El videoclip del viernes
Duros. Brutales. Pesados. Innovadores. Eso son Korn. O eso eran. Ya anclados en su más que notoria vejez en las tablas y con unos sonidos igual de pesados pero la mitad de originales y con fecha de caducidad próxima. El mundo ya no es el que era y Jonathan Davis y los suyos cada vez se arrastran más y por menos. Una lástima que el tiempo pase rápido y la memoria sea tan leve.
Aunque no siempre fue así, claro está. Antes se marcaban directos del copón, discazos del quince y sin despeinarse. Descarados, directos, sucios pero ordenados en sus convicciones, eran capaces de liberar a la bestia en el escenario con una naturalidad extrema. Solo hace falta echar un vistazo a su álbum debut para notar esa frescura inicial, esa naturaleza rompedora. En Korn (1994), aparece la distorsión como protagonista fundamental aderezada por una coordinación milimétrica que se hace más notoria si cabe en titulazos como «Blind» o la propia «Clown», sencillos dotados de líricas comprometidas, crudas, realistas; un verdadero martillo sonoro directo a la cabeza, sin paños calientes.
Lo que empezó siendo genial derivó en un segundo trabajo templado (Life Is Peachy, 1996) hasta llegar a su particular joya, al producto más esencial en su ya dilatada discografía, Follow the leader (1998). En el aparecen cortes más que interesantes como la brutal y megadistorsionada «It’s on» o la más que conocida «Got the life» (que aparecía en la banda sonora de Tomb Raider); aunque aquí la estrella absoluta sea la magnífica e inmortal «Freak on a leash». Increíble, redondo e irrepetible; en estos 3 adjetivos podría resumirse este verdadero soplo de aire fresco para la música de los 90 (grande, ese año 98) en el que la mezcla de voz arteciopelada, guitarras extremas en un contexto cuasielectrónico y un bajo difuminado (pero siempre en primer plano) resultan los vehículos perfectos para mostrar un sonido mastodóntico, firme y convincente. Una muestra auténtica de dureza alimentada en rabia, dolor y fortaleza.
Detrás de su espectacular vídeo aparece la figura de los realizadores premiados por la Academia Jonathan Dayton + Valerie Faris (¿Pequeña Miss Sunshine os suena?) y la sombra alargada e influyente de Todd McFarlane, el padre del cómic de Spawn (entre otros). Entre los 3 se encargan de crear un mundo mitad animación, mitad realidad, en el que se relata el recorrido de una bala a través de distintos escenarios. Una verdadera maravilla artística de finales de los 90 en la que inicialmente se relata la gravedad de la violencia en un sistema marchito para finalmente derivar en un show de explosiones siempre teniendo a la banda y su creación como protagonistas.
Sin más, aquí el vídeo. Disfruten del show. Feliz semana.