El veredicto

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El veredicto (de título original Het Vonnis, Jan Verheyen, 2013) empieza con una bofetada; la que el destino le da al prestigioso ingeniero Luc Segers (Koen De Bouw) una desafortunada noche en la que, volviendo de una fiesta, pierde en un abrir y cerrar de ojos a su mujer y a su hija, una asesinada y la otra víctima de un accidente derivado del momento del asesinato. La culpa de tan desafortunado suceso no es achacable sino a los caprichos del azar. Aquella vieja historia de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado y convertirse en un daño colateral. Aquella vieja desgracia de cruzarse en el camino de una bestia con ganas de sangre. La mala suerte. La vida.

El pobre de Luc Segers no se entera de las nefastas consecuencias hasta que despierta del coma en un hospital después de querer evitar sin éxito que el asesino de su mujer escapase del lugar de los hechos. Luchó con él y fue testigo directo de su identidad, conoce al criminal. Sabe que cuando se reponga de su lucha con sus heridas físicas le tocará lidiar otras batallas; la policial, la legal, la anímica…

Cuando llega la hora de hacer justicia todo parece ir por los cauces habituales. La policía trabaja con una impecabilidad loable, atrapan al homicida y lo ponen ante los tribunales. Es entonces cuando el sistema se pone en funcionamiento para que tenga lugar un juicio justo y que tanto víctima y verdugo satisfagan sus culpas y daños ante la ley. Todo parece funcionar como debería, incluso más allá de ciertas aristas que parecen sobreproteger al malhechor en detrimento de la víctima, parece que un acto tan brutal no puede quedar impune de ninguna de las maneras. Pero no es así, pues la corte decide en un doloroso fallo que el asesino de su mujer y el responsable indirecto de la muerte de su hija quede en libertad debido a un error procesal. En otras palabras, un simple error burocrático, un incomprensible agujero legal como un papel que no ha sido firmado cuando debía, deja en la calle al responsable de que sesgó la felicidad familiar, el futuro y las aspiraciones vitales de Luc. El asesino vuelve a la ciudad, impune. La justicia naufraga en el lodo por un descuido casi kafkiano, por un error teórico, por pura formalidad. Desde entonces, la idea de la venganza se instalará en la cabeza de nuestro malogrado protagonista, una venganza que se consumará, disparando la atención en los responsables directos de que esto haya podido tener lugar.

Así pues, se produce la paradoja de que la víctima se acaba de convertir en verdugo, el acusante se transforma en acusado. Un nuevo proceso deberá celebrarse; pero esta vez en medio del escándalo y la presión que la atención de los medios de comunicación, la sociedad y los políticos están dispuestos a ejercer. La justicia pasa a ser un debate social y se pone en cuestión si Luc es un héroe inocente o simplemente otro asesino más al haber caído igualmente en el acto del asesinato. No sólo Luc Segers se sienta en el banquillo, se sienta el sistema legal entero para ser pasado a revisión a ojos de todo el país. Es la hora de los juicios paralelos, el momento en el que se enfrentan la teoría y la ética. Señores y señoras, tenéis ante todos ustedes la última película Jan Verheyen, una obra de la que es imposible no hablar durante horas una vez se termina de ver.

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Estamos sin duda ante una de esas películas que suele pasar desapercibidas en la cartelera, uno de esos estrenos que suele sucumbir ante la sombra de la promoción que tienen otras producciones más respaldadas por los grandes estudios. Créanme que es todo un error dejar pasar la oportunidad de verla. Quienes paguen su entrada para esta modesta pero sólida producción belga, van a ver satisfecha su inversión en forma de entretenimiento, tensión psicológica, y mucha pero que mucha invitación a la reflexión. Puede que El veredicto sea una cinta que en principio no llame la atención, pero estoy en condiciones de asegurar que estamos ante uno de los mejores estrenos de las últimas semanas, una de esas joyas que injustamente pasa casi camuflada entre otras ofertas más exóticas.

Gustarán de ella quienes disfruten de las historias llenas de incertidumbre, aquellos que sepan deleitarse con los dramas judiciales que hacen de la seriedad formal y la verosimilitud narrativa su baluarte. Estamos ante una propuesta que muchos podrían tachar de fría y mecánica, pero no es así, su interesantísimo trasfondo ético y moral y su tono casi ensayístico (en el que las teorías legales intentan resolver los dilemas morales que se generan en la trama) es un vehículo perfecto hacia la coherencia que se pretende alcanzar y las propias aspiraciones de la película. Estamos ante un drama apasionante en el que lo teórico y lo filosófico se toca con lo humano y la tragedia más personal, ante una de esas cintas que plantea preguntas e invita a que el espectador las responda mediante la confección de un guión robusto y sensato. El veredicto se postula como una cinta interesantísima para todos aquellos que alguna vez se han preguntado en qué falla nuestra justicia y cuáles son los caminos para mejorarla. Aquellos que se hayan sentido alguna vez incómodos cuando los agujeros de nuestro sistema legal salen a relucir, encontrarán aquí un filón de poco hora y media para reflexionar y debatir.

Cabe señalar que la cinta tiene sus puntos flojos y presenta algunas sombras argumentales y de tratamiento de ciertas ideas en concreto, pero sus buenas actuaciones, su valiente y loable intención y sus buenas maneras en cuanto a rodaje, montaje y ritmo, hacen que junto a su argumento, nos acabemos rindiendo ante sus virtudes en vez de perder tiempo con sus imperfecciones.

Sin duda hay mejores dramas judiciales, más redondos cinematográficamente hablendo. También los hay más espectaculares, más misteriosos y llenos de nudos y giros de guión con los que unir piezas del puzzle, pero pocos han dejado en mí un poso de ideas para la reflexión tan potente y extenso como lo ha hecho esta película. Y creo que eso ya dice bastante de por sí para valorarlo como lo que es. Una propuesta muy seria, de notable factura, que posee una lógica aplastante, y una fuerza perturbadora que ya casi no recordaba. Los problemas que se exponen en El veredicto son muy reales y de tremenda actualidad, y como tales, me he sentido, además de espectador, jurado y a la vez víctima potencial de las lagunas que nuestro sistema legal puede presentar. Sin justicia la democracia parece un concepto virtual, un mero formalismo. Los problemas de nuestra legalidad deben ser revisados constantemente si queremos que funcione el sistema que nos ampara y nos debe proteger como ciudadanos. Es una cuestión que nos afecta a todos y cada uno de nosotros y se agradece que el cine también se digne a tratar estos temas para despertar conciencias.

Habrá que revisar la filmografía de Jan Verheyen, se acaba de ganar el estatus de director a tener en cuenta y el de descubrimiento del mes.

Calificación: 8/10

 
 

El_veredicto_Ge_MC_cartel_originalTítulo original: Het Vonnis

Año: 2013

Duración: 107 min.

País: Bélgica

Director: Jan Verheyen

Guion: Jan Verheyen

Música: Steve Willaert

Fotografía: Frank van den Eeden

Reparto: Koen De Bouw, Johan Leysen, Veerle Baetens, Jappe Claes, Viviane De Muynck, Hendrik Aerts, Joke Devynck, Jo De Meyere, Chris Lomme

Productora: Eyeworks Film & TV Drama

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