El fuego se propaga: de Harry a Katniss (I)

Que el mejor socio del cine siempre ha sido la literatura no es nada nuevo y no se descubre la pólvora por decirlo aquí.

Que el cine siempre anda atento a pescar los best sellers más superventas del mundo para convertirlos en una película igualmente exitosa tampoco es nada que haya nacido ayer.

A lo que sí estamos asistiendo con enorme fuera en los últimos años es a la explosión en la pantalla de un particular subgénero al que se ha dado a llamar young-adult fiction, o lo que es lo mismo, literatura juvenil con intención claramente comercial, trama aventurera mezclada con algo de thriller y ciencia-ficción y por supuesto una o varias historias de amor para acompañar.

La gran precursora de la tendencia es sin duda la franquicia Harry Potter (2001-2011), la saga cinematográfica más exitosa de todos los tiempos. Es probable que sea algo injusto catalogarla como young-adult fiction, pues si hay una saga que ha demostrado poseer un enorme atractivo para lectores de todas las edades y pelajes es la del joven mago salido de la pluma de JK Rowling, y por su catarata de estudiadas referencias mitológicas, literarias e incluso históricas (¿acaso el enfrentamiento entre Harry y sus partidarios contra Voldemort no es un émulo con varitas y hechizos del mundo unido contra la Alemania nazi de Hitler, con su obsesión por la conquista y la pureza de la sangre?) sin duda merece una consideración aparte, pero no es menos cierto que abrió la veda para que el cine, y muy especialmente los grandes estudios, pusieran los ojos en las novelas protagonizadas por jóvenes y adolescentes como posible filón a explotar. Además Rowling reintrodujo para el gran público juvenil el concepto del “Elegido”, uno de los tópicos más presentes en literatura y cine, que no es otra cosa que un personaje que parece o directamente está predestinado a liderar una lucha, a salvar el mundo o a enfrentarse a un mal concreto.

THE TWILIGHT SAGA: BREAKING DAWN-PART 2

En otro plano podría mencionarse a la australiana Marianne Curley, que no ha visto sus novelas en la pantalla porque tuvo la mala suerte de adelantarse a la fiebre actual por las adaptaciones de novelas supuestamente juveniles. Sus historias son ficción young-adult de manual y Curley es especialista en trilogías que cumplen a rajatabla con las características antes mencionadas. Si alguien tiene curiosidad, la trilogía de Guardianes del Tiempo siempre es un buen punto de partida. Esta saga cuenta las peligrosas andanzas de unos personajes que viajan a través de la Historia para evitar que unos malvados seres la alteren a su conveniencia para sus malvados planes… ¿les suena? Es posible, porque es prácticamente lo mismo que nos está mostrando actualmente la excelente serie de TVE El Ministerio del Tiempo.

El primer foco del cine actual en la ficción young-adult se puso sobre la rama fantástica. Por supuesto, Crepúsculo, el pelotazo mundial de Stephenie Meyer, es la primera saga a mencionar.  A la edulcorada historia de Edward Cullen y Bella Swan contra los prejuicios, los hombres lobo, los vampiros “malos” y demás obstáculos de su amor se le pueden sacar sin duda mil defectos, pero no se le puede negar su importancia dentro de su especie. El extraordinario éxito global y la fiebre desatada por las películas y muy especialmente sus tres protagonistas, Robert Pattinson, Kirsten Stewart y Taylor Lautner, propició una breve pero intensa moda de ficción juvenil poblada por criaturas fantásticas y/o góticas. Entre las que han contado con adaptación cinematográfica, Rick Riordan optó con la saga Percy Jackson por acercar a los más jóvenes las criaturas y personajes de la mitología griega y romana. Se trata de una correcta saga de aventuras que realiza una encomiable labor instructiva acerca de los mitos que tanto ama Riordan y que desea presentar a los jóvenes para que después ellos profundicen en los mismos si así lo desean. Riordan dedicó cinco libros al personaje de Percy, sin duda demasiados porque se nota que algunos volúmenes están alargados solamente para seguir incluyendo personajes mitológicos sin mucho orden ni concierto, de los cuales los dos primeros fueron adaptados al cine con Logan Lerman como el cinematográfico Percy. Con menos suerte lo intentaron Memorias de un zombi adolescente (Isaac Marion), Hermosas criaturas (Kami Garcia y Margaret Schol) o The Host (también de Stephenie Meyer, y cuya película fue uno de los grandes fracasos de 2013… normal, teniendo en cuenta que el material original es sumamente aburrido).

Mención aparte merece Cazadores de sombras, la saga fantástica de Cassandra Clare que tuvo su adaptación fílmica en 2013 y no logró convencer del todo ni a neófitos ni a fans de las novelas de Clare, un compendio monumental de vampiros, hombres lobo, ángeles, demonios, hadas y Dios sabe cuántas más criaturas. Una saga de siete libros que perfectamente podrían haber sido cuatro, con demasiado relleno, su correspondiente historia de amor, líos de familia y, para qué negarlo, mucho entretenimiento para quien no le pida nada más, algunos momentos intensos y sobre todo un tercer tomo, Ciudad de Cristal, que sí alcanza cierta altura narrativa. Próximamente gozará de una segunda oportunidad en formato serie, sin duda un formato mucho más adecuado para su mastodóntica aunque simple trama. Veremos qué suerte corre. Por cierto, tanto Clary Fray, protagonista de Cazadores de Sombras, como Percy Jackson responden también con bastante exactitud al concepto de “Elegido” antes mencionado.

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En la segunda y última parte de este artículo comentaremos la vertiente más nueva de la ficción young-adult en el cine: distopías futuristas de tinte político y aventurero.

P.D: Si alguien se está preguntando dónde están en este repaso Las Crónicas de Narnia (CS Lewis) o La Materia Oscura (Philip Pullman), que también han tenido su paso por la pantalla grande (la obra de Pullman bajo el nombre de la primera novela de la trilogía, La Brújula Dorada) una breve nota. Aunque también son sagas muy disfrutables por los jóvenes y comparten varios rasgos del peculiar subgénero young-adult, no se trata exactamente de la misma cosa. Narnia es más bien una gran alegoría cristiana muy heredera de la mejor tradición de la espada y brujería, mientras que La Materia Oscura es todo lo contrario, una epopeya atea con aspiraciones metafísicas y filosóficas poco apreciables en la poco exitosa película de Chris Weitz del año 2007.

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