El videoclip del viernes
Frescas, digeribles y originales. Así son Sleater-Kinney, una agrupación a medio camino entre Bikini Kill, Sonic Youth y Dinosaur Jr., capaces de recrear la escena de Seattle de los 90 a día de hoy potenciando más el rollo Low-fi. Distorsiones pero con tranquilidad, no intentando elevar el volumen a niveles estratosféricos, con una densidad sostenible en lo sonoro y en lo vocal. Esos son los principios sobre los que se solidifca la creación de un grupo eminentemente versátil, que ha sido capaz de evolucionar con el paso del tiempo hacía el rock más custom, olvidando en parte esas raíces más rebeldes ancladas en lo alternativo para crear algo más melódico y menos potente para reinventarse.
Quedaron atrás temazos más rompedores y entusiastas como «Dig me out» (Dig me out, 1997), la brutal «Get up» (The Hot Rock, 1999) o la potente «Jumpers» (The Woods, 2005); muestras geniales de la viveza musical del trio de Olympia. Hoy nos centramos en uno de los singles de su último trabajo, No cities to love (2015), «New wave»: una vuelta al ruidismo más noventero con un ritmo marcado, unos punteos infranqueables (además de dinámicos) y una musicalidad del todo abstrayente que logra trasladarte a otra época. A una época en la que los vaqueros rasgados eran lo más «in» , la música era el punto de partida para muchos y las camisetas desteñidas estaban en los armarios de toda una generación. Aquel otoño permanente que duró lo que duró. Y ya han pasado algunos años.
Bernard Derriman inserta a la banda en el animado mundo de Bob’s Burger (sitcom de animación de la Fox), para recrear como sería una tarde en casa de los Belcher, compartiendo escenario con los benjamines de la casa (Tina, Gene y Louise). Paso a paso, frame a frame, el vídeo nos adentra en un directo de las Kinney fijado en una de las habitaciones. A medida que el tema avanza, el asunto se va enloqueciendo y con él los niños, que empiezan a vivirlo a tope, hasta llegar al punto álgido en el que la psicodelia se adueña de la imagen, apareciendo con ella ese boom final, esa catarata sonora de distorsión grunge que hace que los niños enloquezcan del todo (y también sus padres).
Videoclip amable, de esos que se recuerdan por su propia sencillez y que ganarán peso entre aquellos fans de la serie de animación, siendo un homenaje (y una vía abierta de promoción) para la misma. Sin más aquí tienen la propuesta de este viernes. Disfruten del clip. Disfruten del rock. Disfruten del show.
Buen finde!