El bosque de los suicidios
De vez en cuando nos cuelan garrafón. Entre sorbo y sorbo de buen cine, nos meten cintas que saben a cigarro y que huelen a caca acumulada en el gayumbo. Son esas producciones reguleras, los típicos «blockbuster por cojones» que nos cuelan en las carteleras cuando escasea el percal. Aquí hay blanqueo de pasta si o si, y lo que es peor, nosotros nos lo tragamos de forma obligatoria. El cine americano está presente en un 80-20 en nuestras carteleras y muchos caen en la tentación, la imprudencia o el mero aburrimiento para tragarse con pala truños como El bosque de los suicidios. Pobrecitos joder (me incluyo).
Una tipa depresiva y desgraciadilla vive en Japón. Lo está pasando de regular para abajo. Un día le da por irse a un bosque cerca del Monte Fuji de acampada espiritual para encontrarse a sí misma y/o medio suicidarse en el intento. Su hermana gemela más seriota y mejor posicionada se entera y va a buscarla viviendo una aventura fantástica, amable y totalmente positiva (ironía). Un camino sin brújula hacia el amor completo con gritos de fondo, árboles a cascoporro y colgados eventuales. Una senda preciosa y 100% recomendable.
Alucinaciones, tonterías varías, tópicos, tópicos, árboles, tópicos, tiendas de campaña, plantas, relleno, tópicos y personajes más tontos que ‘andar patrás’ se suceden en esta pseudo-experiencia horror movie que termina hartando más que un bocata de mantecados relleno de calzone y churros. Ni el guión (¿existe?), ni los actores (los soltaron en el campo en chándal y vaqueros y ya está), ni obviamente los sustos (¿hay?) ni la historia en si consiguen eliminar de tu organismo esa sensación pastosa a derrota, a querer y no poder, a estar haciendo el gilipollas delante de la pantalla en modo masoca extremo.
Aquí es que hay demasiado poco que destacar la verdad. Tan lejos de The Ring como Corea y Suecia, tan lejos de los niveles óptimos de calidad como Manhattan de Barcelona y tan lejos de lo medianamente suficiente como Japón de casi todos lados. Si estás buscando una experiencia nueva de terror o al menos algo medianamente potable con el que dar algún saltillo en la butaca, pasa de ella; aquí hay algo de intención, pero el ritmo, la emoción y la novedad dejan paso con demasiada facilidad al aburrimiento en modo abuso, a las caras inexpresivas y a unos tiempos de carga que le terminan dando una patada en la boca a la suficiente ambientación. El tiempo de las cintas de terror japonesas pasó y El Bosque de los Suicidios no va a hacer que este vuelva a aquella época de esplendor que supuso una sobredosis del todo indigesta y sobrevalorada.
Para olvidar. Tiempo perdido.
Calificación: 2,5/10
Año: 2016
Duración: 93 min.
País: Estados Unidos
Director: Jason Zada
Guión: Nick Antosca, Sarah Cornwell, David S. Goyer, Ben Ketai
Música: Bear McCreary
Fotografía: Mattias Troelstrup
Reparto: Natalie Dormer, Taylor Kinney, Yukiyoshi Ozawa, Eoin Macken, Rina Takasaki, Kikuo Ichikawa, Noriko Sakura, Yûho Yamashita, Stephanie Vogt, James Owen, Nadja Mazalica, Terry Diab
Productora: Gramercy Pictures / Lava Bear Films