El videoclip del viernes

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Todos sabemos que el videoclip es uno de los formatos audiovisuales que más libertad y posibilidades ofrece a la hora de agarrar una cámara. Desde su concepción hemos visto cómo los realizadores que han hecho alguna incursión en el mundo del vídeo musical han bebido de innumerables fuentes: Animación, herramientas experimentales, o el mismo cine (por nombrar algunas). De hecho, esas vastas posibilidades creativas y esa conexión íntima y directa con el mundo del séptimo arte fueron los factores que nos animaron a dedicarle un apartado semanal. Desde entonces, cada viernes, hemos intentado seleccionar piezas que muestren en su conjunto el que es sin duda alguna un infinito campo de innovación y diversidad, un terreno que ha servido de cantera y de laboratorio de trabajo para nuevos y viejos directores de cine. Un macrocosmos de imágenes y música confluyendo en una continua retroalimentación, de la pequeña pantalla a la grande, y viceversa.

¿Pero existe el género en el videoclip? Sin duda alguna podemos afirmar que sí. Ya hemos seleccionado anteriormente trabajos que optan por lo narrativo. El drama, el lirismo, o incluso la ciencia ficción tienen cabida en él. ¿Y el humor? Por supuesto. Para muestra un botón; que no es otro que el video de esta semana, All the Small Things de Blink-182. Todo un ejercicio de buen rollo, algo de sorna y buen humor que demuestra que la sátira y la parodia también tienen su lugar en este campo.

All the Small Things es la síntesis perfecta de lo que es la esencia de estos músicos estadounidenses. Guitarras frescas, un estilo sencillo y unas melodías extraordinariamente pegadizas. Perteneciente a su álbum, Enema of the State (1999), el tema es quizás su canción más popular, llegando a coronar los primeros puestos de las diferentes listas de mejores canciones, no sólo de su época, sino de la historia de la música. Aunque más allá de la polémica que suele generar un reconocimiento tan rotundo por parte de público y crítica, lo que no se puede negar es que Blink-182 es una de las formaciones más influyentes dentro de su género. Su punk pop gamberro y abiertamente desenfadado es un baluarte que blanden sin complejos, encabezando desde hace años el lado más comercial de un género que mueve masas en los Estados Unidos. Y es que cualquier disco de Blink-182 es un chute de buen rollo, una garantía a la hora de animar una de esas fiestas de piscina y bebidas alcohólicas en vasos rojos.

Como no podía ser menos, el apartado visual que acompaña a All the Small Things es un cachondeo continuo. Parodiando la estética imperante en el fenómeno de las Boy Bands (tan en boga en aquellos años), el director Marcos Siega decide utilizar a los miembros de la banda para realizar una sátira tan incisiva como divertida. El autor que más tarde filmara Dulce Persuasión (Pretty Persuasion, 2005) decide romper los cánones que nos vendían por entonces (y nos siguen vendiendo) como atractivos y deseables, y hace del sentido del humor un vehículo expresivo tan disfrutable como punzante.

All the Small Things es un tema tontorrón y fenomenal a partes iguales que mete en la batidora lo mejor y lo peor de los años 90. En este derroche de frescura metareferencial los tópicos del pop y el rock forman con cóctel delicioso; una mezcla infalible que de camino nos sirve para empezar el fin de semana con una sonrisa de oreja a oreja. Disfrútenlo al máximo y suban el volumen.

 

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