Entrevista a David Yáñez

David Yáñez es de Cáceres, cosecha de 1982. Estudió Arte y posteriormente Comunicación Audiovisual en diversas universidades españolas y europeas. Su pasión por el cine y la literatura lo convierten en cineasta y escritor, llegando a publicar diversos trabajos suyos de distinta índole. Entre sus cortometrajes podemos destacar Jugar según las reglas (2005), El errante (2007) o Habitación 303 (2010). Trabajó unos años en televisión y publicidad, oficios que le hicieron incluso calificarlos de odiosos, algo por lo que le preguntaremos en la entrevista. Tras estos años, funda su propia productora cinematográfica, Outcast Filmakers, para poder así centrarse en proyectos propios. Actualmente se encuentra en fase de montaje de la que iba a ser su primera película, Side-B, que comenzó a rodarla en 2012, mientras va alternando su trabajo como profesor de realización audiovisual con proyectos literarios y cinematográficos, la mayoría de las veces yendo de la mano, ya que según palabras del propio Yáñez, “es todo la misma cosa”.
Nos hemos querido sentar con él con motivo del estreno en el Festival de Málaga de la que, ahora sí, es su ópera prima, Muchos pedazos de algo. A competición dentro de la Sección Zonazine, la película nos cuenta las vidas de unos jóvenes recién licenciados, todos con profesiones artísticas (escritores, cineastas, músicos…), que entre resaca y resaca, y a falta de algo mejor en lo que ocupar el tiempo, ya que no hay manera de encontrar trabajo en los tiempos que corren, intentan sobrevivir a sí mismos en medio de una vorágine de deseo, angustia existencial y rock and roll. Con guion propio, el reparto lo encabezan Saúl Blasco, Víctor Vázquez, Laura Contreras y Alba Gallego (en su web está toda la información: www.muchospedazos.com). Conversamos con David de la “generación perdida”, del futuro de los jóvenes españoles, de sus gustos musicales y de hasta cómo nos afectan las nuevas tecnologías.
Muy buenas, David. ¿Cómo se saca adelante una película en España en plena crisis económica y sin ninguna subvención del gobierno?
Para conseguir levantar una película en España sin una ayuda pública tienes que rodearte de soñadores, y si son amigos mejor, porque lo que te espera es varios meses de pedir favores. El sistema está hecho para dejarte fuera, y eso lo tienes que asumir, por lo que todo va a costar el doble.
En mi caso personal siempre he considerado el cine como un arte, por lo que mi máxima no es hacer dinero, me conformo con que sea rentable. Si hubiese querido hacer dinero me hubiese dedicado a vender pisos.
Además, Muchos pedazos de algo es una cinta rodada en blanco y negro, y en ella no aparece ninguna actriz novel enseñando las tetas, según se afirma en el principio del tráiler. ¿Cuál fueron los motivos para tomar sendas decisiones?
El “cine español” siempre ha sido una etiqueta, al menos desde que yo nací. Recuerdo pasearme por las estanterías del videoclub de mi pueblo y ver el apartado de “cine español” entre “comedia” y “acción”. De niño aprendí que esa etiqueta era para las películas donde tipos bajitos y tontos miraban debajo de la falda de extranjeras. Uno podría decir que hace mucho tiempo de eso, pero la verdad es que ha pasado el tiempo pero las costumbres aún perduran. “cine español”, aunque nos pese, sigue siendo una etiqueta. Una etiqueta para películas donde las actrices jóvenes hacen su primer papel enseñando las tetas. Donde “actriz” significa “niña-guapa-de-teleserie” y “actor”, “niño-cachas-de-teleserie”, y a nadie le importa si saben actuar o no. Yo, ni hago eso, ni me interesa hacerlo. Por ello quería estar lo más lejos posible de ser “cine español”. Prefiero la extraña etiqueta de “otro cine español”.
Respecto al blanco y negro, la película pedía ese blanco y negro y creo que es una opción estética como otra cualquiera. Lo vemos raro porque no hacemos más que ver en nuestras carteleras subproductos made in Hollywood, y ellos no utilizan blanco y negro. Creo que en España tenemos un poco el síndrome de la picha pequeña con el cine americano. Parece que lo único válido es hacer las cosas como los yanquis. No parece que nos hayamos dado cuenta de que somos europeos.

