En otro país
Almas perdidas en otra ciudad, en otro país que no es el suyo. Unas que marchan para evitar tener que responder ante la justicia y así soslayar una posible multa o hasta pena de prisión, otras para esconder sus infidelidades, para reencontrarse con amores del pasado o para olvidar un doloroso desamor. Todas estas almas tienen en común que realizan un viaje porque anhelan evadirse de sus problemas, de sus trabajos, que necesitan estar unos días alejados de su cotidianeidad para poner su vida en orden y reflexionar sobre el momento de su existencia en el que se encuentran. «¿Se conoce a sí misma?», le pregunta un monje a uno de los personajes femeninos.
Al comienzo de En otro país nos encontramos ante una madre y su hija que por culpa de un familiar suyos y sus respectivas deudas deciden huir hasta la ciudad costera de Mohang. Aburrida, la joven comienza a escribir un guion con tres historias diferentes. Las tres tienen como protagonista a una mujer, todas ellas encarnadas por la siempre estupenda Isabelle Huppert, quien interpreta aquí a personajes muy parejos entre sí y con el nombre común de Anne.
Como es habitual en el cine de Hong Sang-soo, sus personajes suelen ser artistas (en su mayoría directores de cine), que atraviesan problemas matrimoniales y que deciden partir de su país por diversas razones. A estos nexos le añadimos aquí otros puntos en común que poseen estos tres guiones, como que todos se desarrollan en el mismo hotel, en la misma habitación, que la dueña aparece para ayudar a los huéspedes o que el socorrista de la playa, que vive en una pequeña tienda de campaña de llamativos colores anaranjados, interferirá de manera directa con Anne. Igualmente, estarán presentes las relaciones de amor, los celos, las infidelidades, así como el alcohol (específicamente el soju), los paraguas o el mar, elementos que se repiten en todos los relatos.
Estéticamente el cineasta surcoreano vuelve a optar por una puesta en escena minimalista, de aparente simplicidad. Con constantes zooms hacia adelante y hacia atrás, planos fijos y cámara estática. Además de poseer una fotografía muy luminosa. Y nuevamente los diálogos siguen siendo el verdadero pilar de la narración, como lo son en la copiosa filmografía del todavía quincuagenario realizador seulés. Otra de sus singularidades es su particular y característico sentido del humor, no accesible para todos los públicos y que a veces resulta harto difícil para lograr empatizar con los personajes, dada la extravagancia de estos y las excentricidades de sus actitudes, muchas veces pueriles y bastante alejadas de lo común. Las carcajadas no abundarán por la platea, pero sí hay que reconocerle ciertos destellos humorísticos de gran ingenio como esa carta escrita por la directora francesa del primer relato que resulta ilegible para su receptor, el estridente socorrista, o esa secuencia en donde la segunda Anne comienza a emitir extraños sonidos a unas cabras. Muy interesantes son también los recursos utilizados para descubrirnos la frágil frontera de lo real y lo onírico en la segunda de las historias.
El filme que nos ocupa compitió en la Sección Oficial de la 65 edición del Festival de Cannes, certamen en donde Hong Sang-soo es ya un habitual, pues se ha convertido de un tiempo hasta esta parte en un asiduo de los grandes festivales de cine como Venecia, Berlín, Locarno, San Sebastián o el propio Cannes. Siempre entregándonos personajes perdidos en busca de su camino mientras andan anclados en un punto muerto de su vida, demandando un faro que les sirva de guía para encontrarse, para hallar su identidad. No sabemos si todos terminarán encontrándolo pero mientras les quedará el amor.
Calificación: 6/10
Título original: Da-reun na-ra-e-suh (In Another Country)
Año: 2012
Duración: 86 min.
País: Corea del Sur
Director: Hong Sang-soo
Guion: Hong Sang-soo
Fotografía: Jee Yunejeong, Park Hongyeol
Música: Jeong Yongjin
Reparto: Isabelle Huppert, Yoo Joon-sang, Moon So-Ri, Jung Yu-Mi, Yoon Yeo-Jung, Seong-kun Mun, Hae-hyo Kwon, Youngoak Kim
Productora: Jeonwonsa Film Co