Cristina Castaño

Cristina Castaño, una de las protagonistas de «Nacida para ganar»

Madrid lleva desde septiembre empapelada con posters anunciando la nueva producción de Cabaret estrenada en el Teatro Rialto de la capital, en plena Gran Vía, en octubre. En ellos, se puede ver a Edu Soto (el nuevo y muy carismático Maestro de Ceremonias, responsable de la gran parte de las risas que  se escuchan en la sala gracias a su inagotable talento como showman), Dani Muriel (en la piel de Clifford Bradshaw, un personaje al que Muriel dota de un sentimiento y una humanidad memorables, especialmente en el segundo acto, y muchísimo más complejo e interesante aquí de lo que fue el Brian Roberts que interpretó Michael York en la mítica película de Bob Fosse) y Cristina Castaño como principales reclamos de la función. Y sin duda es un reclamo poderoso: la imagen de los tres intérpretes ataviados con sus mejores galas atrae cada día a decenas de personas al enorme poster situado en la entrada del teatro con la intención de sacarse una foto de recuerdo. Pero sin duda es Castaño quien concentra la mayoría de las miradas. Con ese estilo de vestuario tan distinto del que lució Liza Minnelli en la película (nada de las clásicas medias de rejilla y «bodies» negros y escotados aquí), luciendo un vestido de noche a juego con su llamativa melena pelirroja, algunos espectadores se sienten decepcionados cuando su función coincide para su desgracia con el día de descanso de la actriz gallega: una anécdota que es prueba del enorme cariño y admiración que ha logrado inspirar la alocada psicóloga de La que se avecina en muchos espectadores.

Castaño, nacida en Vilalba en 1978 y criada en Santiago de Compostela, lleva prácticamente la mitad de su vida viviendo en Madrid y dedicada a tiempo completo al mundo del espectáculo. Su trabajo en televisión ha sido sin duda lo que la ha catapultado de cabeza a esa fama creciente que no parece tener techo, y personajes como Rocío Urquijo (la atribulada, fiel y cornuda novia de un torero en Herederos), la malvada Lidia Celada de Al salir de clase o por supuesto la cada día más extravagante Judith Becker de La que se avecina son responsables de que Castaño se haya convertido en una de las actrices más admiradas y sobre todo queridas del panorama nacional.

Cristina Castaño interpreta a María Dolores en "Nacida para ganar"
Cristina Castaño interpreta a María Dolores en «Nacida para ganar»

Su paso por el cine, no obstante, ha sido bastante escaso durante su carrera, algo sorprendente teniendo en cuenta la popularidad creciente de la que goza la actriz desde que se incorporara en 2009 a la exitosísima ficción vecinal de Telecinco. En su curriculum, de hecho, solo se encuentran tres largometrajes destacables antes de 2016. La primera es Divinas palabras  (José Luis García Sánchez, 1987), adaptación de la obra teatral de Valle-Inclán en la que se la puede ver brevemente en una escena con apenas nueve años de edad. Después llegaría en 2004  XXL (Julio Sánchez Valdés), donde aparece como una de las chicas a quienes se intenta ligar el personaje vividor de Óscar Jaenada. La terna se completa con Días azules, una comedia dramática de Miguel Santesmases, donde, curiosamente, aparece de nuevo como objeto de deseo de un personaje interpretado por el galardonado protagonista de Camarón, con quien tiene un par de conversaciones aderezadas entre medias con una noche de desenfreno. Así pues, es en el ámbito del cortometraje donde Castaño ha conseguido sus mayores éxitos. Dos títulos destacan entre todos sus trabajos. El primero es Sin plomo, una excelente propuesta de Jorge Saavedra producida en 2006, en el una tensa situación familiar se mezcla con un atraco en una gasolinera con explosivas consecuencias. Este es uno de esos cortometrajes que hacen recuperar la fe en el cine hasta al más desencantado. En 20 minutos, Saavedra monta una intriga que corta la respiración y con unos personajes mejor escritos y desarrollados que en muchas películas. Repetimos, en apenas veinte minutos. Castaño ganó el premio como mejor actriz en el Festival de Cans por su interpretación, y no es para menos, pues su presencia es impactante y logra decir muchas más cosas si cabe con la mirada que con las palabras (y no tenía todavía ni treinta años, recuerden). El segundo es The Other Side (2013), un escalofriante cuento de terror de Conrad Mess que hubiera enorgullecido a los grandes maestros del gótico dieciochesco inglés como Matthew Lewis, primo hermano de los clásicos del géenro por su respeto a las bases fundamentales del mismo en lo estético y lo temático, rodado enteramente con un iPhone 5, y con una arrebatadora Cristina como gran protagonista en la piel de una vampira que podría haber salido de la imaginación de Anne Rice en sus Crónicas Vampíricas, con esa mezcla de aterradora belleza y peligro que maneja.

