El videoclip del viernes
¿Quién ha dicho que en la música de baile no había lugar para relatar algo serio? ¿Quién creía que no se podía contar nada sólido mientras se apela al mismo tiempo a bailar? A veces, no todo es moverse al ritmo del beat que impone el Dj; a veces, tras la superficie brillante y aparentemente frívola de un tema que parece diseñado exclusivamente para la pista de la discoteca se esconde una historia que se puede oír en un espacio más tranquilo, empatizando con las emociones que comunica.
Esto es lo que ocurre con Papaoutai, una canción que cumple con efectividad y creatividad en ambos apartados. Por un lado, su ritmo House de claras influencias Pop (uno de los sellos inconfundibles del artista que ya pegó su particular pelotazo con aquel inolvidable Alors on danse) no dejan margen a la inmovilidad, pues su groove y sus melodías con aires de Calipso son un mecanismo perfecto capaz de hacer danzar hasta al más soso. Pero por el otro, si prestamos un poco de atención a su letra, nos daremos cuenta de que se esconde un potente mensaje que tiene mucho que ver con las relaciones paterno-filiales; más concretamente con el contexto de una vida en la que la figura paternal está ausente (una tragedia de la que el propio Stromae sabe mucho ya que en su día perdió a su progenitor en aquel genocidio de la Ruanda de 1994). Así pues, podemos hablar de que, además de ser un trallazo infeccioso revienta-pistas, Papaoutai puede calificarse como un notable ejercicio de lírica pura, algo que, sin ser del todo inédito en este tipo de música, es de agradecer que ocurra de vez en cuando.
Su videoclip, el cual por cierto es el video musical francófono más visto en Youtube hasta el día de hoy (unos trescientos millones de visitas), complementa el peso «elegíaco» que ejerce el texto del artista belga. Fue dirigido por Raf Reyntjens y las coreografías fueron ideadas por Marion Motin; y es básicamente una metáfora sencilla y efectiva de lo que significa vivir una infancia con un padre ausente. Una producción vistosa, elocuente y cuidada hasta el más mínimo detalle que desconcierta y transmite sentimientos encontrados.
El resultado de esta mezcla de ritmos vitalistas y mensaje triste, admitámoslo, es una rareza en toda regla. Pero ya quisiéramos que estas rarezas se diesen más de vez en cuando si todas saliesen con el porte y la talla que Stromae ha sabido dar a Papaoutai. El empaque de este hit no hace sino confirmar que aquellos que en su día lo consideraron un one-hit-artist estaban equivocados, pues detrás de este chico se esconde no solo un productor de quilates, sino un autor inquieto que no renuncia a moverse fuera de los márgenes que otros temen abandonar.
Disfruten del fin de semana, ya sea en familia o no.