El sonido de las cosas
Con el sugerente título de El sonido de las cosas el realizador costarricense Ariel Escalante se ha lanzado a rodar su primer largometraje, que también lo escribe junto al español Enric Rufas, coguionista habitual de las películas de Jaime Rosales. La trama nos sumerge en la vida de Claudia (interpretada loablemente por una Liliana Biamonte de semblante perdido y que aparece en casi todas las escenas), una enfermera encargada de pacientes en estado crítico en la unidad de cuidados intensivos, una tarea de una dureza que ya pueden presuponer. Claudia ama su profesión, pero en cambio, la advertimos triste, deprimida, sin ningún atisbo de felicidad en su rostro. Esto es debido al reciente fallecimiento de su prima, también compañera de piso y mejor amiga según descubrimos a lo largo del metraje, en unas circunstancias que desconocemos.
El vacío que deja su prima para Claudia es inmenso. Eran uña y carne. Con ella salía por la noche, organizaba viajes, platicaban sobre sus cosas, convivía día a día. Y ahora toca afrontar la pérdida, superar esa gigantesca oquedad que permanece en el alma cuando un ser querido se nos marcha para siempre. Porque nadie sabe cómo responder ante la parca cuando esta se adentra en nuestro entorno sin avisar, de forma repentina. La vida ya no la observamos como antes, nuestra mirada ha mutado en relación a los que nos rodea, paisajes y personas, y la existencia se torna irrespirable, asfixiante, imposible de persistir.
Esta sombría realidad nos la trasmite Escalante a través de planos estáticos y desocupados de cualquier artificio, de una fotografía grisácea, azulada y lúgubre, de mostrarnos melancólicas estampas de las calles, el tráfico o las viviendas, de los sonidos ordinarios exteriores y de los sonidos extraordinarios interiores. Pero lo que el director pretende que sea la mayor virtud del filme, resulta ser también su mayor defecto. Pues El sonido de las cosas se termina convirtiendo en eso que solemos denominar como “muy poca cosa”. Son 78 minutos en donde una sola idea se alarga sin que haya lugar para la sorpresa, la ruptura con el planteamiento inicial o la originalidad, y es que este tipo de propuestas ya las hemos visto antes en multitud de ocasiones y mejor contadas. Esto no desmerece en absoluto el interesante resultado final pero apenas ofrece nada nuevo.
Además de Claudia, entre los pocos personajes secundarios que aparecerán por pantalla encontramos a su tía, su nuevo compañero de piso (interpretado con poca fortuna por el propio Escalante), un antiguo amigo con el que se reencuentra después de varios años sin verse, o sus dos colegas de profesión en el hospital. A través de ellos veremos evolucionar a nuestra protagonista, la cual siempre se enfrentó a la muerte cara a cara dado su oficio pero que ahora le es imposible asumirla cuando le ha tocado demasiado cerca. De nuevo la incapacidad de soltar lágrimas, de mostrar dolor, de no poder sacar hacia afuera lo que nos pesa en nuestro interior a través del llanto, catalizador de la asimilación de la pérdida, es un elemento esencial en el guion.
Estrenada en la 38º edición del Moscow International Film Festival, se trata de la película que Costa Rica ha enviado para los Premios Oscar y los Premios Goya que se celebrarán a principios del año que viene. Y no siendo una mala obra, como expuse antes creo que es una propuesta que no termina de estallar, que no aporta nada nuevo y que ya hemos visto antes y mejor. Dudo que termine siendo nominada para ninguno de los dos galardones pero aun con todo deberían acercarse a verla. Estamos muy pendientes de su director en sus próximos proyectos.
Calificación: 5/10
Título original: El sonido de las cosas
Año: 2016
Duración: 78 min.
País: Costa Rica
Director: Ariel Escalante
Guion: Ariel Escalante, Enric Rufas
Fotografía: Nicolás Wong
Música: Miguel Caroli
Reparto: Liliana Biamonte, Fernando Bolaños, Claudia Barrionuevo, Ariel Escalante, Monserrat Montero Cole, Pedro Sánchez, Valeria Brenes
Productora: Fade In / Miau Films / Sputnik Films