Entrevista con Alex Hafner

Alex Hafner. Fotografía: Darrin Van Gorder (http://www.dvgphotography.com/)
Alex Hafner. Fotografía: Darrin Van Gorder (http://www.dvgphotography.com/)

Puede que su rostro y su nombre aún no sean muy populares, pero Alex Hafner es un intérprete con buena estrella, de esos cuya carrera avanza con pasos quizás no todavía demasiado grandes pero sí muy seguros.

Nacido en Viena y criado entre España y Estados Unidos, Alex es uno de esos trotamundos de la interpretación que van allá donde se los requiere y se manejan en diversas lenguas (en su caso, cuatro: inglés, español, francés y alemán). Los más televisivos seguramente lo reconocerán por el personaje que ha servido para presentarlo al público de nuestro país: Trevor, un exitoso y guapísimo estadounidense que enamora a Judith (Cristina Castaño) durante varios capítulos de la popular serie La que se avecina. El personaje, de hecho, gustó tanto que ha sido recuperado para una nueva intervención en la última temporada de la ficción de Telecinco, recientemente emitida. Sin embargo, Alex es mucho más que los valores inquebrantables del bueno de Trevor Simmons. Ahí donde lo ven, aparte de haber colaborado en varios cortometrajes, puede decir que se ha dado el gusto de trabajar a las órdenes de Ridley Scott en El consejero (2013) y en películas españolas de notable éxito como Invasor (Daniel Calparsoro, 2012). Su más reciente estreno es Extinction (2015), el thriller dramático que Miguel Ángel Vivas sitúa en un mundo asolado por una epidemia zombie, y su éxito en taquilla y lo reciente de su fecha de lanzamiento es la razón de la reunión de Mundo Crítica con este joven intérprete.

Alex contesta a las preguntas de Mundo Crítica mientras degusta tranquilamente un frapuccino que cae muy bien en los calurosos días de agosto de la capital. Su entusiasmo por su trabajo es palpable, así como su gran sentido del humor, su predisposición a hacer bromas y la pasión con la que habla de la interpretación mientras pasea su impactante mirada azul por el local. Se extiende además generosamente en sus respuestas, dando multitud de detalles, muy relajado y sin dejar de sonreír. Es un gran tipo, y se nota. Eso es algo que queda claro a los dos minutos de estar con él y comprobar esa simpatía natural que tiene, su enorme amabilidad y sus ganas de conversar con el entrevistador sobre cualquier tema, sea cine, las vacaciones o sus amistades españolas. Para más inri, al finalizar invita a su interlocutor al café. Comprobado por esta servidora.

Ha sido un placer hablar con él y lo es más aún hacerles llegar sus palabras. Quédense con su nombre porque seguro que va a dar mucho, muchísimo que hablar.

¿Cómo llegaste a Extinction (Miguel Ángel Vivas, 2015)?

Sara, la ayudante de dirección, había trabajado conmigo en Invasor y me mandó un mensaje por Facebook: «¿Qué haces en marzo? Estamos buscando gente para una película, para hacer de soldados…», y yo ya había hecho de soldado en Invasor. Me preguntó si me interesaba hacer ese prólogo para una película de terror, y yo dije que sí, y encima era en Budapest, que yo no lo conocía, así que fue todo perfecto: un sitio nuevo, trabajo, cobro… y encima el proyecto está guay. Cuando ya has trabajado antes con una productora sabes que son como un filtro, y yo ya los conocía y no tuve que pensarlo mucho. Espero que me llamen más (risas).

Extinction está funcionando bastante bien en taquilla. ¿Cuál crees que es su mejor valor? ¿Por qué no debería perdérsela nadie?

La historia es buena. Si el guión es bueno y está bien hecho… también podría haber ido mal. El director se puso enfermo en mitad del rodaje, había una cierta ansiedad por si se pasaban del presupuesto… pero si se confía en el proyecto todo sale, y eso se notaba, que confiaban en el producto. Si el guión es bueno y el equipo es bueno, eso es lo más importante.

