haga amena y divertida, porque es tal el surrealismo que impregna todas las escenas que la única opción para el espectador es no tomársela demasiado en serio y seguir las andanzas de esta inmadura jovencita, más bien loca que cuerda, con una sonrisa en la cara. Son, además, las interpretaciones de los protagonistas un aliciente para ello, pues la actriz Erika Karata no muestra expresividad alguna durante toda la película (su papel así lo requiere), mientras toda la alegría se la lleva el personaje interpretado por Masahiro Higashide, que además cuenta con dos papeles diferentes. En definitiva, Asako I & II podría considerarse una obra menor, aún más después de visionar la maravillosa Las herederas, pero tampoco deja indiferente al espectador.
Para terminar el primer día, y siguiendo un poco la línea cómica de la anterior película, dentro de la Sección Oficial se proyectó L’homme fidèle del francés Louis Garrel. Las carcajadas han inundado la sala durante los 75 minutos que ha durado el filme, al más puro estilo Éric Rohmer. Garrel, director y protagonista, se une con el escritor francés Jean-Claude Carrière para contar un triángulo amoroso bastante peculiar. Desarrolla la relación de Abel y Marianne desde que esta se queda embarazada y lo deja por su mejor amigo Paul, hasta que su amigo muere y ocurre un acercamiento. Las bases son claras y no habría sorpresas sino fuera por los incesantes giros de guion que se suceden durante toda la cinta, produciendo situaciones bastante cómicas de algo que, a simple vista, no tendría por qué tener gracia. Pero Garrel consigue ese humor con unos primeros planos y unas interpretaciones bastante acertadas. Otra característica que también ayuda es el hecho de que existan varias voces en off que muestran los distintos puntos de vista de la historia: el de Abel, el de Marianne y el de la hermana del fallecido. “En general, es una película francesa” bromeaba el director durante la presentación del filme en el Festival de Toronto.
Con esto concluye la jornada inaugural del Festival de San Sebastián con unas expectativas bien cumplidas, al menos de momento. Destacándose la comedia argentina El amor menos pensado que inauguró el certamen con entretenimiento hasta la más triste Las herederas, que aumentó con creces el nivel del festival.