Blair Witch
No hay nada más horrible que currarte una continuación de una película que no llega ni al suficiente. Es entendible que las ideas escaseen, que el cerebro no te dé para escribir cosas guapas o que aceptar encargos sea elemental para poder sobrevivir en un sitio caro como Hollywood; pero de ahí a cagarte en el cine va un trecho.
Nos referimos a Adam Wingard, un director hasta ahora semirespetable (ya no tanto) y a su última creación, Blair Witch, continuación directa de aquella “venta de moto” en forma de peli de terror que portaba el nombre de The Blair Witch Project, que causó auténtico furor en los 90 pero que tenía menos contenido que un chupito talla S. En esta ocasión casi nada cambia respecto a la original: el espectador sigue comiendo bosque de principio a fin, las dosis de terror son casi calcadas a la de la original (y dan menos miedo que Elmo en un campamento) y la historia resulta continuista sin más (hermano busca a hermana perdida en la primera parte); lo único diferente aquí es la existencia de infinitas cámaras que filman la “aventura en el bosque” de forma aleatoria (como si la cámara la llevara un mapache en la espalda), la existencia de más chavales en el grupo (jóvenes grunge incluidos) y un halo a sci-fi de garrafón que termina por ponerte nervioso en exceso y que ensucia más si cabe la herida sangrante generada por todo lo demás.
Todo tendría sentido si la peli fuera de cómo unos chavales se agarran un colocón en el bosque y de sus efectos secundarios; pero que va. Esto va de algo más chungo. Va de una peña que se va de acampada vestida de domingo. De gente que corre de aquí para allá con 200.000 cámaras encima, usándolas casi en exclusiva para hacer selfies o para enfocar con cero precisión la esquina de bosque en la que no ocurre absolutamente nada. Esa clase de personas que gritan aunque no esté pasando nada en ese momento y que no temen adentrarse en zona desconocida sin llevar un mapa a mano. Ese tipo de gente que se mete en la zona boscosa más chunga de Norteamérica con prismáticos de bazar, tiendas del Decathlon y con un dron de coña para filmar en tomas aéreas lo que pasa en un bosque más espeso que las barbas de Darwin. Y encima sin gracia alguna. Ni recursos. Lo único que encuentras aquí, son caras de coña y/o de destemple, repetición en bucle de «cómo perderse en el bosque» y una falta de tensión que termina por reventar desde dentro el poco interés que despierta la historia en sí. Si eres a los que le flipa el terror, olvida Blair Witch como opción potable. Los Serrano da más miedo. Aléjate de ella si puedes. Hay otras opciones mejores y más positivas para tu cerebro.
Calificación: 3/10
Año: 2016
Duración: 89 min.
País: Estados Unidos
Director: Adam Wingard
Guión: Simon Barrett
Música: Adam Wingard
Fotografía: Robby Baumgartner
Reparto: James Allen McCune, Callie Hernandez, Corbin Reid, Brandon Scott, Wes Robinson, Valorie Curry
Productora: Lionsgate / Vertigo Entertainment / Room 101 / Snoot Entertainment