El chico del millón de dólares

el_chico_del_millones_dolares_Iv_MC3El éxito es efímero. Un día puedes estar en la cima de la montaña, y al otro encontrarte en la mierda, en el pozo. Mantenerse en lo alto pasa por saber adaptarse al medio logrando un determinado nivel, con esfuerzo y sacrificio, arriesgándote en cada jugada, en cada movimiento, en cada decisión. Si trabajas duro, te comprometes, eres bueno con el resto de personas y las buenas energías fluyen en tu interior, todo va a estar bien. Tarde o temprano llegarás a la luz y la esperanza englobará todo lo que eres y todo lo que fuiste. Ese es el espíritu del deporte. Ese es el espíritu americano. Ese es el ideario de Disney: lucha, ama y gana. Ese es su germen y así, nuevamente, nos lo hace ver con su nueva propuesta: El chico del millón de dólares.

Amor, vida y deporte. Eso es, en síntesis, de lo que trata lo nuevo del director Craig Gillespie (Cuestión de pelotas, 2007), una nueva vuelta de tuerca al tema de la superación vital enfocada al mundo del deporte, una vía abierta para el triunfo. La historia aquí se puede resumir en: agente profesional estancado busca dar vuelco a su carrera buscando dos jóvenes promesas del béisbol en la India; de ahí parte todo. Basada en hechos reales, la trama gira en torno al proceso de reclutamiento, adaptación a una nueva cultura y preparación de dos jóvenes indios para su posterior inserción en la liga de béisbol americana (MLB) con todo lo que esto conlleva: abandonar a la familia y cabalgar hacía lo desconocido. La cinta profundiza no sólo en las dificultades en ese proceso de aclimatación (por parte de ambas partes), sino que además muestra paso a paso la relación jugadores (+traductor)-agente, profundizando en el vínculo entre ellos (lleno de claros y oscuros) y en la evolución en su relación; creándose finalmente una unión, unos lazos vitales difíciles de romper. El deporte aquí es secundario, lo que importa es la persona y su crecimiento; en cómo, dejando de lado intereses económicos y artificiales en general, uno puede ser mejor y hacer mejor al resto. Cuida a la gente que te rodea. Se puede crecer trabajando en equipo. Respeta y sé feliz.
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Película familiar de sobremesa; una obra más del montón. El chico del millón de dólares es al béisbol, lo que Una tribu en la cancha (Paul M.Glaser, 1994) es al baloncesto y Somos los mejores (Stephen Herek, 1992) es al hockey hielo; pero con un mejor acabado, una mayor profundidad en el diseño de los personajes e interpretaciones más efectivas (un peldaño por encima respecto a las cintas nombradas con anterioridad). El resto es igual. Pillamos a chavales (de barrio o de fuera) les enseñamos las bases del trabajo en equipo y que con esfuerzo se logran resultados. Esa es la idea, potenciar las buenas intenciones dentro de la muchachada de una determinada edad y hacer que a base de esfuerzo y de sacrificio mayúsculo logren los objetivos que se marquen, ya sea en la vida como en el deporte. Tan sólo es eso, una forma más de dar una lección vital para los más peques utilizando como excusa una historia real.

Lejos de ser una excelente producción, por lo menos se deja ver. Sencilla en su concepción, simple en su despliegue, nuestra película resulta parcialmente entrañable; nada más. Teniendo en la recámara a actores como Jon Hamm (Mad Men, 2007-2014) y Alan Arkin (Pequeña Miss Sunshine, 2006) es imperdonable que no saques provecho de sus experiencias en el drama y la comedia, creando unos personajes demasiado livianos y con menos carácter del que están habituados a interpretar en sus anteriores experiencias, actuando en todo momento a medio gas, como si mostrasen todo su potencial al 50%. Pero es que la historia no da tampoco para más; idea simple, guión lineal y por pulir. Lo único positivo (y sorprendente) a remarcar es la actuación del trío indio (Aasif Mandvi, Suraj Sharma, Madhur Mittal) que se muestran tan simpáticos como eléctricos a la hora de encarnar las vicisitudes de la vida americana y el proceso de adaptación por el que pasan, siendo este quizás el punto fuerte de toda la película más allá de Hamm y Arkin, rollo Slumdog Millionaire (Danny Boyle, 2008) pero en versión infantil. El resto es demasiado previsible ya, factoría Disney pura y dura. Te entran más ganas de dar un abrazo que de pillar un bate vamos.

Si lo que buscas es sonreír y llorar, y no te importa el cómo, ni el por qué, esta es tu película. Si buscas algo más currado y más profundo, recuerda que algunos productos están para lo que están: llevar a padres e hijos al cine y elevar el consumo de palomitas a la enésima potencia. Resultado agridulce, mejorable y demasiado tibio. Hamm merece algo mejor.

Calificación: 4,5/10

 
 

el_chico_del_millones_dolares_Iv_cartelTítulo original: Million Dollar Arm

Año: 2014

Duración: 123 min.

País: Estados Unidos

Director: Craig Gillespie

Guión: Thomas McCarthy

Música: A.R. Rahman

Fotografía: Gyula Pados

Reparto: Jon Hamm, Aasif Mandvi, Suraj Sharma, Madhur Mittal, Bill Paxton, Lake Bell, Alan Arkin, Pitobash Tripathy, Allyn Rachel, Darshan Jariwala, Tzi Ma, Rey Maualuga, Bar Paly, Al Sapienza

Productora: Walt Disney Pictures / Mayhem Pictures / Roth Films

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