Chemsex
«Parecen poseídos, salvajes, hambrientos y desesperados. Tengo miedo de esta especie de perversión del ambiente gay. Es patológico. Algo aterrador está ocurriendo».
Quien esto firma se acerca a este documental con un profundo desconocimiento sobre estos asuntos de las drogas sintéticas, el slamming, el amor non stop o el sexo químico. Me adentro en este mundo de desfase y frenesí adolescente y no tan adolescente, de radical hedonismo y satisfacción desvirtuada algo atónito y perplejo, pues mi ignorancia sobre estas prácticas es mayúscula y la mayoría de conceptos de los que hablan los protagonistas del documental los desconocía por completo. Y una vez sumergido en este oscuro ambiente me encuentro lo que suponía desde un principio, un envoltorio superficial muy atractivo, desinhibido y placentero, pero un interior cargado de frustración, dependencia, dramas, y mucha, mucha sordidez.
A través de unas nueve o diez historias de hombres homosexuales, la cinta te introduce en un bucle pernicioso y dañino para muchos jóvenes europeos, aunque el problema resida fundamentalmente en Reino Unido. En los últimos años los servicios sanitarios están alertando de estas prácticas de fiestas de larguísima duración con drogas psicoactivas, alcohol y sexo sin protección alguna, que se están dando, sobre todo, entre hombres gais. Lo que denominan como la tormenta perfecta. Los daños de esta tormenta son tremendos y múltiples, desde contagios por enfermedades de transmisión sexual (VIH y hepatits C principalmente) a problemas mentales graves como la psicosis o las adicciones fisiológicas o psicológicas extremas. Metanfetamina, mefedrona, GHB, GBL, o hasta tranquilizantes de caballos son algunas de las drogas más utilizadas en estas sesiones. En los títulos de crédito iniciales se nos advierte: «Existe una emergencia sanitaria oculta en la comunidad gay de Londres».
En el mundo globalizado en el que habitamos, Internet y las redes sociales son unas herramientas básicas en nuestro día a día para todo. E incluso, como ya es sabido, para las relaciones sexuales. Existe una aplicación para móviles llamada Grindr que sirve para contactar con personas homosexuales y quedar para tener sexo. De esta forma se sirven principalmente los habituales de estas prácticas para organizar quedadas y montar las chemsex, comúnmente en casas privadas.
Algunos expertos sociólogos indican que estas experiencias eufóricas, salvajes e imprudentes pueden tener su causa en la soledad, en la represión sufrida por el colectivo homosexual, en la cruel historia pasada de los gais, en la falta de confianza o autoestima, en la devastadora enfermedad del SIDA, que se ha tratado como tabú, como estigma, etc.. Pero es notorio que estos pobres chicos no disfrutan del sexo, sino que lo sufren, como se muestra perfectamente en la película. Son adictos a este tipo de actividades tétricas, y no pueden dejarlas fácilmente. En su gran mayoría su historia termina, o bien muriendo, o bien en un centro de desintoxicación.
Chemsex es un interesante documental que nos acerca una realidad sobre la juventud europea que yo creo nos es bastante desconocida. Dirigida por los británicos William Fairman y Max Gogarty, y producida por VICE, su visionado se encuentra cargado de imágenes explícitas de hombres consumiendo drogas y practicando sexo no convencional, además puede resultar desagradable, sórdido y hasta repulsivo en ciertos momentos, pues el drama que se nos muestra es a veces durísimo. Le echo en falta algo más de organización en el montaje y en el desarrollo, también abusa en ciertos momentos de cierto catastrofismo morboso y parcial, y hubiese agradecido algo más de datos. Eso sí, posee un mensaje final optimista, de recuperación personal y social.
Calificación: 6/10
Año: 2015
Duración: 83 min.
País: Reino Unido
Director: William Fairman, Max Gogarty
Guión: William Fairman, Max Gogarty
Fotografía: William Fairman
Reparto: Documental
Productora: VICE Films