Coherence
Hasta hace bien poco la figura de James Ward Byrkit se antojaba como algo desconocido y difuso en el mundo del cine, al menos para una gran mayoría de espectadores. Esto es algo que tiene toda la lógica del mundo, teniendo en cuenta que su trabajo se había limitado a ejercer como guionista para algunas series de televisión y a firmar historias como Rango (Gore Verbinski, 2011). Sin embargo, como director, su carrera se reducía a unas pocas referencias en formato cortometraje de las que pocos tienen conocimiento, entre ellas destacan Yes, and… y Fractalus, producciones que vieron la luz allá por el año 2005. Ahora, a finales de octubre del 2014, su nombre aparece como surgido de la nada en nuestras carteleras a raíz de Coherence y muchos de los que no conocíamos al realizador norteamericano nos hemos visto de repente preguntándonos de dónde ha salido alguien capaz de entregar un thriller psicológico de base científica tan apabullantemente absorbente, complejo y redondo. Y es que, vaya por delante, estamos ante una de las mejores películas de ciencia ficción del año (aunque realmente se estrenó en 2013 en tierras estadounidenses), una de esas óperas primas que por fuerza te hacen tener en cuenta a sus artífices como candidatos en tu lista mental de nuevas promesas del cine. Como decimos, resulta coherente que hasta hace unos días casi nadie conociese a James Ward Byrkit, pero a tenor de lo visto en su debut en la gran pantalla, lo que resultaría incoherente (y casi pecado) es que a partir de ahora no se hable de él.
Es difícil abordar una crítica de cine cuando se trata de una película como la que nos ocupa. Es uno de esos casos en los que los giros de guión y la propuesta argumental en sí es tan chocante y novedosa que arruinar el factor sorpresa tendría que estar tipificado legalmente como delito. Es por ello que quizás sea más honesto hacia los lectores no contar sobre qué trata Coherence, sino más bien explicar de qué materiales se compone la propuesta en sí misma. Así pues, procedamos intentando mantener los spoilers al margen.
La historia de Coherence tiene como escenario principal el salón comedor de una casa situada en una plácida urbanización típica de los Estados Unidos. De hecho, este escenario es casi el único que veremos en la película ya que su trama transcurre casi exclusivamente allí y tiene una esencia narrativa casi teatral. En ese comedor se va a celebrar una cena de amigos en la que los comensales están compuestos básicamente por varias parejas de las cuales algunos miembros tienen en común lazos sentimentales digamos… “complicados” y alguna que otra cuenta pendiente. Todo transcurre dentro de los parámetros normales hasta que de repente la electricidad y los aparatos tecnológicos empiezan a fallar. Tanto error tecnológico da lugar a las consiguientes bromas hasta que a base de reiteración lo que era una anécdota pasa a convertirse en una preocupación. ¿Cuál es el motivo? Un simple fallo en la central, un simple error humano o quizás no. Quizás sea algo más complejo… Es la protagonista de la cinta, Emily, la que comenta mientras todos cenan una historia que parece más una leyenda urbana que un suceso real. Según ella, en Finlandia, allá por 1923, un cometa perturbó seriamente todos los aparatos eléctricos de la zona. Pero no sólo fue la tecnología lo que resultó alterado por el paso del astro, sino que también sufrieron extrañas secuelas mentales transitorias los habitantes de dicha área. Hasta tal punto fue así que una mujer llegó a llamar a la policía denunciando la presencia de un desconocido en su casa cuando tal desconocido resultó ser su marido. La historia de Emily estaría condenada a ser pasada por alto si no fuera porque esa misma noche, mientras cenan, otro cometa está a punto de pasar por los cielos del país. ¿Será eso lo que está perturbando la tecnología? ¿Y qué ocurrirá si tal y como cuenta Emily, esta vez también el paso del astro perturba a los habitantes de la zona?. De ser verdad el relato, ¿a qué se debió la confusión de aquellas personas?. ¿Cómo puede influir el simple paso de un cometa a todas esas cosas?.
Si estas cuestiones les han abierto el apetito de saber algo más y sienten curiosidad, vayan al cine. Yo no voy a dar ni una respuesta a ninguna de las preguntas. Lo único que voy a limitarme a decir es que Coherence, más que una película es una experiencia. Asentando sus bases en un guión complejo y perfectamente hilado y apostando por un formato minimalista y de espíritu teatral, se las compone para dar forma a una de esas producciones que te clava en la butaca y absorbe en su propio enigma abstrayéndote de todo lo que no tenga que ver con sus pistas y misterios.
