Como nuestros padres
La directora brasileña de cine y teatro Laís Bodanzky aspira crear para su cuarto largometraje de ficción un alegato feminista a favor de la liberación de la mujer de todas las cárceles cotidianas (la familiar, la conyugal, la laboral, la social…) que le oprimen y coartan su libertad (no es casual que la cinta abra con un plano en el interior de una cocina donde desenfocada se aprecia a una mujer que entra en ella para terminar de servir la comida al resto de comensales). En la mayor parte del metraje lo consigue, pero son ciertas ambigüedades y la sensación, a veces, de dispersión lo que hace que el mensaje de denuncia contra una sociedad patriarcal no termine siendo tan claro y evidente como debiera.
Para su manifiesto universal, Bodanzky coloca su mirada sobre Rosa, una mujer brasileña, treintañera, de clase acomodada, madre de dos hijas pequeñas, casada con un marido ausente al que solo le preocupa salvar el Amazonas, hija de padres divorciados, y con un empleo que no le satisface. A raíz de dos importantes revelaciones por parte de su madre, la vida de Rosa dará un vuelco y esta quedará sumida en una terrible crisis identitaria y existencial. Con todo este material la directora aúna, con más empeño que eficacia, la muestra de micromachismos en el día a día, los conflictos telenovelescos (con celos e infidelidades incluidos) y un discurso feminista donde tienen cabida hasta Simon de Beauvoir o Henrik Ibsen. Y así se van planteando varios interrogantes interesantes. ¿Estamos condenados a volver a caminar, con sus aciertos y errores, sobre los pasos de nuestros progenitores? ¿Siempre se repite la historia? ¿Logrará al fin la protagonista liberarse de sus cadenas? ¿Ha llegado el momento de desterrar las fingidas y oprimidas relaciones monógamas para dar paso a una nueva revolución sexual donde aparezcan inéditos modelos de relación y convivencia?
Cierto es que le sobran ciertas tramas y personajes secundarios (la visita al ministro bien podría haberse quedado en la sala de montaje), al igual que el retrato con brocha gorda de algunos personajes (fundamentalmente en el primer tercio del filme, donde a Bodanzky le preocupa que al espectador le quede claro quién es la víctima y cuáles sus verdugos), como también es cierto que a varias escenas le falta sutileza y sobriedad, pero todo ello no elimina el bellísimo retrato de una mujer del siglo XXI batallando, con muchas dudas e indecisión, contra los cánones machistas de su entorno establecidos en siglos pasados. Con una soberbia y veraz Marta Ribeiro y una naturalista fotografía a cargo de Pedro J. Márquez, quien utiliza con acierto numerosos planos con cámara estática para dejar fluir a los personajes en escena mientras discuten o revelan sus emociones, la película capta lo caótica y compleja que son las relaciones humanas y la existencia hoy día. Todavía más si se es mujer. Porque son con estas contradicciones e imperfecciones lo que le otorga a Como nuestros padres un paralelismo con la vida real, tan contradictoria e imperfecta como ella misma, y lo que la eleva a obra notable y necesaria para estos tiempos actuales.
Calificación: 7/10
Título original: Como Nossos Pais
Año: 2017
Duración: 102 min.
País: Brasil
Director: Laís Bodanzky
Guion: Laís Bodanzky, Luiz Bolognesi
Fotografía: Pedro J. Márquez
Reparto: Maria Ribeiro, Paulho Vilhena, Clarisse Abujamra, Felipe Rocha, Sophia Valverde, Jorge Mautner, Annalara Prates
Productora: Gullane Pictures