El videoclip del viernes
Para este viernes tenemos reservada una buena dosis de rock alternativo de la mano de una de las bandas más representativas del género, Sonic Youth. Formada en la ciudad de Nueva York allá por el año 1981, la banda norteamericana es un ejemplo constante de experimentación y evolución sonora. Con dieciséis álbumes a sus espaldas, su sonido ha ido mutando desde el hardcore punk hasta el noise rock, llegando a convertirse en referencias directas de la ola pionera del estilo musical. Trabajos como Sister (1987), Daydream Nation (1988), Washing Machine (1995) o Murray Street (2002) dan fe de que el registro de sonidos de la banda va mucho más allá de lo que unos simples adjetivos calificativos pueden catalogar, por lo que quizás lo mejor que pueda definir la música de Sonic Youth sea una escucha de primera mano, fuera de cualquier prejuicio y etiquetado.
En esta ocasión el tema elegido para figurar en nuestra sección semanal es Sunday, corte perteneciente a su álbum publicado en 1988, titulado A Thousand Leaves. Acompañado con el característico sonido de las guitarras de la banda, la canción bien puede servirnos para acercarnos a una de los oasis sonoros más amables del grupo, el cual es famoso por sonidos bastante más complicados y ruidosos.
El apartado visual esta vez viene avalado por Harmony Korine, quien se encarga de enfocar casi obsesivamente su lente en el malogrado Macaulay Culkin y Rachel Miner. En esta ocasión, el trabajo del director se reduce a combinar cámaras lentas y fotogramas acelerados y potenciar el conjunto con una mezcla en el montaje de imágenes de bailarinas y jóvenes. Pero quizás el factor que haga de todo un sello personal haya sido la elección de una figura como la del famoso prota de Sólo en casa (Home Alone, Chris Columbus. 1991) para protagonizar su video. Sin duda el chico que nutrió a Hollywood de cotilleos sobre drogas y vicios es un icono que le viene de perlas a Korine, un autor siempre tan apegado a las temáticas controvertidas y a los temas escandalosos, sobre todo los que afectan a la juventud de los Estados Unidos.
Para los que quieran profundizar en el cine de Harminy Korine y no conozcan nada del director, cabe decir que, más allá de que guste o no, todas y cada una de sus películas merecen la pena. Su cine es afilado, intenso, veraz, crudo, y en ocasiones extrañamente lírico, pero eso sí, la lírica de Korine casi nunca se aparta de los márgenes oscuros de la sociedad en la que él habita. Es una especie de cronista de lo sórdido que nunca deja indiferente a nadie. Siempre provocador, siempre diferente, siempre a caballo entre lo amateur y lo brillantemente postmoderno, entre la caricia y la patada del público. Su trabajo más conocido, Spring Breakers (2012), es todo un ejemplo de lo visceral que puede resultar su cine, pero la verdad que dicha cinta casi se queda en pañales en cuanto a riesgo y visceralidad si lo comparamos con trabajos anteriores como su extraordinaria Gummo (1997), o su inclasificable y casi suicida Trash Humpers (2009), dos obras que demuestran que Korine sabe provocar como pocos y buscarle las cosquillas a la américa acomodada de estos tiempos.
Poco más, disfruten de Sonic Youth y Harmony Korine.
Buen fin de semana a todos.