Estamos ante una de esas películas que explota su intriga hasta decir basta; ante un puzle cinematográfico que no tiene reparos en meterse en terrenos tan complicados como la mecánica cuántica y las paradojas de la física para contarnos una historia que en el fondo trata del enfrentamiento con nosotros mismos y la valoración y aceptación de nuestra realidad. La cinta, que por cierto está escrita por el propio director, parte de una paradoja científica para introducirse en un rompecabezas densísimo y acabar resolviéndose como un conflicto sentimental puro y duro. La obra de James Ward Byrkit es uno de esos retos cinematográficos que trata al espectador como alguien inteligente ofreciéndole atractivos dilemas para terminar tocándole las fibras del alma. Coherence es un reto difícil de afrontar, es una película intrincada y por momentos difícil de digerir. Requiere una visión activa y muchas neuronas que sacrificar. Pero el sacrificio de un visionado tan activo como extenuante tiene premio, pues una vez encajan todas sus piezas es imposible no darse cuenta de que hemos visto una obra maestra de la ciencia ficción de los últimos años, y ¡ojo!, sin necesitar efectos especiales, sino tirando de un buen guión y una trama compacta y seria.
Podría decirse que Coherence tiene reminiscencias de El ángel exterminador (Luis Buñuel, 1962). Su minimalismo escénico y su ambiente enrarecido, por momentos casi surrealista, tienen la culpa de ello. Pero también nos remite a películas como Primer de Shane Carruth (2004) y The Man from Earth (Richard Schenkman, 2007), las cuales guardan similitudes notables en cuanto a formato e incluso propuestas argumentales. Aquí la discreción de la puesta en escena choca de lleno con lo titánico del planteamiento de la trama. Por tanto, disfrutarán de ella quienes gusten de ver películas de ciencia ficción diferentes a aquellas plagadas de efectos especiales, fuegos de artificio, historias accesibles y repartos archifamosos. Coherence es la contrapartida a las montañas rusas de los blockbusters del género. Aquí la apuesta es por la personalidad, la complejidad y la inteligencia. Aquí se apuesta por un libreto serio y sólido. Estamos ante una película lúcida que sin embargo no se pasa de lista y se puede resolver perfectamente. Coherence evita caer en la trampa de caer en la abstracción como excusa para resolver los conflictos que plantea, y eso es siempre algo que agradecer.
Es verdad que la trama tiene algunos elementos que puntualmente se perciben algo forzados a la hora de ejercer como motores narrativos y es cierto que algunos de ellos son demasiado importantes como para ser pasados por alto. Pero hay que admitir que argumentalmente la película de James Ward Byrkit está a años luz de los estándares a los que se suelen ajustar las referencias de la ciencia ficción actuales.
En unos tiempos en los que dicho género parecía estar abocado a ajustarse a los cánones más comerciales y previsibles aparece Coherence casi sin avisar. Y los que exigimos a la ciencia ficción que profundice en su mensaje o al menos nos plantee dilemas mínimamente respetables nos vamos a acordar de esta fecha por un tiempo más que dilatado. Te puede cansar más o menos enfrentarte a ella. Pero es casi imposible que no te guste esta película. Al menos se escaparía de mis conceptos de lo que entiendo por coherente.
No dejen que su modesta distribución, ni su bajo presupuesto les hagan perderse esta joya. Lo agradecerán al mismo tiempo que les dejará ávidos de más. El gato de Schrödinger sólo es el principio. Van a querer leer mucho después de ver esta película, créanme… Van a leer mucho después de ver Coherence.
Calificación: 8’5/10
Año: 2013
Duración: 89 min.
País: Estados Unidos
Director: James Ward Byrkit
Guion: James Ward Byrkit, Alex Manugian
Música: Kristin Øhrn Dyrud
Fotografía: Nic Sadler, Arlene Muller
Reparto: Nicholas Brendon, Emily Foxler, Maury Sterling, Lorene Scafaria, Hugo Armstrong, Lauren Maher, Elizabeth Gracen
Productora: Bellanova Films / Ugly Duckling Films