[ATENCIÓN: SPOILER DE EXTINCTION] Tu personaje aparece justo al principio y experimenta muy directamente el contacto con la epidemia zombie. ¿Cómo fue rodar esa muerte tan impactante? Suponemos que tiene que ser muy divertido, pero también complicado…

Sí, es muy divertido porque sabes que va a quedar genial con los efectos. El mordisco es una prótesis con un tubo enganchado por dentro, y tú estás ahí actuando y a la vez estás viendo a un tío bombeando para que salga la sangre falsa a chorros por la prótesis, en plan Tarantino (risas). También fue difícil porque se rodaba en un bus, y querían usar en principio a un doble. Como actor egoísta que soy (risas) dije que, ya que iba a estar poco en la película, quería hacerlo yo, y al ser una secuencia de acción tienes que probar cómo caerte, y por mucho que haya colchonetas te acabas llevando muchos golpes y se nota, sobre todo allí en Budapest, que hacía un frío del carajo. Para ayudar en mi interpretación me pusieron también unas lentillas falsas de zombie, y eso es muy incómodo porque son más grandes de lo normal y encima las mías tenían que ir con gotas, así que al día siguiente me dolían muchísimo los ojos. Entre eso y los golpes de las caídas tuvieron que darme dos días para recuperarme.

Alex Hafner en Extinction (M.A. Vivas, 2015)
Alex Hafner en Extinction (M.A. Vivas, 2015)

Has tenido el honor de trabajar con Ridley Scott en El consejero (2013). ¿Cómo se siente uno cuando está trabajando a las órdenes de un director como Scott?

Fue increíble. Cuando miré los datos de la peli y vi toda la gente que estaba en ella (Penélope Cruz, Ridley, etc)… era una locura. Por establecer una comparación, es como si un futbolista debutara en la final de la Champions, o en un Barça-Madrid. Es muy difícil de explicar. Estar en una clase de proyecto así, aunque intervengas poco, ayuda mucho. A mí me ha ayudado muchísimo, porque yo todavía estoy intentando conseguir muchas cosas.

¿Qué fue lo más valioso que aprendiste de trabajar en El consejero con esos compañeros (Cameron Diaz, Javier Bardem, etc)?

Yo llegué el primer día hecho a la idea de que Ridley Scott me iba a insultar (risas) porque me habían dicho otros profesionales que habían trabajado con él que era muy desagradable. Y lo que me encontré era el tío más agradable del mundo. No me lo esperaba, yo iba preparado para un «Chaval, tú no vales para nada»  (risas). Estar en un rodaje de Ridley Scott es lo máximo. Ha hecho todo tipo de películas, trabaja siempre con el mismo equipo, lo tiene todo muy medido y exacto, y aprendes muchísimo sólo con estar allí y observar. Aprendí mucho de Bardem, por ejemplo, que al final lo importante es el personaje. Es muy fácil (especialmente cuando eres novato) perderse en intentar hacerse colega de todo el mundo, pero tú como actor tienes que estar a lo tuyo, porque nadie quiere con más fuerza que triunfes que el equipo de la película. Además Ridley se sienta contigo y habla contigo del personaje durante una hora, como si fuera un Viajando con Chester (risas), y te cuenta por qué ha querido hacer la película. A mí eso me encantó. Es muy importante conocer la visión del director.

En España te hemos empezado a conocer por el personaje de Trevor en La que se avecina. ¿Por qué crees que el personaje ha gustado tanto? Incluso se te invitó a volver en la última temporada…

Creo que todos los personajes en la serie tienen un conflicto de valores, y las cosas les suelen salir mal porque no saben mantenerse fieles a sus convicciones. Esa podría ser una moraleja. Pero este personaje siempre se mantiene fiel a sus valores, aunque le pasen cosas malas. Siempre quiere salir adelante, es muy americano en ese sentido. Creo que también ha gustado mucho porque me llevo muy bien con Cris (Cristina Castaño, la intérprete de Judith en la serie), tenemos mucha química y eso se nota. También con José Luis Gil, que es un crack. Me puse muy contento cuando me enteré de que muchas de mis escenas eran con él y con Cris, porque aunque yo no había visto nunca La que se avecina, sí sabía que los creadores eran los mismos que los de Aquí no hay quien viva, y me encantaba José Luis ahí: «Soy Juan Cuesta, presidente de esta nuestra comunidad» (risas). Eso se nota, cuando le echas ganas y tienes química con los compañeros sale muy bien. Yo estaba muy ilusionado, quería hacerlo, y creo que eso se ve en la pantalla. También el momento tan difícil de crisis que vive España ha influido, porque Trevor es un personaje al que le pasan cosas horribles pero sigue poniendo buena cara y queriendo salir adelante. Quizás si las cosas en España estuvieran mejor no habría gustado tanto un personaje así.

Uno de tus próximos proyectos es Project Lazarus, de Mateo Gil. ¿Qué nos puedes avanzar de esta película?

