El videoclip del viernes
Polémico, ácido, creativo, habilidoso con el lenguaje, valiente e idolatrado por algunos y odiado por otros. A estas alturas a nadie se le escapa que Eminem es uno de los nombres propios de la escena del rap mundial actual. Más de dieciséis álbumes (contando con sus recopilatorios) y varias apariciones en la gran pantalla avalan la que es una de las carreras más fulgurantes y exitosas que se recuerdan en el género. Una trayectoria que convirtió a un conflictivo, joven y desconocido Marshall Bruce Mathers III en un igualmente problemático icono del mainstream global.
Si analizamos un poco de cerca su discografía, nos daremos cuenta que el de Detroit ha ido evolucionando progresivamente desde las fronteras más underground, hasta los límites de la música más abiertamente comercial desde que éste fuese apadrinado por el también mito del rap, Dr.Dre. La evidente disparidad de estilos que existe entre trabajos como The Slim Shady LP (1999) y Relapse (2009), por poner un ejemplo, dan fe de que su transformación a lo largo de los años no ha sido solamente a nivel artístico y personal, sino a nivel de ventas; como dato, cabe recordar que tiene en su haber siete discos #1 en la lista Billboard, siendo dos de ellos los álbumes más vendidos en su década.
Quizás uno de los temas más representativos de Eminem sea el que hemos decidido elegir para el Videoclip del viernes de esta semana. Nos referimos a Stan, canción que aparece en uno de sus trabajos más reconocidos por parte de público y crítica, The Marshall Mathers LP (2000). Y hemos seleccionado este tema porque, además de estar respaldado por un buen videoclip, quizás se pueda considerar el primer punto de inflexión que contribuyó a sacarlo de los círculos más cerrados del rap para poner su nombre en cada boca, cada oído y cada radio de nuestro planeta. Claro que más tarde vendría su éxito cinematográfico, 8 millas (8 Mile, Curtis Hanson), y con el Grammy ganado con su tema central, Lose Yourself, todos sus logros anteriores quedarían casi empañados; pero por entonces, este tema le catapultó a las listas de éxito mundiales, cosa que hasta entonces, parecía un privilegio reservado solamente para unos pocos mc’s.
Con Stan, Eminem supo demostrar que era capaz de desprenderse de ese halo inmaduro y provocador para serenarse y contarnos buenas historias. Siempre hábil en su escritura, el tema nos cuenta el escabroso relato de un fan que no es capaz de soportar pensar que no significa nada para su ídolo y termina perdiendo la cabeza. Narrada como si de correspondencia se tratase, la letra de la canción es tan sobrecogedora como lúcida, trazando con aparente facilidad las lineas que separan la sana admiración por la obsesión enfermiza, lineas que con más frecuencia de la que pudiera parecer en un principio, aparecen difusas según de qué individuos se trate. Acompañado por la voz de Dido en el estriblillo, el cual por cierto lanzó a la misma a una fama fugaz a partir de entonces, Stan es ese eslabón que une la faceta más audible de Eminem con su lado más radical. Una arriesgada y extraña combinación que para sorpresa de todos caló en el público no asiduo al rap más fácilmente de lo que pudiera haberse creído en un principio.
En el apartado visual debemos mencionar que el trabajo viene dirigido de la mano del mismo Dr. Dre y Phil Atwell, este último conocido entre otras cosas por haber dirigido a Jet Li y Jason Statham en El Asesino (War, 2997), largometraje de acción que, a pesar de no ser excesivamente bueno, es bastante popular entre los cinéfilos.
Tirando del tópico que dice que «vale más una imagen que mil palabras», más que describir punto por punto lo que se narra en Stan lo que haremos es invitaros directamente a que pulséis el play y disfrutéis vosotros mismos del videoclip. Relájense y disfruten de esta intensa historia de amor-odio y delirios. A veces se necesitan poco más de 5 minutos para contar algo que nos conmueva; y créanme, Stan lo consigue.
Buen fin de semana a todos en nombre de todo el equipo de Mundo Crítica.