Su ópera prima se adentra en la vida de unos recién licenciados, de profesiones creativas, que están en el paro. Un retrato de la denominada generación perdida: jóvenes altamente cualificados pero que no encuentran trabajo o lo hacen en un puesto muy por debajo de sus estudios. ¿Hay lugar para los jóvenes españoles en su país en la actualidad o solo queda marcharse al extranjero?
Yo doy clase a futuros técnicos y artistas audiovisuales y lo que les recomiendo a todos es huir. No sólo porque el barco se hunde, sino porque, si todo va mal, freír hamburguesas vas a hacerlo igual de bien al otro lado del mundo. El mundo (y el oficio de hacer cine) es muy diferente a lo que nos hacen creer desde este lado de la frontera.
¿Hacia dónde hay que apuntar para señalar a los culpables de esta situación que viven cientos de miles de jóvenes españoles? ¿Solamente en los políticos?
Mal que nos pese vivimos en una democracia. Puede ser una puta mierda de democracia, pero no es una dictadura. Elegimos a nuestros representantes políticos. Yo creo que tenemos los políticos que merecemos.
¿Se sentirán los jóvenes que integran esa «generación perdida» identificados con la película? Aquellos que según usted mismo dice “se encuentran en un extraño estado de adolescencia permanente ya que no pueden desarrollarse ni ser independientes”, “los herederos de la especulación urbanística”.
Toda la gente que podría meterse en esa generación que ha visto la película me dice exactamente eso: “has hecho una película sobre nosotros”. No estoy muy interesado en inventar historias, prefiero contar historias que sé de primera mano. Me considero un fotorreportero que lleva una cámara de vídeo. Lo que me interesaba con MPDA (Muchos pedazos de algo) era hacer una película sobre el “aquí y el ahora” y creo que todo el que vaya a ver la cinta, pertenezca a esa generación o no, va a sentir que es una película que habla de cosas que le tocan muy de cerca.
Explíquenos eso que denomina en la sinopsis de «angustia existencial».
Angustia existencial es lo que les pasa a mis alumnos cuando terminan el curso, están un año buscando trabajo y se vuelven a matricular de algo que muchas veces ni les interesa por el simple hecho de hacer algo. Creo que es un momento muy jodido para ser joven. Y lo digo también en primera persona. Ya tengo 32, y tengo trabajo y más o menos algo de estabilidad, pero si mañana pierdo el trabajo hago la maleta y me cojo un Ryanair, así de simple. España es ahora mismo el cráter que deja una bomba atómica. Yo, por mi condición de profesor estoy muy de cerca de la gente que tiene veintitantos y nunca he visto tanta gente joven con depresión. Cuando yo tenía veintitantos yo ni sabía el significado de esa palabra.

Cada vez se ven más propuestas en nuestro cine español que tratan sobre la falta de empleo dentro del sector audiovisual o creativo (Las altas presiones, Los ilusos, Mapa…) y la búsqueda del lugar que el artista ocupa hoy día. ¿Está surgiendo una nueva ola cinéfila en este aspecto? ¿Una generación artística con bastantes puntos en común?
Los cineastas de mi generación, como los de muchas otras generaciones hicieron antes, estamos reaccionando en contra del establishment. La gran diferencia entre el “otro cine español” y el “nuevo cine español” es que nosotros trabajamos con cámaras de vídeo y eso hace que podamos contar historias de una manera mucho más íntima. De ahí viene, a mi modo de ver, esa ola de películas sobre el mundo del artista desde dentro.
Igualmente las pantallas táctiles juegan un papel clave en este retrato generacional que plantea en el filme, ¿son los móviles un aparato de comunicación o de todo lo contrario?
Por mucho que las compañías de teléfonos y demás trastos táctiles nos vendan, todo eso de los mensajes no hace más que alejarnos unos de otros. Si quisiésemos estar cerca, comunicarnos de verdad, se habría impuesto el mensaje de vídeo y no lo hizo. Nos gusta esa intimidad, nos gusta esa facilidad que dan los mensajes de texto para mentir, seducir, sincerarnos…, y creo que eso es algo muy importante del momento que vivimos. La gente se hace 75 selfies uno detrás de otro hasta conseguir parecer un modelo de revista y eso es algo íntimamente ligado al momento presente. Igual que te digo esto, te digo que yo cada vez que veo a dos chavales mandarse un mensaje cuando están en la misma habitación flipo; pero seguramente es que todo esto del 3G y demás me ha cogido con la cabeza amueblada.
Muchos pedazos de algo fue antes que una película, una colección de relatos que usted mismo escribió, ¿qué le llevó pasarlo a la gran pantalla? ¿Han cambiado mucho esos relatos en la transición de formato?
