Django desencadenado
Lo que en un principio fue estética, violencia y dinamismo, ha derivado en un producto superior, en un bloque con menos aroma a nuevo pero con la misma intención de cautivar al espectador con algo fresco, sugerente, impactante y explosivo. Y es que el cine de Tarantino ha terminado por abandonar parcialmente ese estilo desenfadado y salvaje de dos de sus piezas clave, Reservoir Dogs y Pulp Fiction (con perdón de la brutal Kill Bill), para crear conjuntos menos estéticos y deliciosamente salvajes pero con un fondo más elaborado y complejo.
No nos engañemos, Quentin sigue disfrutando con lo que hace y haciendo que el resto disfrute con cada una de sus cintas, pero cada vez se acentúa más su madurez y su chispa personal ha cambiado de forma (para muchos al parecer se ha apagado). Quizás envejecer, ganar en tablas, le haya hecho perder ese espíritu indomable y personal que impregnaba cada segundo de sus aportaciones noventeras; pero ha sabido reinventarse. Es difícil averiguar si el mejor Tarantino pasó de largo con el Sr. Lobo, o terminó en el filo de la katana «made in» Hanzo de Beatrix Kido; pero, a decir verdad, importa poco. Muy poco. O más bien nada. Un ejemplo claro lo tenemos en su última peli antes del estreno de The Hateful Eight (o Los Ocho Odiosos): Django desencadenado; un homenaje al Spaguetti Western y a ese alma indomable, abandonada ya por el rodillo comercial Hollywoodiense; una lección c*jonuda para realizadores que funden el dinero en la creación de truños tamaño transatlántico.
La penúltima de Tarantino es la hostia. Aquí no hay Sr. Rosa; pero sigue habiendo frasazas. Y personajazos también. Eso de que un esclavo (Django) junto a la ayuda de su compi cazarrecompensas (Dr.Schultz) vaguen por sus anchas por el sur de Estados Unidos en época de esclavitud imponiendo su ley, para finalmente darse de leches con el señor de una plantación y los suyos para liberar a la mujer del primero, es la «Santa Leche». Aquí hay estilazo en cada toma, perfección y talento en la dirección que terminan por elevar la interpretación del cuarteto protagonista en una reverenda brutalidad. Jamie Foxx hace que Django vuele, que parezca un héroe de cómic majestuoso, un hombre sin miedo dispuesto a tirar muros de odio con su rifle y sus ganas de vivir. Tanto él como Christoph Waltz haciendo de su salvador-compañero de fatigas (Dr.Schultz), intercambian el papel de protagonista (por turnos) a lo largo de este recorrido sensacional por «la caída y el despertar del ser humano». Lo de Waltz aquí es de escándalo. De grito en el cielo. Señorial, recto, sensitivo, frágil; es capaz de dotar a su personaje de una personalidad fuerte pero sin olvidar definir las emociones con precisión, temple y mucho carisma. ¿Y Di Caprio qué? Aquí va «de sobrao» la verdad, es capaz de acelerar de 0 a 100 en 0,4 y de transformar la risa en rabia, la comedia en drama, la felicidad en miedo con un chasquido de dedos y sin despeinarse. Su interpretación de dueño de la plantación es suprema, pero es que Mr. Samuel L.Jackson y su rol del negro negrero 100% encabronado es acojonante, espectacular. Menuda dupla antagónica…sin palabras.
Mención aparte merece la música y la fotografía. Uno aprecia mejor la belleza del sur de Estados Unidos, no solo con tomas estratosféricas, sino también con temazos de órdago; desde Ennio Morricone (a más de uno le suena de algún que otro western) a TuPac y James Brown, sin olvidar a Luis Bacalov & Edda Dell’Orso (esa «His Name is King»…buff) o la música sureña de Brother Dege. Todo lo que sirva para potenciar, para darle sabor al plato principal aquí es bienvenido. Consigue, como siempre, que la música sea otra de las grandes protagonistas, quitando de su fórmula una ambientación más árida para volver menos pesada, una película que en ocasiones no lo es tanto por su propia duración. Quizás eso sea lo único algo negativo a remarcar. Eso, y la forma de concebir bajo tu propia visión algo tan clásico e intocable como el Western. Para lo primero, tranquilidad, ningún acontecimiento sobra y ningún diálogo está de más (al contrario más bien), aunque, quizás, 20 minutos menos allá por los 3/4 de película le hubieran sentado genial. Para lo segundo, paciencia, el Western es la excusa, es Tarantino no John Ford (tampoco es aquella Django de Nero y Corbucci), busca divertir al espectador a su forma y es capaz de convertir un tema tan estricto y serio como la esclavitud en algo distinto, en una lucha constante y fluida centrándose más en la fuerza y en el espíritu del individuo que en la tristeza derivada de una situación como aquella, permitiéndose incluso alguna licencia «de la casa» en clave de comedia gruesa, algo nada sencillo.
Django desencadenado es más que un Neo-Western pasado por un filtro estético propio, es un show repleto de luces en el que el espectador se siente inmerso en una auténtica y mastodóntica ola de entretenimiento. Si te sientes partícipe, jamás desconectarás de este auténtico lujazo divertido y contundente, de esta obra de vanguardia en movimiento. Una más que potente mezcla de tiroteos, homenajes varios, comedieta, acción y drama. Sobresaliente película. Gigante Tarantino.
Calificación: 8/10
Título original: Django Unchained
Año: 2012
Duración: 165 min.
País: Estados Unidos
Director: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Música: Varios
Fotografía: Robert Richardson
Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson, Don Johnson, Walton Goggins, Laura Cayouette, Dennis Christopher,M.C. Gainey, James Remar, Michael Parks, Bruce Dern, Cooper Huckabee, Doc Duhame, Franco Nero, Quentin Tarantino, James Russo, Jonah Hill, Dana Michelle Gourrier, Sammi Rotibi, Nichole Galicia, Ato Essandoh, David Steen, Amber Tamblyn, Zoe Bell, Russ Tamblyn, Tom Savini, Rex Linn, Lee Horsley, John Jarratt
Productora: Sony Pictures / The Weinstein Company