¿Te gusta Frankenstein? Ahí lo dejo… Yo hago de un hombre eternamente joven.  No es Frankenstein, pero va un poco por ahí. Es una especie de Frankenstein en el año 3000. Se rodó en Canarias y Barcelona, entre febrero y marzo, aunque yo sólo trabajé en Canarias.

 ¿Cuáles son los directores con los que Alex Hafner más querría trabajar?

Yo pagaría para trabajar con Scorsese. ¿Sabes que Jonah Hill tenía tantas ganas de trabajar con él en El lobo de Wall Street (2013) que lo hubiera hecho gratis? De hecho cobró solamente lo mínimo que estipula el Sindicato de Actores estadounidense. Me encantaría trabajar con Scorsese. En España me gustaría mucho trabajar con Fernando y David Trueba, me gustan mucho, sobre todo Fernando. Álex de la Iglesia, Tarantino… siempre los pongo a los dos como en un mismo nivel, creo que se parecen en su manera de retratar esos mundos y esos personajes tan extremos. Por supuesto con Amenábar también, y con Almodóvar, aunque creo que no doy mucho el perfil de «chico Almodóvar», a no ser que quiera un rubio con una melena (risas). Igual puedo hacer de chica, en plan Mrs. Doubtfire (risas).

Alex Hafner.  Fotografía: FRACO FOTOGRAFIA (www.fraco.es, http://fracofoto.blogspot.com.es/)
Alex Hafner. Fotografía: FRACO FOTOGRAFIA (www.fraco.es, http://fracofoto.blogspot.com.es/)

 

Como actor acostumbrado a trabajar a ambos lados del charco, ¿cuáles son las mayores diferencias a la hora de trabajar en Estados Unidos y en España?

No hay tantas… en España se hacen las cosas muy bien. Todos los españoles que van a Estados Unidos triunfan, como Jaume Collet-Serra. En Estados Unidos las condiciones son un poco diferentes porque los actores tienen un sindicato muy fuerte, en el que están todos, las estrellas y otros menos conocidos. Todo se hace con un poco más de cuidado, porque hasta la más mínima cosa puede tener una repercusión muy grande o suponer una demanda. Aquí en España es más diferente. El trato es más frío en Estados Unidos, lo cual tiene su parte buena (es más fácil separar lo artístico de lo que es el negocio) y su parte menos buena (no te sientes tan integrado ni tan parte del proyecto, salvo que se trate de un proyecto muy pequeño e independiente). En España hay más fe en que la producción salga bien. En Estados Unidos sobre todo se hacen las películas para hacer dinero. Las películas que hace la gran maquinaria hollywoodiense están muy estudiadas para ser taquilleras. En España, al existir las subvenciones, es diferente, y ayuda mucho a la cultura. Allí hay mucha cultura de cine y de ir al cine, pero no se valora el producto y el proceso igual que en España. Hay muchos tipos de cine distintos, unos para estrenos, otros más baratos que te ponen las películas de estreno unos meses después por un dólar… existe ese hábito de ir al cine., pero no se valora como aquí.

¿En qué proyectos te vamos a poder ver?

Está Dysfunktion, una película muy independiente en la que soy productor, aunque no sé si lograremos venderla para que se vea aquí. También hice un piloto para una serie que se llama Palabras, en principio para TVE, que trata sobre los inicios del movimiento hip-hop en Madrid. Yo hago de un rapero que es colega de MC Randy, uno de los pioneros del rap en España, y fue realmente muy divertido. Además, tuve que hacerme trenzas y cuando iba en el metro o por la calle la reacción de la gente cambiaba mucho al verme (risas). Es bestial cómo influye el aspecto en el trato. También estoy produciendo un cortometraje. En general estoy intentando construirme más material hablado en español. Ahora la gente me ve mucho como Trevor, que está guay, pero quiero que me vean también como otras cosas.

Si tuvieras que elegir un personaje que te encantaría interpretar, ¿cuál sería? ¿Quizás un gran villano o un personaje de Shakespeare?

Sí, yo cuando aún no me dedicaba al cine a tiempo completo y estaba más amargado me identificaba mucho con Hamlet. Hamlet es un tío que sabe lo que tiene que hacer desde el primer acto, pero no lo hace. Es un personaje mítico, desde luego. También me encantaría hacer El mercader de Venecia, o algo inspirado en ello. Yo sobre todo estoy centrado en lo audiovisual, aspiro mucho más al cine que a otra cosa, porque el cine es para siempre.

Alex, muchísimas gracias por hablar con Mundo Crítica. Te deseamos mucha suerte.

Muchas gracias a vosotros.

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