Siempre me he mantenido haciendo equilibrio entre la literatura y el cine, creo que mantener esas dos pulsiones me ayuda a tomar perspectiva sobre lo que hago. Tanto la literatura como el cine son artes de largo recorrido (tardas mucho en obtener una obra final) y es muy fácil que haya contaminaciones. Para mí, todas esas contaminaciones son algo muy interesante de explorar.
La colección de relatos en la que se inspiró MPDA se escribió hace ahora unos diez años, cuando era universitario, y hablaba de lo que era tener veintitantos, empezar a vivir por tu cuenta, crear tu moral, tus reglas, y todas esas primeras veces que tiene la vida. Aquellos años (y aquellos personajes) fueron muy importantes para mí, porque estaban inspirados en el mundo que vivía todos los días. Todos tenían una parte de mí y una parte de alguien de mi entorno. Me encariñé mucho de esos personajes y quería volver a tenerlos entre manos, así que hice que crecieran y tuvieran que enfrentarse de nuevo a “lo que hay”, al igual que lo he hecho yo.

Háblenos sobre Outcast Filmmakers, su productora de cine.
Outcast Filmmakers es una empresa loca. Se fundó para hacer arte en lugar de hacer dinero y la verdad que lo debe hacer muy bien, porque no paramos de perder dinero. En España si no tienes padrino no te bautizas, así que yo, que no tengo a la espalda más que el horizonte, he tenido que buscarme la vida. Teniendo una productora podemos hacer las cosas a mi manera y cobrar por ello, lo cual es todo un lujo. No obstante espero que la cosa marche y en algún momento Outcast sea rentable. Me gustaría poder echar una mano a otros que, como yo, no vienen recomendados por nadie ni tienen un papá que paga el pato.
Usted ha calificado de odiosos los trabajos que tuvo que realizar en el ámbito de la publicidad, además de sentirse desencantado de la pequeña pantalla tras trabajar como realizador y montador. ¿Tan sórdido es el mundo de la televisión y la publicidad?
Hacer algo que te gusta por obligación nunca ha sido buena cosa y hacer las cosas mal cuando sabes hacerlas bien es aún peor. Eso es lo que viví durante años trabajando en la parte más comercial del audiovisual y por eso creo que nació Outcast Filmmakers. Tenemos una televisión de mierda porque hay gente que obliga a gente como yo a hacerla así (y bueno, porque la mayoría de las personas ven “lo que les echen”). Pero todo status quo puede romperse, la historia nos avala, y ganas de liarla no nos faltan.
La música es un componente esencial en la trama, ¿qué le gusta escuchar a David Yáñez?
Yo crecí oyendo a The Rolling Stones y a T-Rex por mis padres, y sigo siendo muy rockero. Aunque poco a poco he ido descubriendo el country alternativo, el folk y el pop indie. No obstante las prioridades las tengo claras. Mi ídolo absoluto es Ryan Adams porque es un tipo que hace lo que le sale en cada disco, pero también soy devoto de Mark Lannegan, Quique González o The White Stripes.
¿Podremos ver finalmente Side-B, cinta que comenzó a rodarse en 2012 y que iba a suponer su primera inmersión en el largometraje, pero que tuvo que abandonar a dos días de la finalización del rodaje por diversos problemas, aún con fecha de estreno fijada?
Increíblemente he conseguido volver a juntar las piezas de Side-B y terminar el rodaje después de todos los vaivenes locos que tuvo el final de la producción. Es una pena que no pudiese costear el hacer un making off porque el cómo se hizo hubiera sido una película de culto. Side-B ha pasado por dos equipos de rodaje diferentes con casi un año de diferencia entre unos planos y otros (de hecho MPDA se rodó en el parón) yo he pasado por momentos de shock, negación de la realidad, catatonia y mil otras cosas más pero al final se ha podido acabar. Actualmente estamos en montaje y supongo que estará lista para este año. En nada, de hecho, sacaremos el primer tráiler.
Por último preguntarle por el recorrido que tendrá Muchos pedazos de algo después del certamen malacitano, así como desearle toda la suerte para la película y para todo el equipo en vuestro paso por el Festival de Málaga.
Antes de tener que lidiar con el tema de la distribución comercial, siempre un tema complicado para una cinta indie, me gustaría centrarme bastante en los festivales. Quiero hacer un estreno internacional y a partir de ahí hacer un circuito de festivales que le dé algo de visibilidad al proyecto.