El videoclip del viernes

Deeper-undergroundJason Kay se convertirá con el tiempo en leyenda. Líder de la banda Jamiroquai, vocalista con registros casi inalcanzables y padre junto a los suyos de esa nueva bocanada de aire fresco que obtuvo el funk allá por los años 90; el artista británico y su banda han esbozado con el paso de los años un plan perfecto para evolucionar y conseguir que sus lp’s permanezcan en el recuerdo como verdaderas joyas inalterables, míticas, excepcionales.

Inicialmente consolidados en el acid-jazz y el funk para después derivar algo más en el pop y en la electrónica, Jamiroquai cuenta en su discografía con una buena cantidad de temazos inmortales y frescos, fruto de la excelencia alcanzada en álbumes como Travelling without moving (1996) o, quizás, su muestra más excelente y equilibrada hasta la fecha, Syncronized (1999). Ahí es donde encontramos la ágil y a la par cautivadora «Cosmic girl», la electrizante «Canned Heat» o la siempre disfrutable y directa «Supersonic»; piezas auténticas, extremadamente bien dispuestas para favorecer la armonía en el ritmo, la clarividencia y desparpajo en sus sintonías, siempre apetecibles, fundadas en una excelsa riqueza vocal, un bajo envolvente y una guitarra pro. Elegancia y clase elevada a la enésima potencia.

«Deeper Underground» es uno de esos cortes ilustres dentro la longeva carrera de Jay Kay y su plebe. Resulta especial por el simple hecho no solo de aparecer como número uno en las listas británicas durante un período record, si no por pertenecer a la BSO de la película Godzilla (Roland Emmerich, 1998), uno de los grandes fakes de los últimos 20 años. Aun así, nos encontramos con una nueva dosis genial de funk, pivotando y anestesiando nuestro riego sanguíneo con un combo de ritmo y voz difícil de solventar para la gran mayoría de artistas de ayer y hoy.

Detrás de la cámara y dirigiendo la propuesta se encuentra Mike Lipscombe, artista consolidado en esto de los clips musicales (Faith Hill, Anastacia, Stereophonics…), que transforma una sala de cine en un auténtico sumidero, fruto de una catástrofe natural, en la que el único superviviente visible es el propio Kay y sus extraterrestres bailoteos marcianos. Digno de ver, obligatorio de oír. Un verdadero show que merece la pena, infinitamente más que la propia película a la que rinde homenaje.

Sin más, aquí el vídeo. Sigamos enchufados a la buena música.

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