El videoclip del viernes
¿Alguna vez te has preguntado hasta qué punto tienen lógica los comportamientos habituales que observamos o protagonizamos en internet? Parece que las mayoría de las veces actuamos más por mimetismo o miedo al rechazo de la masa que por iniciativa propia; como consecuencia, todo hijo de vecino tiene la tendencia de hacer lo que ve que hacen sus conocidos y lo convierte en un acto tan automático que casi ni lo analiza racionalmente.
La consecuencia de todo esto es, en más o menos escala de intensidad, una especie de celebración pop del porno emocional más trivial e intrascendente, mezclado con un punto de ego y narcisismo desesperado. Ese tipo de actitudes, dependiendo del caso, pivotan desde la intención comunicativa más sana y lúdica, hasta la desesperación por pertenecer a las corrientes en las que se mueve todo el mundo. Para muchos individuos, de hecho, hacer lo contrario es sinónimo de alienación y fracaso; por tanto, todo se hiperboliza de tal forma que incluso más de una vez convertimos la red de redes en una fantasía que poco o nada tiene que ver con nuestra realidad y la de nuestro entorno.
Y parece mentira, pero este tipo de reflexiones tan complejas son fruto del primer Videoclip del viernes del año, algo que ya es indicativo en cuanto al nivel conceptual que encierra el trabajo de Eric Wareheim, su máximo responsable. Utilizando la sátira y la ironía más ácida, el realizador se atreve a anteponer el mundo colorido e idealizado hasta el absurdo que muchos vendemos a los demás con el lado más desagradable de la vida. Mediante una elocuente metáfora, la cruda realidad se cuela en la dulce y saturada habitación de la chica protagonista hasta arrastrarla a una dimensión que parece no querer mirar. Este conflicto entre el mundo real y la falsa sensación de confort y éxito que proporciona el excesivo refugio en la worldwide web es el centro y periferia de un trabajo visual tan talentoso que deja incluso en un segundo plano al tema musical que acompaña.Un concepto que no deja de ser chocante y algo sarcástico si se tiene en cuenta que para colmo viene lanzado desde una órbita cercana al mainstream.
El caso es que la canción de Charli XCX tampoco está del todo mal. O a lo mejor es que combina a la perfección con el otro apartado. Las ingenuas melodías pop de la cantante inglesa claman con socarronería al afán de ser famoso que todo hijo de Dios alberga en su corazón. Un soplo de aire fresco que se agradece dentro de un panorama saturado de artistas sin excesivo carisma ni personalidad.
Para los que se queden con más ganas, decir que su disco se llama Sucker y fue lanzado al mercado en Diciembre del 2014, por lo que su música está disponible en todos los medios de distribución habituales.
Aunque todo lo que digamos se queda corto comparado con lo que nuestros ojos y oídos pueden atestiguar. Por ello, os invitamos a que vean, oigan, y de camino, reflexionen.
¡Buen fin de semana!