Sin embargo, este panorama parece dispuesto a dar un giro de 180º en este 2016, en el que Castaño tiene hasta cinco proyectos cinematográficos pendientes de estreno. El primero es Nacida para ganar, la nueva comedia de Vicente Villanueva, que se estrena el próximo 6 de mayo y de la que pronto os ofreceremos nuestra crítica, en la que la actriz interpreta a una antigua yonqui que, ya rehabilitada, pretende convencer a su amiga de la infancia para que la acompañe en un aparentemente fructífero negocio de venta de cremas. No la veremos, aunque sí la escucharemos, en Angry Birds. La película, el esperado salto a la pantalla grande de los simpáticos pajaritos que ya reinan en el mundo del videojuego. Este trabajo supone el debut en el mundo del doblaje de la intérprete gallega, y por lo que se ha podido ver ya en los trailers, su trabajo va a resultar bastante sorprendente, pues a priori no parece recordar nada al sonido de su auténtica voz (gran halago para cualquier actor de doblaje que se precie, la capacidad de desaparecer tras la voz del personaje; por cierto, Matilda, el rol de Castaño en la película, tiene su compañera vocal norteamericana en la cómica Maya Rudolph). También la veremos en un personaje secundario en la producción independiente La madriguera, dirigida por Kurro González y financiada mediante crowdfunding. Notable será también su participación en Vida, un conmovedor proyecto dedicado a las personas con discapacidad intelectual en el que también está, entre otros, Javier Gutiérrez. Por último, este año se producirá también la vuelta de la gallega al cortometraje de la mano de Eduardo Chapero- Jackson en La trampa estesia, donde ya se ha anunciado que interpretará un rol eminentemente dramático que nada tiene que ver con las producciones cómicas de televisión en las que ha intervenido.

Cuesta imaginar por qué el mundo del cine ha tardado tanto en fijarse en una actriz así para personajes importantes. Cuesta imaginar la razón, cuando uno mira en los ojos de esta intérprete y puede ver tantos sentimientos y tantas ideas sin necesidad de palabras. Castaño es una de esas actrices a las que no les hacen falta las palabras para ser elocuentes, con una inagotable capacidad para emocionar.  El apoyo que ha inspirado en miles de fieles seguidores de su trabajo no es fruto del azar. Es el resultado del esfuerzo y enorme talento de alguien que lleva muchos años demostrando en la pequeña pantalla y sobre las tablas del teatro que se maneja a la perfección tanto en comedia como en drama, y que es una de esas intérpretes todoterreno cuyo trabajo, sea en el género que sea, siempre rebosa verdad y entrega.

Veremos si esta re-entrada en el séptimo arte es ya la definitiva. Sin duda sería un merecido y consecuente premio a la carrera de esta gallega. Quizás sea su momento para seguir incursionando en el cine y la música, justo hoy, que acabamos de conocer que no estará en la ya anunciada décima temporada de la ficción vecinal de Telecinco. Quizás es momento de seguir adelante y emprender nuevos proyectos que sin duda la pondrán de nuevo en el punto de mira, aunque quizás en una esfera distinta.
Cualquiera que se haya perdido alguna vez en la poderosa mirada de Cristina Castaño (quizás una de las actrices que más partido saca a su mirada siempre, en cualquier trabajo), que la viera como Princesa de Barcelona en El lenguaje de tus ojos sobre el escenario, o que haya sentido cómo se le encoge el estómago cuando la Sally Bowles que ella interpreta en Cabaret llora sola por la pérdida del amor y de muchas otras cosas, sabe que hay pocas actrices como ella en el panorama actual. Es hora de que el cine se de cuenta también y la acoja como una de las suyas. O una de las nuestras. María Dolores está a punto de ser ya patrimonio de todos gracias a Cristina Castaño. Y, vista la película, se trata sin duda de un regalo más que generoso a los amantes del séptimo arte.

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