El videoclip del viernes
Visitamos esta semana un nuevo campo, una bella llanura llena de sinceridad, sentimientos y tonos azules. Hoy seguimos con el rollo más sentimental de esto llamado música para ofreceros la contribución de una banda creada para aterciopelar los sentimientos del respetable con auténticos himnos. Se trata de una de esas leyendas imborrables dentro de la historia del pop rock británico; Chris Martin y los suyos: Coldplay.
Lo que ahora es «ñoño» y redundante; antes fue cercano, sencillo y sincero. Todo empezó con Parachutes (2000). Suave, fresco y totalmente agradable al oído; el álbum se transformó en un trabajo repleto de matices que tiraba de piano, voz ultra melódica y guitarras simples pero redondas para sumir al oyente en una aventura por el lado más conmovedor del amor, la ternura y los sentimientos humanos más reales. Resultó un éxito sí. Pero es que teniendo temones como la legendaria y versionada hasta la saciedad «Yellow» (rotunda y preciosa la verdad), la cercana «Shiver» o la magnética y magnífica «Don’t Panic»; es casi imposible no encantar a la gente, no tocarle el corazón antes o después.
Tras esta primera incursión llegó A Rush of Blood to the Head (2002) y con el asentamiento de la banda. Mantuvieron la senda creada con anterioridad repitiendo patrones y purificando su esencia. Eso hizo que evolucionaran a algo más comercial (¿aun más?) y más audible para la mayor parte del público: abrieron su mercado y llego el gran boom. Chris Martin seguía dándolo todo, escribiendo y cantando como nunca, pero sobre todo convenciendo, elevando su finísima voz al «Olimpo de la Música», cosa que se hace del todo tácita con temas como «The Scientist», una de las piedras elementales sobre las que la agrupación británica ha levantado su carrera. Propuesta sincera, clara y rica en detalles; una oda a las baladas de siempre con la influencia del ahora.
Pero es que su videoclip tampoco es que se quede atrás. Jamie Thraves, experimentado director de clips (Radiohead, Dizzie Rascal y Blur entre otros) y director de cine ocasional (The Cry of the Owl es su principal registro), aquí se marca un auténtico lujazo para los ojos del espectador. Tomando como punto de partida aquel «Drop» de The Pharcyde (dirigido por un tipo llamado Spike Jonze), aquí se utiliza narrativa a la inversa mostrando el recorrido de Chris Martin por el bosque y la ciudad, explicando los orígenes de un accidente de coche del propio Martin y su acompañante. Una experiencia. Un viaje cautivador, fresco; de contenido triste pero con una intensidad genial.
Aquí el vídeo, una semana más. Feliz finde.